Expertos señalan que mejorar el ciclo de atención de los pacientes de ataques cerebrovasculares (ACV) es vital para prevenir y disminuir las secuelas de la enfermedad.
Según la Asociación Colombiana de Neurología, más de 250.000 colombianos se encuentran en estado de discapacidad como resultado de un ataque cerebrovascular (ACV), una patología que afecta, principalmente, a personas mayores de 55 años.
Esta enfermedad se produce cuando se corta el suministro de sangre hacia una parte del cerebro, por un coágulo de sangre que obstruye un vaso cerebral o por aterosclerosis, depósitos de grasa en las paredes vasculares.
El ACV puede causar la muerte si no es tratado con rapidez o causar graves secuelas, como pérdida de la movilidad o el habla.
A este respecto, el doctor Germán Enrique Pérez Romero, director ejecutivo de la Red Colombiana contra el Ataque Cerebrovascular (Recavar), señala que es de suma importancia que el paciente reconozca los principales síntomas del ACV, pues “el tiempo es determinante para que reciba atención médica oportuna”.
Los síntomas pueden incluir alteraciones en el lenguaje, como no poder pronunciar el nombre, entumecimiento o parálisis de una parte del cuerpo, y alteraciones en el equilibrio y la visión. El experto enfatiza que los ataques no siempre generan dolor de cabeza, pero que “es necesario que el paciente esté alerta y consulte si padece lo que considera como el peor dolor de cabeza de su vida”.
El doctor Pérez señala que en la atención prehospitalaria, es decir todo el ciclo anterior a que el paciente reciba atención en un centro médico, es esencial para evitar secuelas mayores: “Entre más rápido acuda al hospital, mejor responderá a los tratamientos y aumentará las posibilidades de reincorporarse a su vida normal”, puntualiza.
Para que se presenten las ACV hay varios factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, algunas enfermedades cardíacas y la obesidad. Por esto, el director de Recavar subraya que es importante que las personas tengan hábitos saludables para evitar presentar estos factores, y en caso de ya padecer hipertensión o diabetes, tener un manejo adecuado de la enfermedad.
Sin embargo, el experto también reconoce que hay dificultades en el ciclo del proceso de atención, pues las personas muchas veces hacen caso omiso a los síntomas por desconocimiento, o porque acuden a hospitales que no tienen las capacidades para atenderlos.
Por esto, señala la validez de iniciativas como Angels, que consiste en la socialización de herramientas pedagógicas, a través de la web, para que los pacientes y médicos puedan optimizar el ciclo de tratamiento de las ACV.
Allí, los interesados podrán recibir información sobre síntomas, procedimientos y cuidados que deben recibir los pacientes. Igualmente, los médicos podrán intercambiar experiencias relacionadas con el tratamiento de la enfermedad, así como registrar los centros hospitalarios como lugares aptos para el tratamiento de la patología.
“Estas iniciativas son importantes porque educan a la gente para que reconozca las señales, y porque los médicos podemos actualizar y compartir nuestros conocimientos”, enfatiza.