Madre e hijo es la segunda obra de Botero que se descubre este año en la ciudad de San Juan, Puerto Rico, después de hacer lo propio el pasado 2 de febrero con la pieza Mujer sentada, en el área bancaria del sector de Hato Rey, mejor conocida como “La Milla de Oro”.
Madre e hijo, una monumental escultura de bronce del reconocido artista colombiano Fernando Botero, fue descubierta este jueves en la Plaza del Ancla, en el sector turístico de Condado en San Juan, Puerto Rico.
Con una inversión aproximada de 1,8 millones de dólares y adquirida por el financiero estadounidense John Paulson, la pieza fue presentada por Edward McGrath Castañer y Fahad Gafar, dos miembros de la empresa del inversor, y la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto.
“Esta inauguración representa para San Juan la oportunidad de demostrarle al país y al mundo que las alianzas producen resultados y que ayudan al desarrollo económico de nuestra ciudad”, expresó Cruz Soto durante la presentación de la obra.
“Mi administración ha dado énfasis en mejorar el entorno comunitario para atraer inversión privada que resulte en aliados socialmente conscientes y responsables, pero sobre todo respetuosos del ambiente y de la diversidad que hace de San Juan la ciudad de todos”, enfatizó la alcaldesa.
La escultura y su creador
La escultura, creada por Botero en el año 1991, presenta a una mujer sentada pacientemente sosteniendo a un niño en su regazo, donde el tamaño gigantesco y desproporcionado de la madre empequeñece al menor.
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Nacido en Medellín en 1932, Botero es reconocido por su arte y esculturas figurativas.
Su estilo único, conocido como “Boterismo”, representa a personas y figuras en un volumen grande y exagerado, que en ocasiones puede representar crítica política o humor, dependiendo de la pieza.
Su arte se puede apreciar en importantes lugares alrededor del mundo, como en Nueva York y en París.
Durante la ceremonia, se anunció además la restauración de la obra escultórica Cardúmen Onírico, del artista puertorriqueño Carlos Guzmán.
Dicha obra en metal rallado y conocida además como los Delfines, fue instalada en el año 2000 en la Plaza como parte del proyecto de Arte Público del Municipio de San Juan.
“Este espacio es símbolo de esas alianzas. Aquí la cultura, la gastronomía y el ambiente se complementan perfectamente para resaltar los atributos de una ciudad vibrante a la altura de cualquier ciudad del mundo”, subrayó la alcaldesa de San Juan.
El erotismo de Botero