Durante las últimas semanas se han presentado varios incendios forestales en diferentes partes de la ciudad. Algunos de ellos han sido de consideración, afectando incluso a algunos cerros tutelares de Medellín. EL MUNDO habló con autoridades y expertos, quienes dieron cifras de las conflagraciones que van en 2019 y explicaron los impactos ambientales que dejan.
Las altas temperaturas que ha tenido esta temporada seca, que inició a finales del mes de mayo, ha propagado los incendios forestales en la ciudad de Medellín. En lo que va de este año, la capital antioqueña ha sufrido más de 300 conflagraciones, una cifra que aunque parece muy alta está dentro la que normalmente se ha venido presentado cada año.
Así lo confirmó en diálogo con EL MUNDO el director del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres, Camilo Zapata Wills, quien detalló que al viernes 13 de septiembre la cifra que manejaba el Dagrd es de 314 incendios atendidos de cobertura vegetal.
De esta cifra, resaltó el Director, “en la temporada seca, que viene desde finales de mayo hasta la fecha, llevamos 166 incendios de cobertura vegetal”, nombre técnico de estas conflagraciones aclaró Zapata Wills.
Camilo Zapata explicó que estas conflagraciones se presentan con más frecuencia en “las zonas de interface, es decir en las zonas entre lo urbano y lo rural, es decir los sectores de las Comunas 3 (Manrique) y 8 (Villa Hermosa) son los más afectados, donde se han presentado más de diez casos durante la temporada seca. Esto en cuanto a la frecuencia de ocurrencia eventos de cobertura vegetal de interface, es decir en las partes altas de los barrios, donde ya se empieza a volver más rural”.
Entre 48 y 108 meses de prisión y multas de 133 a 15.000 salarios mínimos son las penas que se pueden aplicar por el delito de destrucción de recursos naturales. Fotos: Cortesía
Según el Director, en la sumatoria de hectáreas afectadas, la de mayor impacto es la Comuna 3, con más de 30 hectáreas afectadas. Luego están las Comunas 7 y 16 y los Corregimientos de San Cristóbal y Altavista, que es donde se encuentra el Cerro de las Tres Cruces, tienen afectaciones entre 5 y 10 hectáreas. “Estos son estimados, pues en muchos de los sitios no se hacen medidas exactas porque son pequeñas extensiones o porque son áreas muy complejas de medidas a exactitud, entonces se hacen unas estimadas con drones y con software, pero son muy ajustadas porque se hace un ejercicio muy juicioso tratando de estimar esas zonas de afectación. La gran mayoría de estos sitios son pastos bajos, arbustos, no hay grandes bosques afectados”, aclaró.
Esta cifra de conflagraciones es similar a la que se presentó el año pasado, “habrá un pequeño incremento, pero no es preocupante. Lo que pasa es que la temporada seca ha estado más extensa y de mayor impacto, las temperaturas han estado más altas y las precipitaciones menores que en otras temporadas secas, lo que favorece la propagación de incendios forestales o la ocurrencia de incendios de cobertura vegetal. No es que sean más, estamos dentro de las cifras normales, si es que se pueden definir así”.
Las altas temperaturas no son la única causa de los incendios forestales, los llamados pirómanos, que son las personas que tienen una tendencia patológica o enfermiza a provocar incendios, también son en muchas ocasiones los causantes de las conflagraciones.
Por último el director del Dagrd aclaró que “ya estamos empezando la época de transición, lo que significa que empezamos a ver un episodio de lluvias en la tarde-noche y a partir de la próxima semana, en unos 8 o 10 días, empezaremos a ver la predominancia del tiempo lluvioso”.
Estela Quintero, docente de Biología de la Universidad CES, habló con este medio y explicó cuál es el impacto ambiental que se tiene con los incendios forestales: “Hay impactos a varias escalas, la más local es en el lugar donde se presenta, pues se pierde la cobertura vegetal o la vegetación, que en muchos de estos lugares está integrada por pasto, pero también hay árboles que están empezando a crecer y que se queman. También, a nivel local, se pueden dañar las casitas o los hábitat de ciertos animales, como los gurres, zarigüeyas, algunas aves, que antes podían pararse en los árboles y con estos quemados es más complejo, además de que hay animales que se puede quemar también, porque no son tan hábiles para escapar, como la misma zarigüeya, varios reptiles, así como los gurres y armadillos”.
La docente también resaltó que hay impactos a escalas más grandes, como lo son los gases de efecto invernadero que emite el fuego al quemarse la vegetación y las cenizas pueden contribuir al tema de material particulado y contaminación atmosférica.
Aunque ya mencionó algunas, Estela Quintero detalló un poco más sobre qué tipo de especies vegetales se ven comprometidas en las conflagraciones: “en términos de la flora, algunas especies que nosotros llamamos pioneras, como los árboles, que son las primeras que llegan a colonizar y formar los bosques, como los Yarumos, los Carate, algunos balsos y crotón, que se queman y eso hace que el sistema vuelva a empezar de cero, lo que retrasa el desarrollo, afectando el ecosistema. Además, los Yarumos son alimento de aves, ardillas y algunos mamíferos, por lo que si se queman es una gran pérdida”.
El Cerro El Volador es otro de los cerros tutelares de la ciudad que se ven afectados constantemente por las llamas.
En cuanto a la fauna dijo que “los armadillos, los gurres, las zarigüeyas, algunos reptiles como las lagartijas y culebras. Las aves no se afectan directamente porque no se queman, pero sí sufren sus recursos como los nidos en los árboles y los alimentos”.
Después de las conflagraciones el tiempo de recuperación de la zona afectada depende de su estado y de las condiciones climáticas. Para recuperar lo que es pasto depende de las lluvias, de que el suelo vuelva a ser húmedo y que las semillas de los árboles puedan volver a germinar, pero necesitan agua, si se continúa con periodo seco no progresa, pero si empiezan las lluvias puede demorarse entre seis y ocho meses aproximadamente. Lo árboles si toman años”.
Además, recomienda que para volver a sembrar es necesario “esperar las lluvias, para que el suelo se recupere, sobre todo porque en este periodo el suelo está muy seco, incluso se está fragmentando, entonces sembrar en un suelo así es llevar a que no sobrevivan fácilmente. Es preferible esperar a que las lluvias se asienten, que se vuelva a remojar el terreno y ya con un terreno más húmedo implementar unas siembras iniciales”.
Debido al aumento de los incendios forestales, Colombia enfrenta un enorme desafío frente al manejo integral del fuego y por esto, el representante por el Partido Verde, Mauricio Toro, junto con el Grupo de Investigación en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas de la Universidad Nacional, dirigido por la doctora Dolors Armenteras, trabajaron en la construcción de un Proyecto de Ley que, desde el conocimiento científico y la recopilación de experiencias locales, formula una política integral del manejo de los incendios forestales.
“Hoy no tenemos una política unificada sino atomizada, ya que no existe una ruta de atención clara, ni un doliente con responsabilidades, ni acciones coordinadas para la detección temprana y atención de incendios en el país”, aseguró el Representante Toro.
Por eso, el proyecto de ley de “Prevención de Incendios Forestales”, que ya fue radicado, declara como prioridad nacional y de importancia estratégica la conservación del patrimonio forestal del país, enfocado principalmente en reglamentar acciones para prevenir y controlar los incendios forestales que deberán ser adoptadas y ejecutadas de manera conjunta y coordinada entre el Estado, la sociedad civil y el sector productivo, en el marco de los requerimientos básicos para la conservación de los ecosistemas y su diversidad biológica.