Problemas de una educación politizada

Autor: Saúl Hernández Bolívar
11 diciembre de 2019 - 12:00 AM

No conozco un solo profesor universitario que no se queje del bajísimo nivel intelectual de sus estudiantes. No se salva ninguna universidad.

Medellín

Viendo los terribles resultados de Colombia en las pruebas Pisa, realizadas a jóvenes de 15 años, y los argumentos de los universitarios que apoyan el paro, se concluye que la educación de calidad no se consigue protestando ni aumentando los presupuestos sin ton ni son sino, valga la perogrullada, estudiando duro; o sea, quemándose las pestañas muchas horas, comiendo libro, repitiendo ejercicios una y otra vez. Es decir, estudiar es como practicar un deporte de alto rendimiento; nuestros atletas saben que sin matarse a mañana, tarde y noche no se van ni a acercar a una medallita en Tokio, mientras los estudiantes creen que con tomar cerveza, meter bareta y tirar piedra, van a alcanzar una gerencia apenas se gradúen.

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No conozco un solo profesor universitario que no se queje del bajísimo nivel intelectual de sus estudiantes. No se salva ninguna universidad. Cuando se les pregunta, los más prudentes se ponen pálidos y tartamudean hasta admitir con resignación que hay «ciertas falencias». Otros, no sé si por extrema franqueza o por indignación, se desatan en críticas y cuentan casos que hasta parecen dignos del realismo mágico. Pero todos coinciden en el pésimo nivel de comprensión lectora (leen pero no entienden), las escasas habilidades en lectoescritura (ortografía, caligrafía y gramática incalificables, y una penosa lectura en voz alta), y las casi nulas aptitudes para las matemáticas de los universitarios, todo lo que en las pruebas Pisa reprobamos.

Hace poco publicó la prensa que en nuestras universidades hay una alta tasa de deserción entre becados de hasta el 40%. Obviamente, no se referían a aquellos becados de honor por alto rendimiento académico, sino a los que estudian gratis por medio de programas del Estado que se han venido instaurando con el loable propósito de combatir la «inequidad». Y aunque se le echa la culpa a «factores de adaptación, orientación vocacional, dificultades socioeconómicas y contexto familiar», estos jóvenes tropiezan es por su absoluta falta de competencias pues generalmente provienen de colegios públicos, cuyo bajo nivel es ampliamente conocido. Son víctimas del profesorado marxista de Fecode, que no educa, sino que adoctrina.

Provienen de una educación media gratuita que se entiende como un derecho universal que debe ser proveído por papá Estado, pero cuyos frutos no parecen ser los esperados. Décadas atrás, nuestros padres y madres se tenían que romper el lomo para poder darnos lo que se requiriera para nuestra educación, desde un sacapuntas hasta el atlas de geografía o el libro de Baldor. Todo era con esfuerzo y las cosas se valoraban.

Hoy el Estado no solo ha ampliado espectacularmente la cobertura hasta casi un ciento por ciento, sino que con nuestros impuestos se levantan fastuosos planteles que no los tienen ni los colegios de estrato seis, dotados de costosos equipos. Y, ahora, en materia de educación pública, la escolaridad no se inicia a los siete años sino desde los primeros años con todo gratis, y la nueva meta es la jornada única para que los estudiantes pasen las horas de la tarde en las instituciones educativas, haciendo diferentes actividades, en vez de estar en la calle expuestos a mil peligros como las drogas y la prostitución. Eso cuesta un dinerito, pero, aún así, algunos desocupados siguen propalando el cuento de que esta sociedad es injusta y que no se hace nada por los más desfavorecidos.

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Mención aparte merece el Plan de Alimentación Escolar (PAE). Además de que a muchos estudiantes se les provee de útiles escolares y transporte, son cientos de miles los que reciben alimentación; no ya un refuerzo, como una media mañana, sino un almuerzo completo. Es cierto que ha habido casos de corrupción con los recursos del PAE, en los que se ha comprometido la cantidad o la calidad de las raciones de comida, o ambas cosas, pero valga decir que para muchas familias se convirtió en una cómoda manera de transferirle al Estado la responsabilidad que deberían tener con la manutención de sus propios hijos. Y, tristemente hay que decirlo, muchos niños y jóvenes no van a los colegios a estudiar sino a almorzar, lo cual sería magnífico si se reflejara en un mejoramiento del nivel académico.

La regaladera lleva muchos años ya en este campo, pero la educación no se mejora con plata sino con mucho esfuerzo, y menos si se convierte en caballito de batalla de ideologías criminales que deberían ser proscritas.

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Comentarios:

ALFARO
ALFARO
2019-12-11 09:33:48
Considero importante el analisis que el columnista realiza al tema Educativo. Quiero anexar lo siguiente. Nuestras familias campesinas e indigenas en los territorios de colombia. o unico que tiene derecho es a ingresar a una escuela y posteriormente a un colegio. los que les queda cerca. Otros por falta de carreteras y de dificil acceso no pueden hacerlo. En un Municipio cualquier de la geografia de caurenta estudiantes que salen de un colegio solo uno o dos ingresan a una universidad el resto se queda en la casa ayudando a sus padres apoyar la agricultura. Pero la mayor parte salen en busca de nuevas oportunidades a las ciudades o el eje cafetero algunos corren con buena suerte otros les ha sido dificil, algunos se devuelven otros ha caido en los vicios, delincuencia, cosa dramática. Un gobierno que no garantiza la oportunidad de estudio en la universidad a la gran mayoría de nuestros jóvenes. La paz verdadera se construye brindando oportunidades de fortacer proyectos productivos al campesino, buenas vías para que pueda sacar los productos, una verdadera salud que no sea solo de negocio que realmente como la clase de estrato seis un medico lo atiende treinta minutos para formular medicamentos buenos nuestros campesino tenga esa garantía. Que no tenga necesidad de tanto requisito en los hospitales. Gobierno injusto con la población vulnerable.
Bertha Lucía
Bertha Lucía
2019-12-11 08:20:10
Ni más ni menos!!!!!!!! Tristemente.

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