A propósito de la Pedagogía, la Didáctica y la Metodología
1. Pedagogía
La palabra pedagogía tiene su origen en el griego antiguo: paidagogós. Este término estaba compuesto por paidos (“niño”) y gogía (“conducir” o “llevar”). Se refería al esclavo que llevaba a los niños a la escuela.
En la actualidad, la pedagogía es el conjunto de los saberes que están orientados hacia la educación. Por lo tanto, es una ciencia aplicada con características psicosociales que tiene a la educación como principal interés de estudio.
Esta ciencia tiene en escuelas o en universidades unas funciones delimitadas como: servicio de orientación y organización escolar, programación de diversas metodologías, asesoramiento al profesor, elaboración de terapias específicas, técnicas de estudio, diagnóstico del estudiante… La pedagogía se nutre de los aportes de diversas ciencias y disciplinas, como la antropología, la psicología, la filosofía, la medicina y la sociología. Pero, hay autores que sostienen que la pedagogía no es una ciencia, sino que es un arte o un tipo de conocimiento. Paulo Freire fue un educador de origen brasileño que se convirtió en un referente dentro de esta citada ciencia. Estableció una serie de veinte máximas fundamentales en el ámbito de la Pedagogía, según su punto de vista, por ejemplo: enseñar exige siempre saber escuchar; todos siempre aprendemos; estudiar no es un proceso mediante el cual se consumen ideas, sino que es crear esas citadas ideas.
Uno de sus planteamientos: “Nadie educa a nadie; todos nos educamos unos a otros mediatizados por el mundo”.
Es importante distinguir entre la pedagogía como la ciencia que estudia la educación y la didáctica como la disciplina o el grupo de técnicas que favorecen el aprendizaje.
2. Metodología
Es un vocablo generado a partir de tres palabras de origen griego: metà (“más allá”), odòs (“camino”) y logos (“estudio”). El concepto hace referencia a la planeación que permite cumplir ciertos objetivos en el marco de una ciencia.
Es importante la distinción entre el método (nombre que recibe cada plan seleccionado para alcanzar un objetivo) y la metodología (rama que estudia el método). El metodólogo se dedica a la tarea de rastrear y adoptar estrategias válidas para incrementar el conocimiento.
La metodología es un recurso concreto para la selección de técnicas específicas. Puede ser, entre muchas, comparativa (analiza), descriptiva (expone) o normativa (valora). No sobra que recordemos al doctor Ovidio Decroly con su proceso basado en: observación, asociación, expresión; y sus palabras base del aprendizaje en su muy exclusivo método: “La actividad mental: el sentir, el pensar y el expresar, bases fundamentales del método para el bien aprender”.
Y, ¿qué tal releer a Montessori, Pestalozzi, Ferrière, etc.?
Para saber qué tipo de metodología debe emplearse, hay que tener en cuenta algunos aspectos importantes. Algunas de las preguntas que debemos hacernos son: ¿qué resultados (o logros) esperamos conseguir?, ¿quiénes son los interesados en conocer los resultados?, ¿cuál es la naturaleza del proyecto?
De una manera más simple y como lo aprendimos hace mucho en nuestros seis años de estudios, debemos pensar en el QUÉ se enseña; el a QUIÉN se enseña; el PARA QUÉ, y en el CÓMO.
El término método, también conocido como técnicas, puede definirse como el camino para alcanzar un fin: objetivos-método-logros. Es decir, los procedimientos que deben llevarse a cabo, para cumplir con lo propuesto en los objetivos.
No digo: “logros”, porque este vocablo que reemplazó a “objetivos o metas” en la planeación moderna, en el campo educacional, está un poco desajustado en el contexto: objetivo es lo que me propongo, la meta señalada; método es el camino; logro es lo que hemos alcanzado, mediante un buen entendimiento de lo que es un objetivo. No creo que lograr, alcanzar, conseguir, puedan reemplazar, como sinónimos, lo que me propongo conseguir, lo que me he propuesto como meta u objetivo.
A los maestros de ayer y de hoy, felicitaciones en el “Día del Educador”.
Los invito a disfrutar este texto del poeta español Gabriel Celaya:
Educar es lo mismo / que poner un motor a una barca; / hay que medir, pensar, equilibrar, / y poner todo en marcha. / Pero para eso, / uno tiene que llevar en el alma / un poco de marino, / un poco de pirata, / un poco de poeta, / y un kilo y medio de paciencia / concentrada. / Pero es consolador soñar, / mientras uno trabaja, / que esa barca, ese niño / irá muy lejos por el agua. / Soñar que ese navío / llevará nuestra carga de palabras / hacia puertos distantes, / hacia islas lejanas. / Soñar que cuando un día / esté durmiendo nuestra propia barca, / en barcos nuevos seguirá / nuestra bandera enarbolada.