El arte de Pascual Ruiz, nuestro artista en comento, es un arte vivo; no es cosa de sentido figurado
Contrario a lo que debiera creerse, encontrarse con el artista Pascual Ruiz, es una fiesta: una fiesta de palabras, una fiesta de expresión, una fiesta de historias, una fiesta de vida por el arte y para el arte. Hago el comentario inicial, porque los códigos mentales, algo ligeros en nuestro medio, remiten a que el artista o el escritor, es un ser aislado, huraño, retraído, y, en algunos casos, asocial, en contraposición a la sociocrítica estrictamente aplicada al asunto literario. Sin duda, el arte de Pascual Ruiz, nuestro artista en comento, es un arte vivo; no es cosa de sentido figurado. La vida real forma parte de sus obras de arte, las mismas que hoy expone en visión panorámica de 50 años de creación, de sensibilidad y de comunión con su tiempo. Hoy, los visitantes y los servidores de la gobernación de Antioquia, tenemos la fortuna de apreciar a un artista consagrado, para bien de Antioquia, para fortuna del arte y para el remoce de la cultura. La exposición del Maestro Ruiz Uribe es la segunda de este año de 2018 en el hall de la Gobernación de Antioquia, convertido en gigantesca sala de arte, gracias a la sensibilidad y a la cultura artística del señor Gobernador.
Pascual Ruiz Uribe, nació en Medellín, el lunes 16 de abril de 1951, en el hogar de Lucila Uribe Correa y Renato Ruiz Velásquez. Sus primeras letras las aprendió en el Colegio Eucarístico, donde pasaba obsesionado tratando de copiar fielmente la foto de un auto reproducido en la revista que llevaba un compañerito. Pasó al colegio de la U. Pontificia Bolivariana, donde cursó desde el primero de primaria hasta segundo de bachillerato. Sus cuadernos eran conocidos por su volumen, pues al pintar todo tema con acuarela, el papel se expandía. Ya en el Liceo Salazar y Herrera, encontró un director de curso enamorado de la pintura, quien estimuló su expresión a tal punto que obtuvo su primera medalla al mérito por sus pinturas, siendo el mejor de su curso. En el año de 1968, conoció a Luis Vargas Gil, joven de su edad, con una prodigiosa capacidad pictórica, quien le explicó los primeros rudimentos para pintar con óleo. En el curso de dibujo publicitario, tenía a Rodrigo Monsalve David; y a Gilberto Uribe, en dibujo artístico. Rodrigo le aconsejó que trabajara su talento artístico, y “para que no se quede haciendo avisos, le recomiendo el instituto de Artes Plásticas de la Universidad de Antioquia”. En 1973, empezó a ejercer la docencia de arte en el gimnasio Los Libertadores; de 1974 a 1977, en el colegio Jorge Robledo y en el colegio Corazonista. En 1978, abrió su propio taller, produciendo y exponiendo sus obras, y en el año 2000, empezó a viajar fuera del país con intención de tener nuevas vivencias para su formación. Por primera vez, en 2018, aceptó exponer individualmente fuera del país, y lo hizo en Uruguay.
La exposición que hoy ponderamos, es su exposición individual número 51; adicional, ha participado en más de 120 salones, bienales y colectivas nacionales y extranjeras. A grandes trazos podemos glosar sus reconocimientos artísticos, así: Mención en el Cuarto Salón de Arte Joven, Museo de Zea, Medellín (1973); Segundo Premio Arte del Magisterio, Medellín, (1987); Reconocimiento Concejo de Medellín (2004), Exaltación Gobernación de Antioquia, Exaltación Cámara de Representantes de Colombia. Carrera hípica Premio Pascual Ruiz, Hipódromo los Comuneros, Guarne (2005); Orden a las Artes y las letras Rodrigo Arenas Betancourt, Fredonia (2008); Reconocimiento Cilibe, Ciprec, Bello (2008); Casa Museo Porfirio Barba Jacob, Angostura (2015); Reconocimiento a una vida, Aprojudea, Medellin (2018); Estrella de Oro de la Cultura de Antioquia, máxima condecoración que otorga el gobierno de Antioquia (2018), Asamblea de Antioquia, Orden Mariscal Jorge Robledo, categoría Oro, al Mérito Cívico y Empresarial, (ya anunciada).
La exposición que hoy disfrutamos en el Hall de la Gobernación de Antioquia, denominada Transhumancias, presenta 50 lienzos que cubren diferentes épocas de la vida artística del Maestro Ruiz Uribe; allí, en una experiencia deliciosa, encontramos, desde su primer óleo (que pintó en 1968), hasta su obra más reciente. En ellas aplica técnicas, como: innovaciones digitales, óleo, acrílico, lápices de colores y carboncillo. Esta exposición tiene un hondo sentido artístico y humano para el maestro, pues reconoce que conservó, de cada etapa de su vida, algunas obras, pensando en este momento especial. Un momento especial, sin duda, pues el señor Gobernador, ante la idea de una exposición colectiva, pensó en una individual que celebrara al Maestro, como claro reconocimiento a su vida, a su esfuerzo, a su talento y ¡cómo no!, a su amor por Antioquia.