Es inevitable que sobrevenga la duda, alimentada por las mismas palabras oficiales. Quiero creer, los colombianos queremos creer.
Cuando vi las fotografíass de los contenedores con las armas "personales” entregadas por las FARC, me pregunté: ¿por qué no abrirle un espacio a la esperanza? ¿Un espacio a la confianza? ¿Por qué no darle espacio a la ilusión de que esas de la foto son todas y, como han repetido insistentemente, "no matarán un sólo colombiano más"?
Llegué a mi casa a escribir esta columna "en modo esperanza", regalándome un tímido espacio para celebrar, para creer. Decidí abrir un compás de fé. No habrá más víctimas de las FARC, me dije. Confieso que me contagié de la alegría, a pesar del riesgo natural de ser decepcionada.
Unos minutos después ví en el Noticiero de Televisión RCN, imágenes, tweets y comunicados de marzo del Gobierno, hace apenas tres meses, en los cuales afirmaban categóricamente que las FARC entregarían 14.000 armas: "ya se tiene un inventario de 14.000 armas de las Farc que próximamente pasarán a manos de @MisionONUCol para garantizar una paz estable”, trinó el Presidente Santos....
Finalmente, la ONU certificó el martes, que fueron 7.132 las armas recibidas ....y entonces ¿qué pasó con el inventario? ¿cómo hicieron este inventario? ¿se pueden plantear estas preguntas en la democracia colombiana?
"Eso es rebuscar mucho en razones para no celebrar una buena noticia", dijo Santos sobre las críticas y cuestionamientos que comenzaron a aparecer. Agregó que además de las armas entregadas por la guerrilla, en los últimos años se ha incautado un gran número de ellas. "Todos los días incautando fusiles y caletas", dijo.
¿Tantas se incautaron en estos tres meses? Confieso que me dio dolor experimentar dudas frente a la euforia presidencial. ¡Cómo quisiera creer, cómo quisiéramos millones de colombianos ser parte de la fiesta de la reintegración y el fin de tanta y tan degradada violencia y el comienzo de un nuevo amanecer!
Así como las FARC dejaron las armas "ojalá podamos hacer dejación de odios", continuó el Presidente. Sí, ojalá. Pero ¿dudar es odiar? ¿Darle credibilidad a las palabras del Gobierno en marzo sobre las 14.000 armas inventariadas, es equivalente a odiar en Junio cuando el mismo Gobierno dice que son sólo 7.132? ¡Por Dios!
El mismo Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, precisó en marzo: "11.000 de esas armas son fusiles" y ¿entonces? El comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, asegura hoy que "informes de inteligencia muy precisos del Comando General confirman la cifra de 7.132 armas entregadas...sin contar las que salgan de las caletas." ¿La inteligencia se equivocó en una diferencia de casi 7.000 armas en menos de tres meses?
Es inevitable que sobrevenga la duda, alimentada por las mismas palabras oficiales. Quiero creer, los colombianos queremos creer. Pero, ¿estaban errados los informes del Gobierno hace tres meses? ¿O los de ahora? ¿Se engañó o lo engañaron? ¿Es tan fácil engañarlo? ¿Es tan vulnerable? ¿Cómo puede haber una diferencia de casi el cincuenta por ciento entre las cifras de hace tres meses y las de hoy?
De todas maneras la dejación de las 7.132 armas es una buena noticia…