Senge formula once leyes del pensamiento sistémico. De ellas explicaré cinco a manera de ejemplo que aplican a las medidas de pico y placa.
En la década de los 90 del siglo pasado, Peter Senge escribió el libro la Quinta Disciplina, en el que invita a las organizaciones a transformase en instituciones que aprenden, máxime que, en aquel entonces, estaba en ciernes lo denominado por Peter Drucker como la sociedad post industrial o sociedad del conocimiento y es el regente en la dinámica no solo empresarial, sino en todo tipo de organizaciones tanto del sector público como privado.
En su libro Senge, describe las cinco disciplinas inherentes a una organización inteligente: 1. Dominio Personal, 2. Modelos Mentales, 3. Construcción de una visión compartida, 4. Aprendizaje en equipo, y 5. Quinta disciplina.
La quinta disciplina es un cambio de paradigma en la manera como debemos observar el mundo, dejando de lado el pensamiento lineal -causa-efecto- y pare de contar, en cambio, Senge indica que, en el marco del pensamiento sistémico, una causa genera un efecto y este se convierte en causa para un efecto diferente y así en forma de espiral ambas situaciones tienen el rol de ser causas y efectos al mismo tiempo.
Lea también: Pensamiento Sistémico
A su vez, Senge formula once leyes del pensamiento sistémico. De ellas explicaré cinco a manera de ejemplo que aplican a las medidas de pico y placa tomadas por las administraciones municipales, siguiendo el ejemplo bogotano de 1998, durante el primer período peñalosista. Éstas son:
1. Los problemas de hoy derivan de las soluciones de ayer, la conducta mejora antes de empeorar, la cura puede ser peor que la enfermedad, y la causa y el efecto no están próximos en el tiempo y el espacio (cuatro leyes, un salo caso):
En este caso aplican para el problema de movilidad actual en las ciudades. Además, se le aúna el de salud pública, gracias al incremento geométrico de las motos. Esto en parte porque los alcaldes no incorporaron en la medida a estos vehículos o como en el caso de Medellín, solo para la de los de dos tiempos, e igualmente en muchos hogares pasaron de tener un carro a dos o a veces hasta tres. En algunas ciudades, como en el caso de Bucaramanga, con el nuevo pico y placa, están las motocicletas cobijadas por la medida, el riesgo que ya no sea una moto, sino dos por cabeza.
En Medellín al inicio del pico y placa en el año 2005, había 139.000 motos matriculadas, en 12 años la cifra creció a 710.000 (incremento del 410.79%) a razón de 132 motos diarias, 5.51 motos por hora, pero, la ciudad se hizo la ciega, sorda y muda cuando el enano se empezó a crecer y ahora es más difícil de controlar el monstruo de las mil cabezas. Situación advertida por este columnista en su artículo “Qué estorbo” publicado en este diario el 4 de abril de 2006.
2. Cuanto más se presiona, más presiona el sistema: Se presiona al sistema para sacar de circulación los vehículos, pero el ingreso masivo de las motociclistas al sistema, generan caos vehicular gracias a que en la gran mayoría de ellos cunde la incultura ciudadana, por lo tanto, en el 80% de los accidentes están involucrados los de a dos ruedas (Fasecolda) y a la ciudad de Medellín, según la revista Dinero, la accidentalidad de los motociclistas le cuestan $250.000 millones al año, es decir que per cápita cada uno de los habitantes de la ciudad paga al año $99.664 por los accidentados en motos.
No es tarde para tomar medidas correctivas.