El Comité Olímpico Internacional intermedió un acuerdo para que la versión del centenario se realizara en París el 2024 y en 2028 fuera en Los Ángeles.
Cinco empezaron y solo dos sobreviven. No es el argumento de una novela de género negro, pero vale para resumir lo ocurrido con las candidaturas a los Juegos Olímpicos de 2024. Y, como en los buenos relatos, el último capítulo siempre esconde una sorpresa.
El giro inesperado con el que acabará la historia será la adjudicación el próximo miércoles a Los Ángeles no de los Juegos de 2024, sino de 2028, una edición para la que no se presentó pero que le cae del cielo gracias a un acuerdo tripartito con París, que se queda con 2024, y con el COI, que patrocina el pacto.
Los coletazos de la crisis económica global, la visión de que los Juegos son un gasto y no una inversión, los movimientos populares contrarios a que los impuestos financien veleidades olímpicas, la mancha del dopaje, los escándalos en los grandes organismos deportivos... Había que ser muy valiente en 2015 para presentar una candidatura a organizar los Juegos del año 2024.
Cinco ciudades se atrevieron a luchar contra esos enemigos que, al menos el términos de imagen pública, eran feroces. Hamburgo (Alemania), París, Roma, Budapest y Los Ángeles (EE. UU.) dieron el paso. Pero pronto se demostró que algunas se habían precipitado.
La primera retirada no se demoró más dos meses, cuando Hamburgo celebró el referéndum al que se había comprometido para validar el proyecto. Por estrecho margen (51,6%) los hamburgueses dijeron que no a las intenciones olímpicas de su ciudad.
Nuevo revés para el presidente del COI, Thomas Bach, alemán para más señas, que ya en 2013 había visto cómo le sucedía lo mismo a la candidatura de Múnich a los Juegos de invierno de 2022.
En junio de 2016 fue elegida alcaldesa de Roma Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas, que no tardó en declarar "no ética" la candidatura olímpica de la cuidad. Los ciudadanos, dijo, le pedían por la calle "una mejora de los servicios básicos, no unos Juegos".
Tras unos meses de guerra fría entre el ayuntamiento y el comité olímpico italiano (Coni), el presidente del organismo deportivo, Giovanni Malagó, hizo oficial en octubre la retirada del proyecto por falta de apoyo político.
La partida de 2024 se redujo a tres jugadores, pero a uno pronto comenzaron a moverle la silla: en Hungría, el movimiento opositor Momentum comenzó a reunir firmas para solicitar la convocatoria de un referéndum sobre la candidatura de Budapest a los Juegos.
Alguna intuición tenían sus dirigentes, porque necesitaban 138.000 firmas para forzar la consulta y recabaron más de 260.000 en un mes.
El Ayuntamiento, el Gobierno húngaro y el comité olímpico nacional ni contemplaron la posibilidad de llamar a las urnas. Directamente retiraron la candidatura en febrero de este año.
Contra viento y marea aguantaron París y Los Ángeles, ayudadas por su experiencia en la organización de competiciones deportivas y por sus envidiables instalaciones deportivas de alto nivel.
El COI, mientras, se encontró ante una situación insólita. Lejos los tiempos en que ciudades de todos los confines hacían fila a las puertas del Château de Vidy en Lausana (Suiza) para pedir los Juegos. Solo dos aguantaban en la carrera.
Por la cabeza de los dirigentes olímpicos comenzó a rondar la idea de abrir un periodo de reflexión sobre la forma de adjudicar los Juegos. Pero también vieron clara la necesidad de atar a largo plazo a dos aspirantes de garantías como París y Los Ángeles, representantes de estos países de enorme tradición olímpica.
La maquinaria comenzó a andar para cubrir los pasos necesarios: primero la asamblea del COI autorizó una doble adjudicación de los Juegos y luego la candidatura de Los Ángeles 2024 se reconvirtió en Los Ángeles 2028. París, que nunca consideró aplazar cuatro años su proyecto, se aseguró así la edición de 2024, la del centenario de los Juegos que celebró en 1924.
Lo que se votará el día 13 en Lima será la validez del acuerdo tripartito COI-París-Los Ángeles. Si había otras ciudades interesadas en los Juegos de 2028, ahora tendrán que esperar a 2032.
La Carta Olímpica, la Biblia del olimpismo, dice en su artículo 33.2 que "salvo en circunstancias excepcionales" la elección de la sede "se lleva a cabo siete años antes de la celebración de los Juegos Olímpicos". Que solo dos ciudades muestren interés por organizar unos Juegos fue considerada por el COI una circunstancia excepcional de libro. Ahora los Juegos se conceden a pares.