Considero que se deben dotar las universidades de líderes que respondan a las necesidades actuales.
Las instituciones de educación están cambiando. Los procesos de acreditación conducen a dichas instituciones adoptar estructuras abstraídas del mundo empresarial. Hoy, por ejemplo, se dice que aquellas instituciones que tienen más de una sede en el país y que se han acreditado bajo la modalidad multicampus deberían adoptar un modelo de gobierno corporativo. Dicho gobierno debería dotarse de los suficientes y necesarios cuerpos colegiados para hacer que la estrategia pueda llegar eficazmente a todos los miembros de la institución. No se trata solo de tener una sólida base de gobierno, sino de una estructura de gobernanza. Igualmente, estas instituciones no sólo deben hacer el trabajo técnico de dotar a las instituciones de dichos elementos; hay más, lo fundamental es dotarlas de las personas que realmente requiere el mundo de la educación hoy. Voy a centrarme en un solo aspecto, espero que, en las próximas columnas pueda desarrollar otros. Los líderes. ¿Qué tipo de líder requiere hoy una universidad? ¿Es necesario que sean académicos los que lideren las universidades? ¿En el universo de la gestión, quienes son los ejecutivos de la academia? Las tres preguntas nos llevan a pensar que lo más parecido a un rector es un gerente, como su nombre lo indica, la palabra gerente aduce la palabra germen, que incita a pensar en el origen de las cosas, en lo concentrado de una bebida, en la raíz de algo. También la palabra gerente me invita a pensar en el gentilicio alemán de germano y si nos atrevemos a cambiar esa g por una h, entonces nos quedaría la palabra hermano. Del mismo modo, la palabra gerente invita a pensar en gestar, dar a luz, concebir. Igualmente, gerente puede estar relacionado con la expresión lingüística gerundio, que es una forma no personal del verbo que una acción está en desarrollo, como en este momento que me encuentro escribiendo. Por el mismo horizonte, la palabra gerente también me invita a pensar en la palabra Genitivo, que es una forma en las declinaciones de las lenguas romances que nos ayuda a comprender el contexto de una oración como si algo o alguien fueran de algo, por eso los genitivos son identificados con la preposición de. Las ciencias sociales hablan del genitivo para ubicar determinados conceptos en un contexto específico, algo así como la economía de la india o, de Europa, etc. La palabra gerente podría sugerirnos más términos, pero quisiera usar los anteriormente expuestos para hacer esta reflexión del cómo considero que se deben dotar las universidades de líderes que respondan a las necesidades actuales.
El germen de las cosas es la raíz misma de donde todo proviene. Y, ¡sí! Todo en definitiva necesita de un gerente para saber de dónde eso proviene. La primera ley de la termodinámica nos lleva a pensar en que la energía no se crea ni se destruye, tan solo se transforma. Esta es la función fundamental de la gerencia, transformar. Las instituciones se ven en el día a día sometidas a procesos de cambio, adaptación, construcción, reformas, etc. Sociedades como la nuestra altamente volubles, cambiantes en el desarrollo del mercado y la economía, sociedades colapsadas de información y choques culturales, están expuestas a procesos de adaptación y cambio permanentes. Las constantes intervenciones de capitales y las grandes migraciones, hace que las instituciones tengan que generar estrategias de transformación con el fin de adaptarse a los cambios que las sociedades van generando. Un rector busca explorar los fondos para definir las formas y, por lo mismo, desmenuzar cada hecho para, de esa forma, ir tomando decisiones que minimice riesgos y ayude a superar las crisis en las que hoy se ve la educación superior. El germen de las rectorías está en la capacidad que tiene el “gerente” de ahondar en la institución. No se puede dirigir el barco desconocido, y no se puede comprender la ruta si el capitán desconoce su nave. La gerencia propende por ese ideal, ir al origen de las cosas, entenderlas, ir al fondo al germen mismo.
La gerencia moderna propende por un desarrollo carismático de los líderes, que sea capaces de motivar, de influenciar, de inspirar con su propia vida. Cuando los ideales de la revolución francesa de instalaron en las naciones democráticas, la confianza de los ciudadanos para hacerse cargo de sus propios procesos sociales y políticos se desarrolló bajo el ambicioso ideal de la convivencia. La fraternidad, es un ideal tan alto que nos ayuda a construir un liderazgo basado en la realidad de cada persona. Un liderazgo que nos ayude a recomponer las heridas que otro tipo de liderazgos, menos carismáticos y llevados por el talante de una excesiva fuerza, se olvidó de las personas, las usó como cualquier recurso y no promovió un sentido de humanidad. Un liderazgo centrado en la fraternidad y un rector hermano es garantía de un clima organizacional basado en la confianza, en el deseo por integrar y hacer de cada persona que este en la institución un actor fundamental en la construcción y el desarrollo. Las instituciones son las personas, y bajo este principio entendemos que son el activo fundamental en la construcción de las universidades más humanas.
Un rector debe ser capaz de dar vida, de hacer surgir cosas nuevas, de gestar nuevas experiencias, productos, iniciativas que ayude a la consolidación del sueño corporativo. Un gestor capaz de construir un sueño común y hacerlo posible para todos. De la misma manera como se da el proceso de gestación de los seres humanos, igualmente las instituciones pasan por el proceso en que deben ser pensadas, ideadas. Momentos de mucha reflexión en torno a crear algo que sea útil, que responda a las necesidades de una sociedad que reclama más y mejor educación, algo que nos enriquezca y, sobre todo, algo que nos haga felices. Igualmente, el rector hace un gerundio de sus funciones. Tiene que estar permanentemente en acción para lograr los objetivos trazados. El gerente debe hacer un gerundio con todo su equipo para poder desarrollar la organización al momento deseado. Se trata de estar permanentemente activo, se trata de no estar estáticos, paralizados, sino siempre en función del cambio del movimiento propio de la institución. Así mismo, siempre, necesariamente siempre los gerentes tendrán que dotarse del genitivo para apalancar procesos de cambio y crecimiento. Cuando una persona sabe de dónde viene y a qué lugar pertenece, entonces es capaz de poner todos sus talentos en función de la institución. Despertar este sentido de pertenecer es lo que nos permite desarrollar una cultura sólida, una institución pertinente y rectores mucho más inspiradores.