Procedimientos innecesarios

Autor: Carlos Alberto Gómez Fajardo
17 julio de 2018 - 12:10 AM

En un mundo medicalizado el consumo de servicios sanitarios –métodos de diagnóstico y tratamiento- guarda correlación con la capacidad adquisitiva de quien consume, no con su necesidad real

El sistema sanitario de Inglaterra ha puesto su atención en la política de identificación y reducción de procedimientos médicos y quirúrgicos reconocidos como innecesarios, y, además de eso, peligrosos para la salud de quienes los han “consumido”; cabe aquí la palabra “consumidor” pues  se trata de servicios de salud que se han convertido en objetos de la moda y de los comportamientos aceptados por las masas. Sabemos que la gente en materias de salud va hacia dónde va Vicente, muchas veces sin querer reflexionar sobre cuestiones incómodas, como el ¿para qué?, y menos ¿a cuál costo?
Hay algunas consideraciones que son pertinentes y actuales. Hace años se ha formulado la “ley de los beneficios inversos”: el acceso a la atención médica de calidad varía en proporción a la necesidad. En un mundo medicalizado el consumo de servicios sanitarios –métodos de diagnóstico y tratamiento- guarda correlación con la capacidad adquisitiva de quien consume, no con su necesidad real. Es una de las paradojas del erróneo entendimiento del concepto “paciente” como “usuario-cliente”. En una dinámica aparentemente imparable de comercialización y de oferta de servicios de salud la demanda es creada y aparece como una ola creciente, con su correspondiente alto costo económico. Al confundir salud con poder de compra o de pago -de modo directo  o indirecto- esta ilusión autoalimenta una elevación progresiva de gasto financiero. Enumeremos algunas de las circunstancias sometidas a crítica en el sistema nacional de salud de  la Gran Bretaña y entendidas allí como procedimientos innecesarios, algunos son muy conocidos desde hace décadas, otros más nuevos: amigdalectomía, histerectomía, procedimientos con infiltraciones para dolor lumbar,  cirugía de párpados, cirugía de hemorroides, procedimientos del túnel carpiano, para ronquido, artroscopias,  reducción mamaria, resecciones de lesiones en piel, hombro doloroso….   El problema afecta a diversos campos del quehacer médico, a variadas especialidades, esto en lo que atañe a procesos o intervenciones quirúrgicas. Por otra parte se suman las conocidas críticas –con fuerte fundamento epidemiológico-  a temas como el racional uso diagnóstico del Antígeno Prostático Específico y los cuestionamientos -principalmente de autoridades sanitarias en Europa- a la real utilidad en la mamografía para el diagnóstico  precoz del cáncer de mama…

Lea: Resoluciones, notificaciones, soberbia y regresión

Se vende la salud como una ilusión, como algo exigible por parte de un usuario-cliente ávido de  tecnologías, domesticado por un complejo aparato de propaganda y de diseminación de expectativas, temores y necesidades que hacen parte de las estrategias comerciales conocidas como “disease mongering”. Se hace creer a la gente que  determinados síntomas son intolerables y que la tecnología actual ofrece fáciles e inocuas soluciones para ellos.
La realidad es más árida: hay riesgos de iatrogenia, hay espiral de gastos de los sistemas sanitarios, hay inequidad en el uso de los recursos. Esto hace parte de situaciones de injusticia y de   corrupción. También se presentan desapacibles controversias y diferencias entre los criterios del médico o del terapeuta y las exigencias de su paciente, quien acude a un cuestionable concepto de su propia autonomía  (“yo tengo derecho”,” yo conozco”, “yo sé”, “yo deseo”, ”yo pago”, “yo exijo”) cuando en realidad no se cumplen las premisas de la decisión libre: verdadero conocimiento, ausencia de coerción, ejercicio responsable de la voluntad. Es decir, las consecuencias negativas de haber caído en la aberración de una hipertrofia de la autonomía entendida como prevalencia egocéntrica de la voluntad inflada y consumista, del seguimiento ciego y dócil de las modas. A pesar de todo, hay que recordar el sentido y misión de la terapia: Primum non nocere, primero, no hacer daño. 

Lea también: Un poco más de conversación

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Artículos relacionados

Salud y mercadeo de ilusiones
Columnistas

Salud y mercadeo de ilusiones

En la política hay que recordar lo que para algunos es logro en la ampliación de cobertura sanitaria: emitir decretos, otorgar carnets o formularios con enumeración...

Lo más leído

1
Columnistas /

¿Dulcecito o dulcesito?

El elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo… Este sufijo...
2
Religión /

Dos caminos alternativos simbolizados en la sal y la luz 

Hoy Jesús, en el evangelio de Mateo, nos presenta dos caminos alternativos simbolizados en la sal y la luz.
3
Columnistas /

Ingeniería y ética profesional

La ética en la ingeniería empieza por establecer que la responsabilidad primaria del ingeniero es...
4
Política /

Novelón conservador  

Trujillo se desquitó de Gallón. El candidato conservador al Senado le arrebató el decisivo apoyo...
5
Columnistas /

Cómo expresar los años y los siglos

No es correcto decir: el año veinte veinte. La RAE recomienda la modalidad española: año dos mil veinte.
6
Palabra & Obra /

Hernando Caicedo Rivera: “Mis relatos tienen como base la realidad…”

Conversación con el escritor, participante de los talleres Urabá escribe.