Esta clase de COBRO que llega con el nombre de RECIBO, lo pone a uno a dudar si ya pagó o no ha pagado
Cuando recién acababa de enviar mi artículo en la noche del Señor para el amanecer del día de Marte, ya me puse a pensar sobre qué escribiría la próxima semana, aunque frecuentemente algo me asalta, sucede, me cuentan, pasa, cae, sobreviene, y no tengo que pensar más, sino exponer el acontecimiento e informar y comentar sobre él. Eso sí cuidando mi vocabulario por no decir… boca-bulario, para que no me interpreten o malinterpreten, ni…ni….
Recordemos pues otro de los “panes” colombianos de cada día, de cada semana, de cada mes, de cada año y de toda la eternidad. Atención pues al pan de hoy.
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Por orden de ya no sé qué gobierno hay que hacerle cada año a nuestro carrito, una REVISIÓN - Del castellano: volver a mirar). Además de pagar un impuesto que por cierto llega en un sobre plástico muy chistoso con el nombre de RECIBO, aunque uno todavía no lo ha pagado, Por supuesta, lo mismo que dice en los de Predial: “Si Ud. ya ha pagado haga caso omiso de esto” (Creo que los colombianos somos superinteligentes, pues en ninguno de los otros países que he frecuentado, llegan este tipo de cosas, allí, las cosas son o no son, no PUEDEN SER Y NO SER AL MISMO TIEMPO(1). Y esta clase de COBRO que llega con el nombre de RECIBO, lo pone a uno a dudar si ya pagó o no ha pagado. Y si se trtára de lo que allí dice o de algún ¨extra"
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Pero para nuestro tema de hoy hablemos de términos: TÉCNICO - Del griego Techné: arte, técnica, oficio. MECÁNICA - Del griego Mekhané: máquina.
Uno se imagina que los “técnicos” van a empelotar su carrito, le manosearán la maquinita y decidirán si se le están saliendo el agua, el aire, la gasolina, el aceite, si frenará a tiempo antes de estrellarse con algún atropellante carro circundante, o se detendrá antes de “coger” al desprevenido o poco técnico deambulante o paseante.
Pero como dijo Murphy todo lo que no debe suceder, sucede, y sucede cuando menos debe suceder. Como paradójico. ¿No? ¡Pero cierto! “Murphy siempre vuelve a golpear¨.
Pues tengo que contar que llevé el carrito para que me dijeran que estaba como está, OK, pues así lo mantengo desde que lo heredé. Como curiosamente había cola, -qué raro, una cola en Colo-m-bia, país de las colas- se me ocurrió irme por un rato a la casa y dejarlo muy recomendadito en la tal “Bomba” (¿?). Cuando volví por él, oh Diablos! Porque Diosito no pudo haber estado en eso, encontré la nariz del motor del carro, estrellada. Di algunos alaridos - y pregunté qué había pasado. Nadie sabía nada. Que seguro habría sido algún helicóptero que había volado muy bajito.
Y, ¿dónde estarían las refulgentes “cocas” que cubren los tornillos de las llantas? Pues no estaban en sus lugares. Las coquitas estaban tiradas en el suelo. De mala gana las recogieron y las pusieron. ¡Quise dejar el carro para que lo mandaran reparar y volver después por él, pero me echaron, me dijeron que sacara ligero ese carrito porque ya iban a cerrar y allí no se podían dejar carros, carritos, ni carrozas!
¿Que se podrá hacer? Por lo pronto voy a invocar al caballero que me lo dejó como herencia, ojalá se me aparezca y me inspire. ¡O mañana me caiga un carrito nuevo de la nube y no lo revisaré, no lo revisaré!
*Filóloga UdeA y Psicóloga PUJ