Sean cuales sean las urgencias que precipiten los resultados de esta pandemia, habrá siempre intereses que riñan con las necesidades de nuestra civilización y nuestra especie.
En mis remotos tiempos de vida universitaria, se narraba una anécdota que no se si sea cierta, a propósito de la visita a Francia de Chou En Lai en la década del 70. Se trataba del primer ministro de la República Popular China.
Tal vez por coincidir con el centenario de La Comuna de París, (un hecho trascendental para la historia, ocurrido en 1871) un periodista le pidió que hiciera algunas consideraciones sobre los impactos de esa movilización popular. Dicen que quien lo interrogaba quedó estupefacto porque Chou En Lai le respondió impasible, que era demasiado pronto para hacer un análisis sobre las implicaciones de ese evento.
No me parece una exageración. Creo que la respuesta encaja con el talante de los orientales y es esa anécdota la que me convoca a esta reflexión.
Aún en medio de la “quietud” que genera la cuarentena y transcurridos apenas los días que llevamos en este encierro, sorprende la rapidez con la que algunas luminarias del pensamiento contemporáneo se han apresurado a sacar conclusiones, sobre los impactos de esta pandemia en la civilización, sobre los cambios inmediatos que se van a desencadenar, o sobre cómo va a ser el futuro de nuestra sociedad y de nuestra especie.
“La historia no se repite, pero rima” afirma la muy talentosa Margaret Atwood en Los testamentos (Narrativa Salamandra 2019)
A no dudarlo, van a pasar muchas cosas y, es previsible que vivamos cambios trascendentales, pero no sabemos ni cuáles, ni cómo, ni dónde, ni cuándo van a ser esos cambios, pues las lecciones para aprender apenas se están cociendo y no tenemos certezas sobre nuestra verdadera capacidad de asimilación de esta experiencia. Los escenarios son múltiples, las probabilidades, infinitas.
Ya en el año 2007 Noami Klein en La doctrina del shock (Booket 2014) lanzaba una alerta para tener en cuenta, cuando precisaba que una de las características esenciales de la ascensión del Modelo Neoliberal de libre mercado, está asociada a las disrupciones, ya sean imprevistas o artificiosamente desencadenadas.
Afirma y sustenta en el texto aludido “la razón por la que los ideólogos del libre mercado se sienten tan atraídos por las crisis y las catástrofes”.
Aterrorizan las evidencias de los métodos utilizados en Chile y Argentina, las acciones que se desencadenaron luego de la hecatombe del huracán Katrina sobre New Orleans, los temas de negociados y reformas leoninas en Beirut, las decisiones tomadas luego de los sucesos del 11 S, lo ocurrido en el marco de la guerra de Irak, en fin.
Es necesario tomarnos el tiempo para la reflexión, pues sean cuales sean las urgencias que precipiten los resultados de esta pandemia, habrá siempre intereses que riñan con las necesidades de nuestra civilización y nuestra especie.
Habrá que luchar, tendremos que defendernos, unirnos, privilegiar el interés común.
No dudo que la reflexión cuidadosa y el pensamiento profundo, nos entregarán esa fuerza necesaria.