Pedro Ruis, el pintor

Autor: John Cárdenas
21 enero de 2017 - 12:00 AM

Una conversación con el creador sobre su trayectoria, sus búsquedas e intereses en las artes visuales. 

Medellín, Antioquia

Quiero compartir la reflexión que me ha generado conversar con el artista Pedro Ruiz.
La fuerza del color, la síntesis de sus trazos, la composición de cada escena, la belleza en plenitud, motivaron a interesarme en su trabajo.
La belleza, algo tan discutido ahora y más en el gremio del arte, está determinada por un contexto temporal que a su vez determina la formación de los individuos y estos sin ser muy conscientes de ello, van dejando que sus elecciones y renuncias estén subordinadas por los cánones del momento.
Esto explica por qué muchos detestan y se hastían con el realismo en una obra. Víctimas de una época que ha desenfocado su criterio para mirar el arte. Afortunadamente el arte permite todas sus manifestaciones y representaciones, tal cual la vida misma.
En la obra de Pedro no impera la belleza, pero es bella. Podría decirse que es una metáfora de la que se vale para contarnos cómo ve nuestro mundo, para hacernos un guiño y nos fijemos en asuntos que si bien son obvios, los eludimos. En la trayectoria de su trabajo lo que impera es Colombia. Un país diverso, complejo, difícil, bello. 
Pedro pinta y nos dice lo que ha sentido, padecido, disfrutado, vivido, pensado. 
Uno lo que espera del arte y de un artista es que nos haga caer en cuenta, que nos invite a pensar, a entender, a apreciar la realidad y gracias a la obra acceder a otra manera de ver el mundo.  
En Inocentes se evidencia la cruda realidad de algunos que habitan este país, que son protagonistas en la prensa y son carroña de los lectores. Pedro imagina entonces otra suerte para estos y a los desnudos los viste, a los hambrientos les pinta un banquete, y así. Podría decirse que la pintura le permite a este artista devolverles la dignidad. 
¨…Son fotografías de violencia en blanco y negro y les cambiaba la situación de violencia.
Un niño muertecito con el pene arrancado y yo lo vestía. Ponerlo en condición de dignidad cubriéndolo. Personas que no saben qué es el Congreso, ni el POT, ni nada, lo único que les importa es vender los cocos para sobrevivir, eso es inocencia.  
No saben si son víctimas por esto o aquello, por las Farc, los paracos. Lo único que importa es la dignidad y ese era el acto que hacía transformando la situación con la pintura”, explicó el artista.
Inocentes podía ser una obra eterna porque todos los días vemos fotos con personas en esa condición. Pedro paró cuando ya la estética le estaba quitando la esencia de la obra, se fijaba más en la imagen que iba a transformar que la situación misma, y ahí dijo: No más con esto. 
En la obra El amor está en el aire, pone en cuestión el uso de las drogas, su industria, sus efectos y las estrategias que utiliza el Estado para erradicarlo. La presencia de la música que titula cada obra y la belleza del paisaje acompañan la ironía que el artista nos comparte con relación al tema.
Pedro es artista y lo será toda su vida. Es versátil, no se niega a medios posibles, por eso esculpe, dibuja, pinta. Investiga, reflexiona y toma decisiones. Gracias a que vive cada proceso de su carrera con toda intensidad, encuentra certezas que le indican el horizonte a seguir. 
En el 2000 conformó con otros artistas el colectivo Nadieopina. Espacio que le permitió entender mucho más los alcances y los límites del arte contemporáneo, que no era moda, ni boom del momento, que es otra manera de representar, que aporta y es urgente, necesario. Pertenecer al colectivo era exigente, era exponerse al escrutinio del otro y renunciar a la obra porque es la de todos, porque todos intervienen. Fueron años de trabajo importantes, satisfactorios, difíciles. Surge la galería de arte en la que el éxito y la fama lo acogieron y a su vez lo distanciaron un poco de la esencia, se sinceró y entró en un período de introspección necesario para reflexionar. 
Pedro pinta desde pequeñito, recuerda que mientras estaba frente a la televisión pintaba y dibujaba todo. Volvió a la escena infantil, prendió la tele, sintonizó el programa de su agrado y comenzó a pintar en papel pequeño para no tener que moverse y lidiar con el caballete. Su hermana, exigente siempre, dijo que estaba bonito. Cuando tuvo varios se los mostró a sus amigos y no decían nada. Su hermana le dijo:
- “Pedro, es que todos somos presbíticos y no vemos lo que hiciste, trae una lupa y enséñales los dibujos”.
- “Traje una lupa y les invité a ver el trabajo. Y sí, notaron la obra y maravillados me felicitaron. Por eso la exposición exige que cada obra tenga una lupa para que el espectador mire lo chévere que somos los colombianos. Tómese el tiempo para vernos, el espectador tiene que hacer reverencia a Colombia. Esta obra ha sido exitosísima, se llama Oro: Espíritu y naturaleza de un territorio.
Pinto porque es mi manera de comunicar. Y la respuesta es todo lo que ha pasado desde ese día que me hice ese cuestionamiento y entré en reflexión.
Hice un acto sincero, yo soy un simple pintor.
Lo conceptual está en todos, deberíamos acabar con esa exclusividad del arte, ser inclusivos. El arte no es intelecto, sale de la entraña, del centro del cuerpo, se señala,  es creatividad. Con la cabeza todo puede ser verdadero o no, hay que pensar con el corazón. Un crítico dijo que era ingenuo y yo le refuté diciéndole que tal vez confundía la inocencia con la ingenuidad. Mi obra es inocente para nada ingenua, todo lo contrario”…
En Oro, está el campo, la flora, la fauna y sus nativos, hay color, historia, nitidez, protagonismo. En cada escena está el remero y su canoa y de ella sale la vida, el país, como lo ve el artista, navegando en un océano Dorado. De nuevo la metáfora, en el lienzo de fique, en el dorado, en la escena, en la soledad, en la belleza, en la miniatura. Obliga a detenernos, mirar, atender, pensar y sentir el país. 
Esta obra desde que nació en 2008 no ha dejado de navegar por muchas ciudades de este país y del mundo. Pedro se ha convertido en ese nativo que rema y rema para llegar a orillas y entregarnos el patrimonio, el legado y nuestra identidad. Oro estuvo en Londres el pasado mes de octubre, en el marco de la visita del presidente Juan Manuel Santos en la galería Maddox, ahora se expone en Manizales en el Museo de arte de Caldas.
Invito a los lectores a que indaguen los links que les comparto para que lean lo feo y lo bello de nuestro país. Colombia.

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