Han generado una ola de falsas noticias que confunden a los despistados, hasta en los detalles más sencillos del proyecto, y calumnian hasta a sus aliados políticos.
Las difíciles circunstancias surgidas del taponamiento del río Cauca en la central Hidroituango y su posterior desbordamiento en el corregimiento Puerto Valdivia, por aumento del caudal, han sido reveladoras del carácter de instituciones y dirigentes públicos enfrentados al reto de cuidar vidas y bienes públicos y privados, así como de entender por qué ocurrió una contingencia con tan severas consecuencias que ha llenado de preguntas a ciudadanos y expertos.
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En los dos momentos más críticos de esta contingencia, EPM, que ha tenido acompañamiento de los gobiernos de Antioquia y Nacional, ha demostrado claridad en sus prioridades por la vida y el cuidado integral del territorio. La declaratoria de calamidad pública por 30 días, decidida por el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, ha facilitado el despliegue de los medios de atención y ha permitido acelerar los pasos para que atender en forma integral a las familias, comunidades y zonas que sufrieron la inundación. El trabajo conjunto y técnico de los responsables deja importantes lecciones sobre la cooperación interinstitucional en momentos críticos.
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La prioridad de la central Hidroituango es atender la emergencia. Ella no oculta que en cuanto sea posible se adelanten todas las investigaciones, no sólo las que competen a las instancias de control político, administrativo y hasta judicial, sino por las más serias instancias internacionales, que habrán de determinar las causas y responsabilidades, si las hubiere, de la emergencia, así como determinar cómo controlar futuros riesgos que puedan afectar la principal central de generación hidroeléctrica del país.
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Qué distinto de la seriedad de la cooperación interinstitucional, y del comportamiento de los gobernantes, ha sido el papel de algunos políticos y un noticiero de televisión, que siguen el libreto del movimiento Ríos Vivos, cuyas cabezas no han podido ocultar que los inspiran el oportunismo y claros intereses contra esa central hidroeléctrica, más que genuina preocupación por el territorio o solidaridad con los afectados por la contingencia. A última hora, el candidato Gustavo Petro; su amigo Iván Cepeda, que dice estar en la campaña de Sergio Fajardo, y un noticiero de televisión han emprendido una feroz campaña contra el proyecto. En ella han saltado de las preguntas, que tienen los expertos y novatos, a las especulaciones insensatas sobre los propósitos de la obra, su planeación y la técnica constructiva.
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En sus ligeras publicaciones y comentarios sobre un tema caracterizadamente técnico, estos personajes han demostrado desconocimiento de un proyecto cuyas generalidades están alcance de neófitos que saben que la idea de esta obra tiene más de 50 años, cuando la planteó el respetado ingeniero José Tejada Sáenz; que reconocen que los primeros pasos para materializarla datan de fines de los años 90 y que reconoce que el proceso formal de su materialización es de la primera década de este siglo; esto significa que Hidroituango, como todo proyecto de desarrollo que se asuma con seriedad, es un proyecto de distintos gobiernos, de todas las tendencias políticas. El abuso electoral de esta crisis que a todos está afectando demuestra los alcances de quienes ponen polarización y mentira por encima de razón y verdad.