Sin duda, el compromiso de defender y respetar a la Universidad, debe ser tarea de todos los estamentos universitarios; debe ser tarea de nuestras fuerzas armadas, tarea insoslayable de los violentos incluso; tarea de los egresados, tarea de todos los antioqueños.
Luego de los hechos vandálicos del 21 de noviembre de 2019, un grueso número de estudiantes, trabajadores y profesores, cantaron la universidad que queremos y expresaron en carteleras el amor que debemos a nuestra Alma Mater: “Queremos verte siempre abierta, de colores y sonriente”; “La U. pública, espacio de paz y esperanza”, “La U. de A. se lleva en el alma”, “Nos encontramos para expresar el descontento por lo ocurrido ayer, … y todo lo que tuvo lugar dentro de la universidad”. “Estamos compartiendo algunas frases entre maestros, trabajadores y estudiantes porque no queremos ver la universidad cerrada y esta es la casa de todos y la tenemos que cuidar. Es una voz de protesta para tantas cosas que sucedieron”. Las tantas cosas que sucedieron obligaron al cierre.
El lunes 25, la Universidad abrió nuevamente sus puertas, y con renovada alegría los estamentos universitarios brindaron un bello evento de desagravio, en cabeza del doctor John Jairo Arboleda Céspedes, magister en Ciencias y médico Veterinario de nuestra U. de A., vinculado a ella desde 1994 y, para suerte de la Universidad y de Antioquia misma, su rector. En este evento, la comunidad universitaria rechazó los actos violentos y se extendió un compromiso para defender y respetar a la U. de A.
Sin duda, el compromiso de defender y respetar a la Universidad, debe ser tarea de todos los estamentos universitarios; debe ser tarea de nuestras fuerzas armadas, tarea insoslayable de los violentos incluso; tarea de los egresados, tarea de todos los antioqueños. Al tenor, como egresado, tiempo atrás, este columnista había escrito en otro medio de la ciudad: cuando los años pasan, tal vez con la certeza de que cada día que acaba quedan menos, recordamos con más cariño a nuestra Universidad de Antioquia. Es un ejercicio de la memoria y de la gratitud; es un esfuerzo del corazón por volver a esos pasos felices, a esas estancias que no tienen olvido, a esos rostros de entonces que ahora forman parte del collage de la vida. Por sus corredores, largos, soleados, llenos de sonrisas abiertas a la vida, voló nuestra juventud. ¡Edad feliz, donde la idea brilla!, decía Pombo. ¡Juventud, divino tesoro!, cantaba Rubén Darío, el gran poeta de Nicaragua.
Y agregaba: la universidad no puede perder el rumbo y caer en laxitudes académicas o fines ajenos que la lleven a la mediocridad y a la postración, pues, en buena parte, los problemas de la Patria tienen allí su origen. Entre todos debemos encontrar, y devolverle la esencia a la Universidad para que siga siendo centro de sano debate y sólida formación académica y humanista, teniendo como norte una patria mejor para los hijos. Advirtiendo, para finalizar, que los miles de egresados también somos parte activa de la Universidad de Antioquia, y es nuestra obligación el aportarle en momentos de dificultades y el constituirnos en motivo permanente de orgullo y grandeza para ella.
Y es que, más que nunca, desde su fundación en 1803 (bajo el nombre de Colegio de la Nueva Fundación de San Francisco), debemos amor, respeto y valoración por nuestra Alma Mater. La realidad que hoy nos presenta es sorprendente y nos llena de orgullo: ofrece 112 programas de pregrado; 29 doctorados (fuente inagotable de producción de capital intelectual), 66 maestrías, 36 especializaciones, 50 especialidades médicas. Desarrolla en las regiones del departamento 9 maestrías y 20 especializaciones en los diferentes campos del saber, como Oceanografía, por ejemplo, en Urabá, o la Especialización en café, en el Suroeste antiqueño. Cuenta con sedes en las localidades de Envigado, Puerto Berrío, Amalfi, Segovia, Yarumal, Santa Fe de Antioquia, Carmen de Bolívar, Sonsón, Andes, Apartadó, Carepa y Turbo, cubriendo así todas las regiones de Antioquia.
Con inocultable emoción, me contaba mi amigo el doctor Sergio Roldán Gutiérrez, escritor, abogado y columnista, que “el 13% de los grupos de investigación A1 de Colombia, son de la U de A”. Se entiende como Grupo de Investigación, Desarrollo Tecnológico o de Innovación, al conjunto de personas que interactúan para investigar y generar productos de conocimiento en uno o varios temas, de acuerdo con un plan de trabajo de corto, mediano o largo plazo (tendiente a la solución de un problema). Un grupo es reconocido como tal, siempre que demuestre continuamente resultados verificables, derivados de proyectos y de otras actividades procedentes de su plan de trabajo y que además cumpla con los requisitos mínimos para su reconocimiento especificados en el “Documento Modelo de Medición de Grupos de Investigación, Desarrollo Tecnológico o de Innovación y de Reconocimiento de Investigadores del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Año 2017”. Es decir, hoy por hoy, nuestra U. de A., es una fábrica de investigación y solución de problemas.
Y así, podríamos seguir enumerando apuestas reales, como: los Intercambios académicos internacionales; su política de Dirección de Relaciones Internacionales encargada de promover la integración internacional de la Universidad, mediante procesos de cooperación académica, científica y cultural. Alianzas Estratégicas con las universidades de Giessen, en Alemania; la de Purdue, en Estados Unidos; la de Groningen, en Holanda; la Universidad de Monash, en Australia. Los proyectos estratégicos: Patrimonio y memoria, Sistema de Bibliotecas, Museo universitario, la Editorial, Aprende en línea, Escuela de Gobierno, Parque de la vida, Programa de salud, Habilitación de servicios de salud, Seguridad y salud en el trabajo, Prácticas, Fondo de donaciones, el programa de Egresados, a más de otros cientos.
Amar, respetar, valorar, financiar y defender nuestra Alma Mater, oportunidad para 70.000 personas que acuden a su admisión por año, más las miles de oportunidades que significa para Antioquia y Colombia, es ¡tarea de todos!