¡Qué inelegancia lingüística! Y las autoridades administrativas, las gubernamentales, las feministas y los innovadores sin mucho conocimiento en el manejo del idioma, pretenden que en los establecimientos educativos se hable y se escriba de dicha manera.
Se escriben en minúscula, salvo los nombres propios que formen parte de ellos. No es raro que aparezcan en escritos, incorrectamente usados los nombres de algunas enfermedades, como: “La Fibrosis Pulmonar Idiopática, un mal de origen desconocido”. “Detectaron dos casos de Gripe A en Tierra del Fuego”.
Explica la nueva Ortografía: los nombres de enfermedades se escriben en minúscula. Pero, se inician con mayúscula los nombres propios que siguen a expresiones como: síndrome de, mal de, enfermedad de, (enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, síndrome de Korsakoff). Se escriben correctamente: alergia, asma, cáncer, hernia, resfriado, esclerosis lateral amiotrófica, insensibilidad congénita al dolor, fibrosis quística, degeneración hepatolenticular.
El término saga puede emplearse de modo figurado para aludir a las narraciones y series extensas o de trama elaborada.
Hoy es frecuente encontrar este término aplicado a ciertos tipos de obras de creación, ejemplos: “Animales fantásticos será el inicio de una saga….”. “La saga de videojuegos de futbol llegó al público a finales de 1993”.
Según el Diccionario académico, saga tiene los siguientes sentidos: 1. “Cada una de las leyendas poéticas contenidas en su mayor parte en las colecciones de primitivas tradiciones heroicas y mitológicas de la antigua Escandinavia”.
2. “Relato novelesco que abarca las vicisitudes de varias generaciones de una familia”.
Es válido el uso figurado de saga para series cinematográficas, televisivas, literarias, de videojuegos, etc., que, “por crear mundos ficticios y fabulosos, por su extensión, por la elaboración de la trama o por su carácter épico, comparten características con estas narraciones”.
NO se dice ni se escribe álbums, ni álbunes. Son incorrectas estas expresiones: “El número 37 de sus álbums de estudio contiene una docena de canciones”; “Encuentran una libreta en la que escribía la letra de sus primeros álbunes”.
Señala la Nueva Gramática académica: las palabras acabadas en -m, muchas de ellas latinismos, forman su plural añadiendo una ESE: tándem / tándems; ultimátum / ultimátums; fórum / fórums…
En este grupo se registran algunas excepciones: las palabras que forman el plural añadiendo: ES; S, tales como ítemes / ítems. Las que solo forman el plural añadiendo ES, como: álbum: álbumes.
4. Odiador
La alternativa odiador es preferible al anglicismo hater para referirse a una persona que muestra continuamente su odio o rencor hacia alguien.
El término hater, que procede del verbo inglés to hate —‘odiar’— hace referencia a la “persona que odia a algo o alguien y dice o escribe cosas desagradables sobre alguien o critica sus logros, especialmente en internet y en redes sociales “.
Una idea similar se puede encontrar en el término español odiador, de la que se documentan ejemplos desde el siglo XIX («poco amigo de la escolástica y acérrimo odiador de la barbarie literaria») como figura en el Corpus Diacrónico del Español de la RAE y cuyo uso puede extenderse a ese nuevo contexto digital y de las redes sociales.
En cualquier caso, existen otras expresiones, quizá más apropiadas, como: enemigo, detractor, difamador, maldiciente, aquel que odia, el que odia, etc.
Dice categóricamente la RAE: “este tipo de desdoblamientos en la expresión oral o escrita son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos, ejemplo: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.
La mención explícita del femenino se justifica solo cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto, ejemplo: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. Deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos”.
En orden a la lógica tendríamos que decir y escribir: los niños estudiosos y las niñas estudiosas ganan puntos. Los niños educados y atentos y las niñas educadas y atentas son bien recibidos y bien recibidas en los colegios.
¡Qué inelegancia lingüística! Y las autoridades administrativas, las gubernamentales, las feministas y los innovadores sin mucho conocimiento en el manejo del idioma, pretenden que en los establecimientos educativos se hable y se escriba de dicha manera.