Colombia es el cuarto productor de palma de aceite en el mundo y el primero de América Latina, y tiene 512.000 hectáreas sembradas distribuidas en 21 de los 32 departamentos del país.
Colombia exportó durante el año pasado un total de 847.778 toneladas de aceite de palma que representaron al menos 580 millones de dólares, informaron fuentes del sector.
Esa exportación "representa más o menos unos 580 millones de dólares en valor, hubo un crecimiento importante de exportaciones llegando a ser uno de los segmentos que mayormente dinamizó la actividad exportadora de Colombia", dijo a Efe el director de gestión comercial y estratégica de Fedepalma, Mauricio Pozo.
Pozo, quien participa en el XLVI Congreso Nacional de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma), señaló que esto se debe en parte a que el país produce la planta de manera sostenible, lo cual, aseguró, se ha convertido en una exigencia de los mercados internacionales.
Señaló además que la palmicultura en Colombia se desarrolló sin incrementar la deforestación y poner en riesgo algunas especies de animales, lo cual sucedió en Malasia e Indonesia, los principales productores de aceite de palma en el mundo.
La cifra obtenida el año pasado casi es mayor a lo exportado en 2016, cuando el país envió al extranjero 482.271 toneladas.
Los mercados que más importaron la palma de aceite colombiana en 2017 fueron los de Holanda, con 322.680 toneladas, seguido de España (127.748), México (104.707), Brasil (72.723), Alemania (33.394) y República Dominicana (29.195).
"El mercado europeo es uno de los más importantes del mundo, es un centro de refinación y fraccionamiento, nosotros mayoritariamente exportamos aceite crudo y llega a esa capacidad industrial en Holanda y de ahí se fracciona, se refina y se envía a los países de la comunidad europea", agregó Pozo.
Alemania se destaca dentro de ese grupo al pasar de importar 2.321 toneladas en el año 2013 a 33.394 toneladas el año pasado y completando durante ese periodo un total de 92.991 toneladas, lo que se debe a una "penetración adicional" del biodisel en el país europeo.
A diferencia de estos, Venezuela es uno de los pocos que redujo la importación del producto debido a la crisis económica que vive, pasando de 5.857 toneladas en 2013 a 3.808 toneladas en 2017.
Frente a esto, Pozo espera que se reactive el comercio con Venezuela, pues lo considera un "mercado importante" y "natural" por la cercanía geográfica.