Como habitantes de Bogotá reclamamos que haya menos protagonismo, menos publicidad, menos encuestas, menos micrófono, menos videos en directo; y más acciones concretas desde las tareas de gobierno.
Desde que Colombia conoció sobre el primer caso de Covid-19, muchos de quienes vivimos en Bogotá fuimos testigos de desacuerdos enormes entre el gobierno distrital y el gobierno nacional en relación con la forma de atender la pandemia según las fases y eso empezaba a vislumbrar un terreno fangoso que hoy se convierte en altamente preocupante por las elevadas cifras de contagios reportados y la ineficiente tarea del gobierno distrital frente a un problema que se les salió de las manos a la alcaldesa López.
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En promedio hoy Bogotá, según censo del Dane 2018 tiene 7.4 millones de habitantes, es decir el 14.9% de los 49.5 millones que vivimos en Colombia; ante lo cual resulta sumamente alarmante que casi un 50% de los contagiados que hoy tiene Colombia estén en Bogotá y la pregunta que salta a la vista es: ¿Ha sido oportuna y eficiente la tarea del gobierno distrital de Bogotá en las fases posteriores de la pandemia y ahora?
Se le abona a la alcaldesa López sus ideas como la del simulacro de cuarentena y las demás ideas tomadas de los que ha venido ocurriendo en Asia y Europa, pero como habitantes de Bogotá reclamamos que haya menos protagonismo, menos publicidad, menos encuestas, menos micrófono, menos videos en directo; y más acciones concretas desde las tareas de gobierno que vayan en consonancia con lo que propone la OMS, el Ministerio de Salud y los científicos en ambas instancias que vienen midiendo y entendiendo los aspectos cualitativos y cuantitativos del problema y saben ajustarlo en razón de las anomalías sociales que supone una situación como estas.
Es lamentable a todas luces que a diferencia de ciudades como Medellín, Barranquilla o Cali, donde sus alcaldes y gobiernos locales han dispuesto con mucha antelación las instalaciones médicas o los lugares para la atención extraordinaria que nos vendrá con el máximo de la curva epidemiológica, hoy Bogotá aun debata el mejor lugar y saltan a la vista sumas millonarias por la dotación del principal centro ferial como el espacio para dicha atención, una labor de contratación que es necesaria pero que debería contar con los criterios de oportunidad y planeación que son elementales desde el Estado.
Los barrios y sectores del distrito más afectados por la pobreza y la miseria hoy sufren hambre y empieza a hervir una explosión social que no se evidencia en las comunas 13 u 8 de Medellín; en Aguablanca Cali, Chocó u otras zonas del país; donde gradualmente se está evidenciando una acción de equipo entre el gobierno nacional y los gobiernos departamentales y locales; algo que en Bogotá la alcaldesa López se resiste a aceptar mientras observa cómo los hechos empiezan a sobrepasar a ella y su gobierno.
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Hoy son más de 3 mil las personas reportadas por el Instituto Nacional de Salud como infectadas con Covid-19 y es claro que Bogotá no ha tomado las decisiones que corresponde y se hace urgente que – por el bien de la ciudad y del resto del país- el gobierno nacional intervenga la forma cómo se vienen gestionando temas como las ayudas a los sectores más vulnerables, la ampliación de servicios médicos para la atención de la curva, el apoyo al sector empresarial de la capital e incluso intervenga grandes focos de contagio donde hay aglomeraciones monumentales como Corabastos, Transmilenio o Chapinero.
Bogotá hoy se ve superado por el Covid-19 y de lo que ocurra en esta ciudad, depende contener y reducir el problema a nivel nacional, por eso se hace urgente que el Gobierno nacional priorice una intervención especial que permita subsanar los notorios vacíos de estrategia, gestión y acción del gobierno distrital.