-Según la Alta Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, solamente en esta fecha a partir del 22 de marzo cuando comienza la cuarentena, hasta estos días, se han dado datos preocupantes del más del 103% del incremento de víctimas de violencia de género en nuestro país. En este mismo tiempo se han registrado más de 912 llamadas por casos de violencia en las familias y sobre todo de parejas. ¿Qué está ocurriendo?

-El tema se asoma por muchas esquinas. En el libro “El Profeta” de Jalil Gibran, cuando a él se le pregunta por el matrimonio dice: “Amaos el uno al otro, más sin hacer del amor una cadena. Dejad que entre vosotros haya espacios. Compartid vuestro pan, pero no comáis de la misma tajada. Cantad y danzad juntos, sed felices, pero que cada uno pueda estar solo”.

Esto se traduce en el respeto, el diálogo y el compartir.

-El neuropsicólogo Jairo Quiceno responde así a nuestra pregunta: ¿por qué hay violencia intrafamiliar en estos momentos?

“No debe sorprender el aumento de la violencia intrafamiliar en esta época de cuarentena, pues lo que realmente está sucediendo es que por el largo tiempo que deben compartir espacio en el hogar, lógicamente esos vacíos afectivos de algún o de algunos miembro de la familia salen a flote. Factores como carencias afectivas de infancia, frustraciones, resentimientos, falta de tolerancia, aceptación de sí mismo y del otro, están contribuyendo a este “aumento” de casos de violencia intrafamiliar, que se está presentando desde siempre en nuestras familias pero que por temor no se denuncian: violencia física, violencia psicológica, violencia sexual”.

-Ansiedad, depresión, angustias, miedos y algo más se suma a estas situaciones que “estallan” y alteran los estados de ánimos en los espacios de vida de hoy y es el “irrespeto”. La nueva familia es de miembros que trabajan, que siempre han estado por necesidades económicas fuera de casa y ahora el cambio a este confinamiento está dando para conocer que muchos de nuestros hijos no les tienen ni cinco de respeto a los mayores, a sus padres, a sus autoridades. Esto genera violencia entre padres e hijos.

-La taza se llena como dice el dicho, se derrama el agua y al caer hace ruido. Igual en el ser humano. Hay un tope que hace que la persona ya ni respire, estalla en un grito, suelta palabras ofensivas, sus manos y brazos adquieren fuerza brutal, los ojos se dilatan, sus movimientos son rápidos y comienza una serie de acciones que pueden ser golpes, empuñar un arma, tirar cosas… en partículas de segundos se forma una guerra de sentimientos negativos. Los dos pierden. Hay heridas, muchas lágrimas, moretones, puede que hasta sangre, dolores, mucha rabia y el odio se riega en todo el cuerpo. Y esta si es una “epidemia grave”.

-No podemos quedarnos en silencio. Lo mejor también de esta nueva situación que vivimos es que no estamos “solos”, que la palabra colaboración ayuda, compartir es una virtud que se está expandiendo y son varias las entidades y empresas que están haciendo y ofreciendo trabajos de colaboración, es el caso de Natura, la empresa de cosmética que propone una agenda de socialización de contenidos de servicio, acompañamiento a través de diferentes formatos para comprender y saber lo que significa la violencia hacia las mujeres, cómo identificarla, cómo brindar atención y asistencia efectiva a todas esas mujeres por parte de su entorno. Estos contenidos, también con espacios en vivo se pueden consultar en Instagram: #AisladasNoSolas y aquí podrán ver la temática y el aumento de la vulnerabilidad en un contexto de aislamiento físico en que mujeres y niñas están en riesgo de compartir un mismo espacio con el agresor.

-Otra ayuda la brinda la empresa Bavaria, que tiene una iniciativa con el tema del fútbol, creando un manual de reglas que invita a vivir una cuarentena bajo el mejor comportamiento en familia. Un manual con reglas y faltas en el campo, las mismas que serán sancionadas diciéndole: No a la violencia en casa y lo consultan en: #EstePartidoSeJuegaEnCasa.

-¿Y cuál es la vacuna contra esta epidemia que se está viendo dentro de nuestras familias confinadas por un tiempo que no sabemos cuándo termine?

La pregunta se la hacemos a la psicóloga y bioreprogramadora Llaned Usuga Londoño: “Mucha es la información que nos llega cada día por los diferentes medios de comunicación y redes sociales, que nos saturan, nos aturden, nos confunden y hasta nos vuelven inconscientes y posterior a ello no sabemos qué hacer para filtrar a través de los procesos cognitivos básicos y superiores todo este ruido social y mental.

La familia constituida tradicionalmente como la base de la sociedad, el primer centro de educación y formación de los hijos, de los padres y demás miembros del hogar es hoy el lugar donde todos convergemos, nos encontramos refugiados, desplazados en absoluto recogimiento. Un recogimiento para muchos obligado, dado que no ha sido común permanecer en este territorio llamado familia un tiempo de 24 horas como se hace hoy.

Lea: Tu espacio es mi espacio

Es lógico pensar que esta es una situación que además de ser una increíble novedad, trae consigo un estado de sorpresa, cambio, incertidumbre, a menudo sentirse perturbado, encogido y hasta encerrado en este nuevo mundo. Se exteriorizan aspectos que no se conocían de las estructuras de personalidad que nos habitan y nos identifican frente a los otros y que muy posiblemente ni nosotros mismos conocíamos. La convivencia familiar es un entramado de historias, de experiencias individuales en donde cada uno tiene un sentir y una forma de ser y de estar, que se origina en ideas, creencias, pensamientos, sensaciones, emociones y actitudes propias y únicas, respetables todas y mejor aún, legítimas ante los ojos de cada uno.

Hoy esas particularidades se homogenizan como una necesidad de estar juntos en casa y por ende, esto lleva en muchas ocasiones a volverse compleja y a veces invivible, insoportable. Para que esta situación o experiencia en vez de dejarnos abatidos, dolidos y separados, sea superada por todos de la mejor manera posible, es necesario y obligatorio una resignificación de lo que para cada uno simboliza el ser miembro de una familia, por lo que quiero compartir unas estrategias que servirán para minimizar o disminuir la violencia intrafamiliar que se está viviendo hoy”.

-La psicóloga Llaned Usuga dice que lo primero es retomar los valores familiares: El primero es el respeto, considerando que es la virtud que tiene una persona de entender el espacio del otro y no sobrepasar los límites de la intimidad y la valoración como estima.

El segundo la comunicación, la buena acción al comunicar y además comprende el tono de la voz, el lenguaje del cuerpo con sus gestos, el ceder la palabra, buscar espacios para esta comunicación efectiva y asertiva, ser honestos, saber escuchar para que el contenido de lo que se habla pase por el filtro de la neutralidad, antes que de la reacción.

Tercero, la solidaridad, que implica involucrarse de manera activa, atenta y positiva en las actividades diarias como las labores del hogar, aquí es importante comprender que somos un conjunto, una unidad y como tal compartimos los mismos deberes y derechos de común acuerdo sin entrar en juicios o críticas, toda experiencia en la vida entrega un aprendizaje, no hay situaciones buenas o malas, hay que aceptar al otro como es sin tomarse nada personal.

Cuarto, la adaptabilidad, la virtud de adaptarnos a los cambios, sobrevive el que es capaz de asumir una actitud de receptividad frente al cambio, poniendo los recursos internos como la inteligencia emocional que ayuda a manejar los emocionales, pensamientos, decisiones y hasta la salud.

El quinto valor es el amor, el principal motor de la familia, con lo que se ha construido, logros, metas, sueños, aciertos, desaciertos. El amor es un estado del ser. Y aquí vale la pena estas preguntas: ¿Qué me enamoró de él o de ella?, ¿cuál es el propósito o proyecto de la unión familiar?, ¿en qué ha contribuido mi pareja, mis hijos a mi crecimiento y desarrollo personal?, ¿qué me gusta de mi familia, mi pareja, mis hijos?, ¿qué pasaría si uno de ellos faltara?, ¿qué acuerdos se necesitan hacer hoy?

-Por último, se concluye que el complemento para esta sana y sorpresiva convivencia, hay que desarrollar actividades individuales que permitan oxigenar los diferentes espacios. La creatividad: cantar, reír, dibujar, pintar, escribir, escuchar música, bailar, leer, cocinar, tejer, reorganizar cosas, rezar y buscar espacios de silencio.

La invitación es a comprender con carácter profundo y reflexivo que esta es una situación pasajera, dinámica, cambiante y que como todo en la vida se puede observar de diferente manera. Es una oportunidad de acercamiento, de estrechar lazos de amor y unidad, del reconocimiento de otros y el autorreconocimiento, identificar las prioridades y que es lo verdaderamente importante y fundamental en la vida de cada uno. Tener la posibilidad de aprender desde las dificultades y lo más importante, darse cuenta cómo salir de ellas.

-Este momento es la mejor, quizás la única oportunidad que tendremos para estrechar los lazos, conocer las personas con las que convivimos, sus gustos, sus anhelos, sus preferencias, sus motivaciones. Con esta actitud comprensiva y de aprendizaje mutuo, contribuiremos a mantener una buena salud mental, emocional, física y espiritual que se proyectará en nosotros mismos y en la sociedad.