Sarpul Zahab ha sido la localidad más damnificada por el terremoto de 7,3 grados en la escala de Richter.
Las tareas de rescate "están finalizando" y la ayuda a los damnificados por el terremoto se está enviando "por tierra y aire", según el director de gestión de crisis de la devastada provincia de Kermanshah, Reza Mahmudian.
En una entrevista Mahmudian explicó que la prioridad es terminar con la retirada de escombros, las operaciones de rescate y el reparto de ayuda, dificultado por algunos problemas de seguridad en las carreteras.
"Las tareas de rescate están finalizando y ya se ha restablecido el suministro de agua, gas y luz en más del 85 por ciento de las poblaciones y ciudades" afectadas por el seísmo del pasado domingo, señaló.
Todavía no se ha podido reanudar esos servicios en las poblaciones grandes de Sarpul Zahab y Salas Babayaní, y en algunos pueblos, pero el responsable iraní espera que esta situación se solucione mañana.
Sarpul Zahab ha sido la localidad más damnificada por el terremoto de 7,3 grados en la escala de Richter, que causó cientos de muertos y miles de heridos en Kermanshah.
Decenas de miles de habitantes de esta provincia han perdido sus casas y están instalados en tiendas en los parques o en campamentos habilitados por las autoridades, donde afrontan con descontento la lentitud en la llegada de la ayuda.
Mahmudian aseguró que el envío de ayuda continúa "por tierra y aire" y que en estas operaciones están participando en esta jornada diez helicópteros para llegar a las zonas más apartadas.
"Tenemos unos 150 camiones llenos de mantas, alimentos y medicamentos en el aeropuerto (de Kermanshah) que están siendo enviados a las regiones damnificadas", añadió mientras su teléfono no dejaba de sonar para coordinar las operaciones.
Otro problema que afronta el reparto de ayuda es la inseguridad creada en algunas zonas tras el terremoto, que ha llevado al despliegue de fuerzas del orden en las carreteras.
"Hemos pedido a los militares y a los Guardianes de la Revolución que controlen las carreteras, porque hay gente de otros lugares y provincias que se quería aprovechar. Queremos que haya un control para eliminar la posibilidad de robos", indicó.
Por ello, a petición de la Media Luna Roja se ha puesto a su disposición escolta militar para alcanzar poblaciones alejadas como Salas Babayaní.
Para controlar también que reciben la ayuda los damnificados, y no otras personas, se basan en los listados de familias elaborados por los gobernadores de cada localidad.
"En cuanto acabemos con la retirada de escombros y el reparto de la ayuda, empezaremos con el tema de dar viviendas permanentes a los afectados", adelantó Mahmudian.
Se calcula que unas 30.000 casas han quedado destruidas o dañadas. La tarea de reconstrucción va a recaer en la Fundación de Vivienda y contará con préstamos del Gobierno.
Sobre las víctimas mortales, cuya cifra ha bailado de ayer a hoy, el responsable de la gestión de crisis precisó que por el momento son 432 los fallecidos.
Los más de 7.000 heridos fueron ingresados mayoritariamente en el hospital de Kermanshah, la capital provincial, y otros trasladados a las provincias de Alborz, Teherán y Hamadan.
Con aspecto cansado, Mahmudian recordó en la entrevista las dificultades que afrontaron en las primeras horas tras el terremoto, en la noche del domingo al lunes.
"Era muy difícil porque la comunicación telefónica, el agua y la luz estaban cortados, y además era de noche. La ciudad de Kermanshah y otras siete urbes y 1.960 pueblos estaban en absoluta oscuridad", explicó.
Su sensación en aquellos momentos fue de "angustia", que todavía no ha terminado de superar debido a la magnitud de la tragedia, los problemas en el reparto de la ayuda y el descontento de muchos damnificados.