En plena pandemia de la covid-19, la plenaria de la Cámara de Representantes tiene en sus manos poner fin a la violencia contra la niñez que inicia en casa. Criar sin violencia, es el primer paso para un país en paz.
La Plenaria de la Cámara de Representantes tiene este jueves 21 de mayo la oportunidad de jugar un papel histórico con 16 millones de colombianos que son niñas, niños y adolescentes, en el debate de la Ley del castigo físico.
“Causar dolor, por mínimo que sea, es un acto de violencia. Palmadas, pellizcos, empujones, coscorrones, lavar la boca con jabón, forzar a comer picantes, son actos que las personas creen que en su contra son violentos, humillantes y degradantes; pero, cuando son en contra de las niñas, niños y adolescentes los justifican como ‘forma de corrección’. Esto es injusto desde un concepto de derechos humanos”, afirmó Gloria Carvalho, secretaria ejecutiva de la Alianza por la Niñez Colombiana.
La organización ha venido liderando, desde hace varios años, el proyecto de ley que en su artículo 2 dice: “Prohíbase el uso del castigo físico, los tratos crueles, humillantes o degradantes y cualquier tipo de violencia como método de corrección contra niñas, niños y adolescentes por parte de sus progenitores, representantes legales o por cualquier otra persona encargada de su cuidado, en cada uno de los diferentes entornos en los que transcurre la niñez y la adolescencia”.
El proyecto tiene una finalidad pedagógica, persuasiva y alternativa, a través de la promoción de prácticas de crianza sin violencia, amorosas y respetuosas con los derechos fundamentales de la niñez.
Cabe destacar que, de 172 países, Colombia ocupa el puesto 118 entre los que menos respetan los derechos de la niñez, por debajo de países como Ruanda, India, Estados Palestinos o Ghana, según información de Save the Children de 2017.
Las niñas, niños y adolescentes, son nuestros iguales como seres humanos y nuestros superiores en derechos. Por lo tanto, la Alianza por la Niñez Colombiana entrega el mensaje de que seguir justificando su formación con estrategias de corrección violentas, trasgrede la Convención sobre los Derechos del Niño , El Código de la Infancia y la Adolescencia, y desatiende los llamados del Comité de los Derechos del Niño, que además aclara que la prohibición del castigo corporal aplica a todas sus formas “aunque sea leve” y le solicita a todos los Estados partes que establezcan en sus legislaciones definiciones claras sobre la prohibición, que aplica para todos los castigos corporales en todos los entornos sin excepción. La ONU también solicita la derogación de las defensas legales que permiten el uso de “castigo razonable” o el “derecho a corrección” que se usa como defensa para utilizar el castigo físico hacia las niñas y los niños.
Y sobre estos llamados y en atención a los Tratados Internacionales -Convención- y la legislación nacional, es que la Alianza por la Niñez Colombiana pide al Pleno de la Cámara de Representantes, “legislar honrando, la dignidad de la niñez colombiana y la legislación que ha sido ratificada en su mismo recinto”, dice en un comunicado.
Ya son 56 países que prohíben usar cualquier tipo de castigo físico, humillante o degradante en contra de los niños, niñas y adolescentes de esas sociedades. Aquellos que iniciaron hace más de 40 años: Suecia, Noruega, gozan de los mejores índices de calidad de vida y bienestar social. Así mismo figuran como los mejores países para ser niña o niño.
“Frenar una pandemia contra la niñez, peor que la covid- 19, es la decisión que tendrá que tomar el pleno de la Cámara de Representantes. Tienen en sus manos la vacuna”, insiste en el comunicado la Alianza por la Niñez Colombiana.
Como si los argumentos legales no fueran suficientes, los trabajadores de la salud, pediatras, psiquiatras, psicólogos advierten sobre las consecuencias del castigo físico en la salud física y mental de la niñez y la adolescencia.
Sus observaciones y estudios no incluyen casos severos de maltrato, solo castigo físico, humillante y degradante. La Revista Pediatrics que ya ha publicado varios informes advierte que: “Los niños que recibieron formas de castigo físico o humillante como palmadas, encierros, agarrones o cachetadas, tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, artritis y obesidad”.
Por su parte el Psychological Bulletin expuso que el castigo físico puede causar: “Deterioro de la capacidad cognitiva, baja autoestima, más probabilidad de ser agredido y agresor en su vida adulta”, “Afectación de la salud mental del niño”, “Incremento de las conductas indeseadas. Las conductas que los padres creen eliminar”. (Pj. se prohíbe ir a fiestas: se escapan por la ventana, aprenden a romper reglas, a engañar), “ Reducción de la internalización moral, incremento de la agresión por parte del niño”, “Incremento de conductas delictivas y conducta antisocial”, “Incremento del riesgo de ser víctima de maltrato. Los padres son más propensos a incrementar el castigo físico cuando no obtienen la respuesta, lo que expone a los niños a sufrir de abuso” o “Aumento de actos de agresión en su vida adulta”.
Además, la Alianza por la Niñez Colombiana advierte de otras causas como tristeza, depresión, ansiedad, en el país el 100% de los adolescentes en conflicto con la ley reportó ser sujeto de castigos en su familia.
En síntesis, indica un informe de la Alianza, “el castigo físico rompe la armonía familiar, la confianza, los lazos de apego, entre padres e hijos, ya que quienes reciben castigo físico y /o humillaciones podrían evitar a sus padres porque los ven como una fuente de dolor. Cualquier niña o niño mentirá o evitará buscar ayuda de sus padres cuando cometa un error o esté involucrado en algún tipo de problema, por miedo a que sus padres le peguen, lo encierren, lo ignoren, afectando así el desarrollo, el cuidado y la armonía familiar”.