Se trata de entender que estamos atendiendo las necesidades actuales pero el país no se está preparando, junto con su sistema educativo, para el futuro
En el 2019 tuve la gran oportunidad de compartir algunas reflexiones sobre la educación, principalmente del contexto de las universidades. Este año no será la excepción, puesto que la responsabilidad que tenemos quienes trabajamos en el sector nos lleva también a cuestionarnos y analizar el contexto de esta. ¿Cuál es el estado actual de la educación en Colombia? ¿Cómo se encuentra el sector educativo y que impactos va teniendo regionalmente? ¿Qué preocupación veo en el contexto antioqueño? Bueno, si bien no tengo mucho espacio para contestar todas las preguntas que surgen, al menos estas tres procuraré responderlas. Si nos detenemos en los datos que el Ministerio de Educación, el Dane y el DNP muestran sobre educación actual, nos damos cuenta de que muy difícilmente al 2022 el país logrará cumplir las metas trazadas en los ODS. Miremos el tema bien, en cuanto a educación inicial se espera llegar en 2022 a dos millones de niños con educación inicial: aumento del 67%. Pasar de 5,3 millones de niños a siete millones en el PAE. ? En 2018, para el nivel de Preescolar se registró? un total de 985.271 matriculados, de estos, el 10,6% fueron atendidos en el grado de prejardín, el 16,2% en jardi?n y 73,2% en transición. Con los cambios demográficos, muy difícilmente el país logrará su meta y tendrá que abrirse en el presente a la posibilidad de generar más acceso a la población migrante. A esto se suma las fuertes inversiones que hay que hacer para superar la crisis de cobertura que tiene el sector e incentivar la construcción de planteles en zonas rurales. En el caso de la educación básica primaria se registró? un total de 3.607.456 matriculados, donde la mayor participación de alumnos fue para grado primero (20,5%), seguido del grado quinto (20,1%). Esta cifra se debe confrontar con las que la ODS se han planteado: A mayo de 2019 se ha logrado un incremento de más del 14% en el número de estudiantes con jornada única frente al mismo periodo de 2018, alcanzando 1.057.386 estudiantes del sector oficial. Se espera llegar a 1.8 millones de estudiantes en 2022.
Por otro lado, el programa de generación E, beneficia a 46.510 jóvenes en condición de vulnerabilidad económica, con acceso a programas de alta calidad a través de los componentes de Equidad y Excelencia. Este programa beneficiará a 336.000 jóvenes al finalizar el cuatrienio. Si ustedes se detienen en los números, podemos darnos cuenta del desbalance que existe entre los estímulos que se proyectan desde los niños hasta los adolescentes. Se trata de entender que estamos atendiendo las necesidades actuales pero el país no se está preparando, junto con su sistema educativo, para el futuro. Aunque en datos oficiales se dice que Antioquia tiene un 81.8% de cobertura en educación superior y aunque una ciudad como Medellín cuenta con más de 50 universidades, lo cierto es que la proliferación de diversas instituciones de educación para el trabajo y el desarrollo humano no generan los estándares de calidad suficientes para una mejor inserción en el mundo laboral. Así como del buen número de universidades, muy pocas se encuentran acreditadas en alta calidad y muy pocas responden a programas de pertinencia que la región requiere. Así que, si no nos centramos en la calidad nada estamos haciendo y, los lugares que ocupamos no dejarán de estar en la media nacional.
En el contexto antioqueño, si bien se ha hecho un gran esfuerzo por generar mayor cobertura en educación media, la tasa bruta en transición se encuentra muy a la par, inclusive por debajo de algunos departamentos, en el país. Del mismo modo la cobertura en educación superior, aunque goza de un buen número de instituciones, estas no han logrado regionalizarse y garantizar la prestación del servicio en las diferentes subregiones del departamento y, a esto se suma el bajo porcentaje de matrícula con conexión a internet. Se confronta uno también cuando el interés de los últimos gobiernos era generar una oferta de educación virtual con la naciente “Universidad Digital”, y aún, muchas regiones del territorio no cuentan con conectividad para poder acceder a dicha oferta. Este es el panorama, a esto nos enfrentamos y los retos que se nos vienen son muy altos. Ojalá el departamento no solo se conecte a internet, sino que debe saber conectar lo que hay en la ciudad para y con las regiones, de lo contrario, Medellín seguirá creciendo en sus indicadores mientras Antioquia se nos va quedando.