El encuentro, el primero de la historia entre líderes de Estados Unidos y Corea del Norte, ha atraído a unos 2.500 periodistas de todo el mundo, quienes seguirán el incierto resultado de una cumbre centrada en la desnuclearización del régimen de Pyongyang.
Singapur recibió este domingo a Donald Trump y a Kim Jong-un en un ambiente de enorme expectativa, en el que no faltan imitadores de los mediáticos políticos ni los negocios que sacan provecho con hamburguesas y tacos conmemorativos.
La próspera ciudad-estado se ha volcado en los preparativos de la histórica cumbre que celebrarán este martes los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte, quienes llegaron ya a Singapur rodeados de evidentes medidas de seguridad y entre un gran secretismo en el caso de Kim.
El Gobierno de la neutral Singapur ha desembolsado 15 millones de dólares para un evento que, ha dicho, le podría aportar una importante proyección, además de seguridad y estabilidad a la región.
“Nos da publicidad”, reconoció este domingo el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, durante una visita al centro de prensa que las autoridades pusieron en funcionamiento en la zona de la Marina de Singapur, a unos 6 kilómetros de la isla de Sentosa, donde se celebrará la cumbre.
La enorme presencia de reporteros y los numerosos cortes de calles por razones de seguridad en los alrededores de los hoteles donde se hospedan las delegaciones están alterando la vida de la tranquila ciudad de 5,6 millones de habitantes, aunque lo llevan con buen ánimo.
“Estoy muy orgulloso, es un acontecimiento histórico. Somos uno de los países más pequeños del mundo pero también muy seguro, confían en nosotros”, comentó un habitante de Singapur.
A la espera de que se vea juntos a los verdaderos protagonistas, dos imitadores de Trump y Kim se han convertido en las estrellas friki de los días previos a la cumbre.
En un céntrico centro comercial al aire libre, Howard X y Dennis Alan anticipaban entre medios y curiosos el apretón de manos que con toda probabilidad se darán el líder norcoreano y el presidente estadounidense cuando el martes se vean cara a cara por primera vez.
Lea: Funcionarios de EE. UU. están en Corea del Norte para tratar cumbre
Los suplantadores, uno hongkonés y otro estadounidense, protagonizaron durante el fin de semana un evento llamado “la cumbre verdadera”, como parte de una campaña de promoción de una aplicación para móviles.
Cientos de personas esperaban este domingo en fila pacientemente para fotografiarse con los falsos Trump y Kim, después de haber pagado 15 dólares singapurenses (9,5 euros) para bajarse la aplicación y 40 (25,5 euros) en el caso de los que querían acceso rápido.
“Es un momento histórico y quiero ser participe. Sé que estos no son los reales, pero como no puedo hacerme una foto con Trump y Kim me la hago con los imitadores. Quiero tener un recuerdo para siempre de esta cumbre tan importante para el mundo”, explicó Jo, una hongkonesa que vive en Singapur.
Los hosteleros locales han querido también aprovechar el tirón del histórico encuentro y lanzaron platos conmemorativos.
El restaurante callejero “Old Satay Club”, que habitualmente sirve comida india, ofrece desde hace cinco días y “por un tiempo limitado” la Trump-Kim Peace Burguer, que fusiona los dos platos más típicos de Estados Unidos y Corea: la hamburguesa y el kimchi, una ensalada de col fermentada.
“Teníamos que aprovechar el momento y hacer algo. No tomamos parte por ninguno de los dos, nuestra apuesta es la paz”, dice entre risas la cocinera, que asegura que la hamburguesa de la cumbre está teniendo mucho éxito.
En la misma línea, el restaurante mexicano Lucha Loco ha incluido dos nuevos tacos en el menú: “El Gringo”, con sabor a hamburguesa con queso, y “El Hombre Cohete”, relleno de pollo frito coreano y cuyo título hace referencia al mote que Trump inventó el año pasado para referirse a Kim.
Con Trump y Kim vestidos de guerreros de la lucha libre mexicana gracias a un montaje fotográfico, un folleto de la taquería anuncia que quienes compren uno de los tacos especiales entrarán en un sorteo para reventar dos piñatas gigantes que representan a los dos líderes, colgadas en el patio del restaurante.