Nos encontramos con una fina tela, síntesis de la historia del tango, tejida en hilos que tienen la invitación de una caricia y la sutileza de la seda.
Bandoneón, al decir de Jorge Luis Borges, la seda es “una tela con frescura de agua”, y vemos como este material ha invitado a la historia, al cine y a la literatura.
Ahora bien, con el poder venido de Oriente para embriagar la imaginación, quiero presentar el libro Tangos en la Ruta de la Seda, un nuevo trabajo del ingeniero Asdrúbal Valencia.
Veamos, en su libro Cuentos de Canterbury, Geoffrey Chaucer utilizó como recurso literario una peregrinación, en la que los viajeros debían hacer narraciones para enlazarlas más tarde en un solo corpus. Igual método destina el autor del libro que hoy nos ocupa, un viaje por la Ruta de la Seda, con personajes del mundo del tango, que van relatando episodios del proceso de formación de este género musical.
Encuentro en la narración, una alusión a los diferentes pueblos y culturas que hicieron una travesía hasta el Río de la Plata, lo que gestó en parte el tango, que guarda en su corazón toda esa memoria de unión de culturas, que estuvieron arropadas por la complicidad del Río y de la nostalgia.
Dice el autor del libro. “Esta es una crónica sobre un extraño viaje, por los milenarios caminos de la Ruta de la Seda. Lo narrado no es extraño por la vía en sí- recuérdese que China está reconstruyendo estos sistemas de comunicación con trenes de alta velocidad- sino por los personajes y sus propósitos (…)”
“Además del recuento histórico y la descripción de la realidad actual, lo singular es la presencia del tango, que los viajeros llevan como palabra, música y danza y que ellos materializan en todos los lugares, propiciando los intercambios culturales que han sido inherentes a la Ruta de la Seda y al tango mismo.”
Allí hay un personaje, Alejandro González, es el narrador, y hace las veces de un juglar, y bien sabemos sobre dicha labor, que ha sido reemplazada por Wikipedia y es así como le llaman.
Están en un lugar de la ruta: Peggy, Mary, Betty, Ruby, y ellas son un retrato del viaje de Gardel a New York, hecho relevante por el gran espectro que el cantor le dio al tango, dicho de otro modo, otro viaje, otra ruta.
Igual cosa sucede cuando el autor le entrega el bandoneón a una mujer: Alicia y este nombre también nos conduce al famoso cuento, en el que la protagonista se encuentra con una oruga que fuma una naguille, instrumento oriental, es una conexión con otro lugar; igual asocio los pliegues del cuerpo de la oruga , con los pliegues del bandoneón.
Concebir un relato de ficción que aborde el tema de los tangos en la Ruta de la Seda, es pensar en la sensualidad, más táctil que visual que ha representado este material para la humanidad, y lo asocio con el baile del tango- y la pareja enlazada- que además de ser el ícono que representa este ritmo, tiene un encanto visual para cualquier auditorio, pero igual lleva en su médula la intención de la sensualidad, el roce y el acercamiento.
Cuando se habla del romántico nombre Ruta de la Seda, entonces, nuestra imaginación empieza un viaje por Turquía, Georgia, Azerbaiyán, Turkmenistán, Uzbequistán, Kazajistán, Kirguistán, Sinkiang, Gansu y Shaanxi. Es a través de esta marcha por legendarios países que los peregrinos van ensartando en pequeñas hebras las memorias del tango, entonces al terminar la lectura nos encontramos con una fina tela, síntesis de la historia del tango, tejida en hilos que tienen la invitación de una caricia y la sutileza de la seda.
Quisiera hacer una estación en Bujará, tierra que dio hospitalidad a Avicena y Omar Kahyan y recordar el verso de un sabio, que alguna vez dijo: “Si Samarcanda tiene la belleza de la tierra, Bujará
tiene la belleza del espíritu” y en esta parada invitarlos a la lectura de Tangos en la Ruta de la Seda, un libro inundado de lugares, de exquisiteces y sobre todo una historia del tango narrada de otro modo, como lo harían los antiguos urdidores de hilos y de leyendas.
Siento que el ingeniero Asdrúbal, se ve reflejado en Alejandro González, por tener la tarea propia, de poner en letras todo ese caleidoscopio del tango. A mi modo de ver, él empezó a construir una Enciclopedia que se ha convertido en material de consulta, es así que hasta el presente además de las publicaciones sobre temas de su especialidad, existen quince tomos de su indecible trabajo El universo del tango, un libro llamado La literatura en el tango y el tango en la literatura y el nuevo libro que hoy conocerán los lectores, Tangos en la Ruta de la Seda.
Al terminar mi nota, pienso en el poema El Oriente de Jorge Luis Borges, como si fuera un brindis o zalema al autor del libro que hoy presento.
EL ORIENTE
“La mano de Virgilio se demora
sobre una tela con frescura de agua
y entretejidas formas y colores
que han traído a su Roma las remotas
caravanas del tiempo y de la arena.
Perdurará en un verso de las Geórgicas.
No la había visto nunca. Hoy es la seda…(…)”
Tal es mi Oriente. Es el jardín que tengo
para que tu memoria no me ahogue”.