En estados tan jóvenes como los que tenemos en América Latina los niveles de cultura, participación y responsabilidad colectiva son bajos.
La actual crisis de salud demanda de los gobiernos una respuesta desde las decisiones y los hechos pero también desde una comprensión de las demandas en forma y fondo para que no reine el pánico, haya una ciudadanía empoderada y movilizada más allá del miedo y se logre un control que va más allá de lo que miles de personas se imaginan que debe considerar un gobierno antes de tomar una decisión en momentos como los actuales.
Cualquier sociedad hoy demandaría que los ciudadanos por si mismos sean corresponsables y se autorregulen por su propio bien y salud; sin embargo es evidente que en estados tan jóvenes como los que tenemos en América Latina los niveles de cultura, participación y responsabilidad colectiva son bajos y por ende es el camino de las leyes, los decretos y en última instancia el uso de la fuerza pública el camino usual – no deseable- para generar disciplina social.
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La democracia digital en tiempo real es el instrumento que debe usar muy bien un gobierno para informar, formar, controlar e incluso hacer comprender sus decisiones a los ciudadanos en un ámbito democrático donde siempre es constructivo que haya voces y opiniones a favor y en contra. No se trata solo de hacerlo bien, no se trata solo de acertar sino también de concertar o tratar de contener el descontento colectivo que genera una decisión y más cuando afecta la vida, la salud y el bolsillo de quienes se gobierna.
Se aproximan tiempos muy difíciles donde la incertidumbre, el encierro, la falta de ingresos de los más vulnerables, las limitaciones del sistema de salud, las víctimas que tendríamos serían el combustible de una explosión social si los gobernantes no trabajan de manera articulada y comprenden que los ciudadanos necesitan contacto y conversación directa para bajar la tensión, comprender y tomar decisiones en clave de presente y futuro.
No es tiempo de gobiernos pelándose por protagonismos en el manejo de un tema, de figurar con decisiones populares pero inconvenientes, de impulsos desde el teléfono móvil o las redes personales sin asesoría ni discernimiento.
El ciudadano actual demanda tiempo y decisiones en tiempo real, quiere ver al gobernante actuando en el cuarto de guerra, recorrer calles, veredas y parques, quiere sentir que no se está quedando quieto, pero no quiere escuchar reacciones impulsivas, activismo innecesario ni decisiones a la ligera. Es mejor tomarse el tiempo para planificar muy bien cada paso de esta conversación que siempre debe transmitir tranquilidad incluso en los momentos mas apremiantes.
Quién gobierna es como el padre de familia que no tiene porque contarle a sus hijos que la calle está dura; como el cirujano tratando de salvar una vida en el quirófano que no tiene porque salir a decirle a la familia que le cuesta suturar bien; como el empresario que si en un mal momento se desespera sabe que su actitud lo puede llevar a la quiebra.
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Cuando se ha compartido en ámbitos de gobierno, en cuartos de crisis o reuniones para evaluar una situación he visto un terreno con 360 grados de opciones, miles de presiones, factores, consecuencias, causas, externalidades del mercado, externalidades ciudadanas, reacciones que no se pueden observar de manera simple y que no logran comprenderse por parte de quienes en la comodidad de su hogar o frente a su pantalla hablan desde la mirada facilista sin conocimiento del problema en la amplitud que debe mirarlo, tratarlo y decidirlo un gobierno.
Nada más absurdo que hablar de democracia digital directa, es un enorme pleonasmo, pues el ecosistema digital, más allá de los social media, nos acerca a un lugar de permanente conversación y participación que en tiempos de asilamiento se activa por el mayor uso y permanencia de los ciudadanos frente a sus dispositivos y los gobernantes deben ver como una gran oportunidad para enviar información confiable, útil que genere confianza y paciencia, que reduzca la imprudencia y así evitar el colapso del sistema de atención en salud.
Así, querido gobernante que miles de ciudadanos están allí en casa, aislados, frente a la televisión, el Smartphone, el portátil o la Tablet percibiendo en modo 7/24 el tiempo real de lo que a ustedes les corresponde hacer. Ellos están haciendo lo que les corresponde, usted corresponda con un ejercicio de democracia en tiempo real que honre la verdad, un liderazgo que genere ejemplos y la siempre necesaria visión de futuro que ilusione a quienes usted gobierna.