Santrich: el real y el mediatizado

Autor: Dirección
1 junio de 2019 - 09:08 PM

La ausencia de controversia a sus manifestaciones de rebeldía contra instituciones y autoridades validó al entrevistado y alimentó a mentes ofuscadas e ingenuos entusiastas del acuerdo final y sus consecuencias.

Medellín

Delitos de frentes liderados por alias santrich

Las disposiciones de la justicia transicional y la justicia ordinaria en la causa sobre la participación de alias jesús santrich en operaciones de narcotráfico posteriores a noviembre de 2016, mantienen la atención general en el proceso. El uso del hecho y el personaje para mejorar el raiting pone al fariano en el centro del interés público, notoriedad que él ha sabido aprovechar para despercudir sus crímenes pasados, por los que debe responder ante la JEP, y mostrarse como víctima de un complot multinacional.

Lea también: Detención de santrich revela fisuras de la paz

Con la determinación de la Corte Suprema de Justicia, consistente con la adoptada por el Consejo de Estado que le da calidad de congresista aforado, alias santrich ha recuperado su libertad mientras se le investiga por narcotráfico. El hecho se hizo relevante, no por los escasos asistentes a la manifestación de acogida tras su liberación ni por el disgustado embajador de España -país aliado de los favorecimientos judiciales y políticos a las Farc- por la apología a Eta entre los asistentes al acogimiento. La fabricación del acontecimiento corrió por cuenta de los grandes medios de comunicación nacionales que se agolparon en la rueda de prensa del jueves y que, no contentos con ello, abrieron generosos sus micrófonos para que dejar al investigado expresarse sobre su situación, vanagloriarse de su condición y emitir juicios contra todos y todo.

Vea: España y Colombia, Eta y las Farc, dos enfoques contra el terrorismo

Después de su patética burla a las víctimas, en famosa respuesta dada en Noruega a un periodista español, alias santrich ha pretendido fabricar una imagen de ideólogo y artista en justa rebeldía. Así intenta ocultar su condición de corresponsable de los múltiples crímenes de lesa humanidad y delitos de guerra perpetrados por el Bloque Caribe (ver gráfico). La lentitud de la justicia, el secreto de los procesos judiciales abiertos y el intencionado silenciamiento de las víctimas por los medios de comunicación y las instancias de poder han facilitado que en varias biografías se le describa como consejero y propagandista, imagen benévola que desmienten los habitantes victimizados, así como su vinculación por la JEP al proceso 001, sobre secuestro.

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El lavado de su historia le permite a Seuxis Paucias Hernández Solarte no mostrar arrepentimiento ante la sociedad que sufrió sus crímenes y las consecuencias de ellos, tanto como le facilita mostrarse como víctima con derecho a declararse por fuera y en contra de la Constitución, a pesar de que se comprometió a acatarla cumpliendo con el acuerdo en el que el Estado les garantizó, a cambio de su respeto, la creación de una justicia paralela, derechos políticos, no obstante estar encausados, y la oportunidad de reincorporación y reconciliación, entendida como respeto de la sociedad por sus vidas.

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Aunque no todas las entrevistas tuvieron iguales extensión y complacencia con el procesado, hay contenidos comunes que muestran a un periodismo timorato frente a un habilidoso interlocutor, confirmando el miedo aún presente en los preguntadores y el temor a que el disenso motive señalamiento y persecución a quienes lo expresen. Varias de las respuestas reiteradas por el fariano son semillas contra el acuerdo y el proceso que las Farc exigen respetar sin hacer lo propio. También son contundentes su empeño por convencer a seguidores, ingenuos y miedosos, de que es víctima de una conspiración contra “la paz”, visión que desconoce el valor de las pruebas divulgadas y de aquellas en poder de la Procuraduría General, la Fiscalía y la justicia estadounidense; el artilugio favorece su reiterada intención de rebelarse contra la justicia, llegando a amenazarla. En todas las entrevistas fueron notorias sus duras arremetidas contra su propio grupo político; la férrea defensa de los disidentes a. iván márquez y a. el paisa; así como sus agresiones verbales a la JEP, la justicia colombiana y la justicia estadounidense.

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Algunas de esas entrevistas, entre las que es notoria la realizada por Caracol Radio bajo la batuta de Darío Arizmendi, trascendieron la discusión sobre los incumplimientos del indiciado a sus compromisos con el acuerdo final, evidencia que trató de ocultar con sofismas, pero no logró evadir. En ellas fue invitado, ocasión que disfrutó, a juzgar al presidente de la República y su Gobierno; a descalificar a los aliados de Colombia, en especial a Estados Unidos, y a controvertir a la justicia ordinaria, reconociendo que las Farc exigieron crear una justicia ajena al sistema judicial colombiano y a su medida, para aceptar el acuerdo final. La ausencia de controversia a sus manifestaciones de rebeldía contra instituciones y autoridades validó al entrevistado y alimentó a mentes ofuscadas e ingenuos entusiastas del acuerdo final y sus consecuencias. El espacio triple A concedido al desahogo de quien, por demás, cuenta con bajísima representatividad si se recuerdan los resultados del partido Farc en las pasadas elecciones, propicia que algunos lo admitan como baluarte moral y guía político de una sociedad cada vez más confundida en sus nociones sobre lo legítimo, lo admisible y lo ético.

Además: Caracol en la oposición

 

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