El proceso, que tardó 29 minutos y 34 segundos, fue el primero de los tres momentos clave. El segundo fue el balance presentado tras las primeras seis horas de monitoreo, que muestra estabilidad en el sistema, pero también alertó sobre el estado de los túneles de captación, entre los que se pudo haber generado una conexión.
A las 6:59 de la mañana de este miércoles, las pantallas de la sala de monitoreo del proceso de cierre de la compuerta de captación número dos del proyecto hidroeléctrico Ituango marcaron la finalización de la maniobra.
Fueron 29 minutos y 34 segundos lo que tardó la compuerta en recorrer los cerca de ocho metros necesarios para cubrir totalmente el túnel de captación, tiempo muy por debajo de las dos horas que estaban presupuestadas como tiempo máximo estimado.
De manera paralela, el caudal de descarga de agua desde la casa de máquinas pasó de un promedio de 730 metros cúbicos por segundo a las 6:00 de la mañana a 643.20 metros cúbicos por segundo al momento de terminar la maniobra. Dicho caudal se estabilizó en alrededor de 450 metros cúbicos por segundo dos horas después del procedimiento, tal como estaba previsto.
“Mientras hicimos todos los chequeos preliminares que estaban incluidos en el protocolo, la compuerta como tal empezó su proceso de descenso más o menos a las 6:20 de la mañana y duró 29 minutos todo su desplazamiento”, explicó el gerente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta, quien detalló que durante el desplazamiento, hubo una pausa “totalmente controlada”.
En efecto, cuando las pantallas de monitoreo marcaban el 62% de avance, la compuerta se detuvo. “Lo que se buscaba en ese momento era esperar a que el sistema se estabilizara un poco porque era el momento en que empezaba a demandar más aire y era mejor hacer esa pausa para poder, en un segundo tramo, terminar el 100% del recorrido”, añadió Londoño de la Cuesta.
Desde la sala de crisis instalada en la Gobernación de Antioquia, Juliana Palacio, directora del Departamento Administrativo del Sistema de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres –Dapard-, explicó que también hubo “un retroceso”, del 71% al 66% “para verificar las presiones en la caverna”.
“Quiero enviar un mensaje de tranquilidad a las comunidades aguas abajo, agradecerles a los alcaldes, a los equipos de trabajo, felicitar y agradecer a todo el equipo técnico que participó en este proceso”, dijo por su parte el alcalde de Medellín y presidente de la Junta Directiva de EPM, Federico Gutiérrez Zuluaga, no sin antes revelar los nombres de las personas que lo hicieron posible en el terreno: William Giraldo Jiménez, Bladimir Suárez Agudelo, Jorge Iván Arrubla Gómez, José David Vera Rodríguez y Alberto Álvarez Ramírez, por EPM; Byron Suárez por la interventoría y Francisco Mosquera, de la empresa ATB, fabricante de las compuertas.
Después del cierre de la compuerta, la atención de los equipos técnicos tanto de EPM como de la empresa contratista del proyecto Hidroituango, se centra en revisar el comportamiento interno y externo del sistema.
El gerente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta, explicó que los factores internos son la vibración del macizo montañoso y el descenso en los niveles de agua dentro de la casa de máquinas.
“Las vibraciones fueron mínimas, la compuerta no excitó mucho el macizo, fueron las vibraciones esperadas”, dijo el funcionario acerca del primer factor. Sobre el segundo, relató que el nivel del agua en casa de máquinas al inicio de la operación estaba en la cota 239, mientras que al finalizar el cierre de la compuerta había descendido alrededor de cinco metros, hasta la cota 234.
“Se están reacomodando las aguas al interior de la caverna y por eso es que debemos seguir observando”, enfatizó.
El factor externo que se debe monitorear es el caudal de salida del agua por los canales de descarga y el caudal del río Cauca aguas abajo del proyecto.
Al iniciar la maniobra de cierre, dicho caudal estaba alrededor de 730 m3/seg.; al finalizar la misma, se ubicaba en 643,20 m3/seg. y al momento de entregar el reporte, EPM indicaba que se encontraba en 480 m3/seg. Dos horas después, según constató EL MUNDO, dicho caudal se había estabilizado en 450 m3/seg. en promedio.
Esto “no representa ningún riesgo para las comunidades”, puntualizó Jorge Londoño de la Cuesta.
Al finalizar el segundo hito del procedimiento, el monitoreo remoto del sistema durante seis horas, el gerente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta, explicó que “los indicadores tanto del sistema interno de casa de máquinas como de la parte exterior del macizo rocoso son totalmente estables” y añadió que, incluso, hubo una “disminución favorable en el nivel de vibraciones que había internamente”.
“Los sismógrafos que tenemos instalados desde antes de la operación nos mostraban una vibración mayor y después de la operación, con menos agua en casa de máquinas, nos muestra disminuciones hasta de un 80%”, enfatizó.
Cumplidas estas seis horas ingresaba un equipo técnico para hacer la revisión del proyecto a partir del cual se tomaría la decisión de restablecer el tráfico vehicular desde de este jueves a las 6 de la mañana. De igual modo, a mediodía de este miércoles se restableció el tráfico fluvial en la zona.
Sin embargo, tras la primera evaluación quedó un tema que genera preocupación en el ambiente, puesto que se detectó que “hay una conexión” entre los dos túneles de captación, el que se cerró y el que queda abierto. “Por eso está entrando aire por el uno y saliendo por el dos, esa situación técnica la tenemos que estar monitoreando constantemente por si se llega a dar la situación en que tengamos que cerrar antes” la captación uno, explicó Londoño de la Cuesta.
“El parte de éxito es que (la compuerta dos) cerró sin generar consecuencias para el sistema, pero vamos a hacer la revisión minuciosa de todas las variables técnicas para ver si podemos hacer mejoras que nos den más tranquilidad”, añadió el gerente.
Sobre el caudal de agua que sale de la casa de máquinas, Londoño de la Cuesta observó que el vertedero, en las primeras cinco horas, creció “más o menos dos centímetros por hora, es decir, 50 centímetros diarios”, por lo cual, si el régimen de lluvias no es alto, el nivel del embalse tardaría cinco semanas en llegar de nuevo al vertedero.