Distintas autoridades pidieron al Gobierno birmano implementar medidas más decididas para proteger a este grupo étnico musulman, ante el desplazamiento y los asesinatos de los que son víctimas.
Cerca de una treintena de premios Nobel, expresidentes y exministros de Exteriores pidieron este miércoles en una carta abierta al Consejo de Seguridad de la ONU que intervenga "inmediatamente" para parar los "crímenes contra la humanidad" que tienen lugar contra los rohinyás en Birmania.
"La tragedia humana y los crímenes contra la humanidad que se están desarrollando en la región de Arakan (estado de Rakhine), en Birmania, necesitan vuestra inmediata intervención", afirmaron en la carta, difundida en Dacca por la oficina del premio Nobel de la Paz bangladesí Muhammad Yunus.
Además de Yunus, otras 26 personas, entre ellas una docena de galardonados con el Nobel como la activista paquistaní Malala Yousafzai, firmaron una misiva que pide medidas "concluyentes" y que advierte de que, de lo contrario, la situación empeorará.
"El Gobierno de Myanmar necesita que le digan que la ayuda internacional y financiera está condicionada a un gran cambio en la política hacia los rohinyás", reza el texto.
Los firmantes piden que el Consejo de Seguridad presione a Birmania para que implemente las recomendaciones hechas por la comisión presidida por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan a finales del pasado agosto.
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La comisión propuso abordar los derechos de los rohinyás para resolver la violencia sectaria en el estado birmano de Rakhine, con medidas como acelerar el proceso de verificación de la ciudadanía y considerar la concesión de la nacionalidad por naturalización.
Los rohinyás son considerados apátridas por Birmania.
Los premios Nobel y personalidades dijeron que se debe empezar por permitir visitas regulares de observadores internacionales a las áreas más vulnerables donde viven los rohinyás en Birmania y constituir un comité que supervise la implementación de las recomendaciones.
La última crisis se desató el pasado 25 de agosto, cuando un ataque de un grupo insurgente rohinyá contra casetas policiales y militares en el estado de Rakhine, en el noroeste de Birmania, fue respondido con una operación militar en la zona.
Desde entonces, casi 380.000 huyeron a Bangladesh y un centenar murió tratando de llegar al país vecino.
La formación insurgente, el Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan, declaró el sábado pasado un alto el fuego durante un mes para permitir la entrada de asistencia humanitaria, algo que fue rechazado por el Gobierno birmano.