Sofonisba Anguissola: Una mujer del Renacimiento

Autor: David Alejandro Rosenthal
4 junio de 2020 - 12:04 AM

El éxito y la internacionalización de esta artista femenina renacentista fue su llegada a España en 1559, con poco más de veinticinco años, en donde se uniría a la corte de Felipe II. Sofonisba pasó de pintora a ser dama de corte de la Reina de España, lugar donde pasaría los más memorables momentos de su vida.

Bogotá

No muy reconocido su nombre y no muy conocida su obra. No muy extensa tampoco está, ni muy diferencial a las de la época, pero sí muy particular y especial que una noble italiana se convirtiese sin el protagonismo debido, dada la época de su vida y obra, en la tal vez más importante pintora femenina del Renacimiento y una de las muy pocas personas extranjeras en la corte de los Habsburgo. Sofonisba fue la representante femenina de la pintura renacentista italiana. En la época en que ella vivió, su maestro Miguel Ángel Buonaroti y el compatriota de ambos, el grandioso, genial y multifacético Leonardo Da Vinci se robaban todo el protagonismo de sus colegas. Una mujer en el medio era algo hasta risible en el momento y totalmente opacada fue la obra de la señorita Anguissola que nunca se casó y era la primogénita de los siete hermanos de la familia.

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La familia Anguissola era una familia noble y bien acomodada de origen “Piacentino” que hace parte de la rica y bella region de La Emilia-Romagna. La familia fue inscrita al Patriciado Veneziano, es decir a la aristocracia veneciana sin ser venecianos. De los hijos de Amilcare y Bianca, no hubo ninguno que no se dedicara al arte, la música o la escritura. De hecho, cuatro de las seis hermanas, sin incluir a Sofonisba se encaminaron por la pintura pero luego terminaron involucradas en otros campos y el único hermano, se dedicó a la música. De esta familia tan artística e interesante fue la primogénita la que más lejos llegó indudablemente.

Sofonisba Anguissola nació en Cremona en 1532, a los catorce años su padre la matriculó en la escuela de un pintor lombardo de la misma ciudad; sería Bernardino Campi quien le enseñó los primeros saberes de la pintura. Sofonisba era una joven llena de talento y también de deseos por cumplir, una joven mujer con ambiciosas metas en el arte y con una vida que se dedicaría a la pintura. Campi no era el más renombrado, sin embargo su arte era el del “Boom” de la época: El Manierismo que viene de “Maniera”, corriente artística que representó gran parte del Siglo XV y XVI en la Italia Renacentista, Il Cinquecento e Il Seicento. Manierismo era sinónimo de estilo del artista y del estilo de una época. El manierismo abarcaba al contrarreformismo y al barroco. Pero, era el manierismo algo mal visto por la crítica, considerado como un movimiento reaccionario en el arte, extravagante y decadente.

El maestro Campi influenció a Sofonisba notablemente, sobre todo en lo que acontece al retratismo. Ella, con el apoyo de sus padres y de su maestro, llegó a ser nombrada en el libro de Giorgio Vasari: Vite, donde estaban todos los artistas de renombre de la época del final del Renacimiento. Sofonisba hizo parte de la vida en las Cortes Italianas. Además de que ella también tenía competencias y conocimientos literarios y musicales muy bien formados. Hizo de ella esto que tuviera mucho que ofrecer para cualquier corte. Una mujer culta, bien formada y con muchos talentos correspondían a los requerimientos del Renacimiento. Luego de estudiar con Campi, estudio con Bernardino Gatti “Il Sojaro” Sojaro” pupilo del “Correggio”. Estos se dediban en especial al arte religioso y maestro el segundo de la técnica del “Claroscuro”.

Miguel Ángel sostuvo que la joven artista tenía talento y fue quien la recomendó a Vasari para que la incluyera en el libro. Sofonisba viajó a Roma donde conoció a Miguel Ángel y el genio Toscano se enteró de la existencia de Sofonisba, ya que su padre, Amilcare, había enviado al maestro una pintura de la chica de poco más de veinte años en el cual retrataba a su pequeño hermano Asdrubale siendo mordido por un cangrejo. Esta pequeña obra era en carboncillo y reflejaba muy bien aquel dolor expresado por un infante. Años luego Caravaggio pintaría algo similar: Un joven mordido por un lagarto.

El éxito y la internacionalización de esta artista femenina renacentista fue su llegada a España en 1559, con poco más de veinticinco años, en donde se uniría a la corte de Felipe II. Sofonisba pasó de pintora a ser dama de corte de la Reina de España, lugar donde pasaría los más memorables momentos de su vida. Se convirtió en su hogar el imperio español ya decadente. Como parte de las damas de la Reina Isabel, de catorce años, hizo de retratista de la Familia Real y profesora de arte de la misma, hasta 1568, cuando la Reina fallece. Isabel de Valois su protectora y amiga incluso, era una princesa francesa, hija de Enrique de Francia y de Catalina de Medici. Se casó con Felipe II. “Sofonisba le hizo un retrato que descansa en el Museo del Prado, ordenado por el papá y también retrató a Felipe II, llamado “El Prudente”. El rey contrajo nupcias con Isabel de Valois como tercera mujer, de allí nacieron dos hijas, las cuales también Sofonisba retrató.

Seguramente Isabel de Valois, le llamo la atención tener a Sofonisba dentro de su corte personal dentro de la corte española, y fue así, Sofonisba alguna relación llegó a tener con la reina y fue la muerte de esta la que la haría devolverse a su natal Italia. Regreso a Sicilia, que por cierto era propiedad de Felipe II, al igual que Nápoles y el ducado de Milano. En 1558, Sofonisba estuvo en Milano y allí pintó al legendario Duque de Alba, quien la recomendó a Felipe II,  antes de ir a Madrid.

Sofonisba en Sicilia, deja su soltería y celebra su boda con un Noble siciliano: Fabrizio di Moncada en 1573, pues debió casarse ya que se acostumbraba a que las damas de la Reina estuvieran casadas con nobles y fue el mismo Felipe II y sus asesores quienes encontraron al pretendiente, y como lo pidió Sofonisba: italiano. Allí en Sicilia hace un lienzo de una virgen que luego donaría al monasterio de Paterno, en la Regiòn de Catania, donde vivió hasta la temprana muerte de su marido.

Luego de este suceso, Sofonisba viajó a España de nuevo a la corte para visitar su pasado y quizá encontrar un lugar como otrora vez lo encontró. Sin éxito, regresa a Italia, pasa por Liguria y luego se establece en Livorno por un tiempo provisional, y es en Pissa, cerca al puerto del faro del mediterraneo donde conocerá a su segundo esposo, un noble genovés de apellido Lomellini.

Sofonisba como mujer que era y como artista también,  destruye, rompe con el precedente sobre sus congéneres, víctimas de un rechazo que a la época era casual, cotidiano y preestablecido. Sofonisba Anguissola es reconocida por haber abierto el paso a las mujeres en el arte occidental. Ejemplo de esto son Lavinia Fontana, Bárbara Longhi, Fede Galizia y Artemisa Gentileschi, quienes siguen los pasos de la maestra italiana que les antecede en el magnífico mundo del arte y quien deja su nombre enmarcado dentro del Renacimiento.

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No solo fue reconocida en vida por Miguel Ángel, maestro del arte, creador de los inigualables frescos de la Capilla Sixtina. También fue elogiada por el pintor flamenco Anton van Dyck quien fue a visitarla al taller de Génova, donde enseñaba a jóvenes pintores. Igualmente, el también flamenco Peter Paul Rubens copió de Sofonisba el lienzo de la Reina Isabel de Valois, el mismo que fue de los retratos más copiados en toda España de la época. Murió a los 93 años en Palermo, capital Siciliana, dejando a su esposo profundamente afectado y también un nombre y un ejemplo para las futuras generaciones a lo largo de Europa de final del Renacimiento.

 

 

 

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