Todos tienen una historia que contar. Todos sufrieron en carne propia un cambio radical y muy doloroso en sus vidas, tanto en lo físico, en lo anímico y hasta en lo estético si se quiere. Sus familiares y seres más cercanos padecieron a la par de cada uno de ellos, fueron testigos de primerísimo nivel de la metamorfosis que por cosas del destino tuvieron vivir.

Alrededor de 1.000 deportistas se dan cita por estos días en Medellín, en el marco de los Abiertos Nacionales de para natación y para atletismo, certámenes clasificatorios a los Juegos Paranacionales Bolívar 2019.

Los deportistas tendrán la posibilidad de realizar la marca para ubicarse en el ranking oficial del IPC (International Paralympic Committee), siendo evaluados por un panel de clasificación nacional, que tiene en cuenta las discapacidades Físicas (PI), Visual (VI) e Intelectual (II).

Estos luchadores de la vida encontraron en el deporte un aliciente, una motivación para salir adelante y de alguna forma enviar un claro mensaje a la sociedad: que no sientan lástima por ellos.

Leonardo Fabián Murcia, bogotano de 22 años de edad, perdió sus dos piernas hace cuatro años, afectado por el síndrome de Guillain Barré, un trastorno poco frecuente en el cual el sistema inmunitario del organismo ataca los nervios.

En su etapa de deportista convencional, incursionó en el atletismo, baloncesto y un poco de tenis. Luego, llegó la penosa enfermedad que le cambió por completo su vida, y como es apenas lógico, cayó en un severo estado de depresión.

No obstante, el apoyo incondicional de los suyos, sumado a las vivencias de su padre, quien también se encuentra en estado de discapacidad, fueron los motores que lo alentaron a dejar atrás ese mal trance y reorganizar su vida.

Algunos de los deportistas que forman parte del proyecto del Comité Paralímpico, en cooperación con la Embajada de Estados Unidos y Achilles Colombia.

“Mi papá (Libardo) fue mi gran ejemplo. Él es amputado de la pierna derecha y mi vida deportiva se la debo prácticamente a él, siempre me inculcó la actividad atlética, ya sea convencional, como lo hacía antes, o como lo hago ahora. Siempre he tenido latente su ejemplo, he seguido sus pasos y mi mayor anhelo es convertirme en un deportista de élite, representar a Colombia con todos los honores, y a largo plazo, convertirme en entrenador, para ayudarle a muchas personas, tanto en lo humano como en lo deportivo”, aseguró Leonardo, quien tiene como mayor carta de presentación el primer lugar que obtuvo en la Maratón de Miami, en enero pasado.

Sobre la situación compleja que le tocó vivir a sus 18 años, Murcia manifestó que “es muy diferente que tengas un familiar o alguien cercano, en mi caso mi papá, que esté viviendo esa situación, yo crecí viéndolo en su estado y para uno se vuelve normal. Pero cuando es uno quien sufre la discapacidad es totalmente diferente. Estaba acostumbrado a ser muy independiente y es muy complicado pasar a depender de alguien más que te asista en prácticamente todas las labores que realizas… la dificultad de no tener un tronco completo sino parcial, es acostumbrarse y aceptarte tal y como eres, de alguna manera los demás te van a seguir viendo como un pobrecito, un sentimiento de lástima. Se trata que tú mismo te aceptes y después demostrar que no eres un pobrecito sino que te puedes destacar en muchas cosas”, agregó.

Leonardo Fabián forma parte de un proyecto del Comité Paralímpico Colombiano, en cooperación con la Embajada de Estados Unidos y Achilles Colombia, que busca fomentar la participación por parte de atletas de la Policía Nacional, miembros del Ejército Nacional y personal civil que fueron víctimas de violencia.

“Es un plan semilla -relató el deportista- que consiste en detectar talentos, bien sea por Fuerzas Militares o personal civil. La idea es apoyar, que las personas conozcan los diversos deportes por intermedio del atletismo y la natación, y así encaminar a la persona hacia el deporte que más le guste y más se destaque. En el caso de muchos vinieron a hacer atletismo de pista y resultaron compitiendo en lanzamiento de jabalina, otros en bala y algunos más se inclinaron por la natación”, explicó.

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El joven para atleta no siente complejos ni se queja de nada. “Aunque no se crea, hay mucha gente peor que yo, personas con discapacidades mucho más complejas y aun así son felices. Nosotros adquirimos esta condición que es permanente, de por vida, digamos que en mi caso llevo apenas cuatro años y muchas veces cuando te llega la discapacidad es cuando empiezas a vivir verdaderamente. Esta situación me ha dejado como principal enseñanza que no existen los límites cuando realmente quieres llegar a una meta, simplemente está la barrera que tú mismo te pones; nosotros tenemos como premisa exigirnos para saber hasta dónde podemos continuar”, aseveró.

Leonardo Fabián vive feliz, disfruta de sus quehaceres y de su familia: “Tengo una gran mujer a mi lado, mi esposa, Nataly, tiene la edad mía, ya éramos pareja antes de que yo quedara en silla de ruedas. Cuando tuve esos difíciles momentos de depresión estuvo incondicionalmente conmigo, es una mujer maravillosa, que me apoya en todo. Y tengo en mi hijo Samuel, de tres años, una gran motivación, al igual que mis padres que me apoyan demasiado. Hay momentos en la competencia en los que sientes que los brazos no te dan más, que desfalleces y no das más… ahí, en ese instante, se me vienen todos ellos a la cabeza y se me renuevan las energías y continúo luchando”, dijo.

Las competencias de los Abiertos Nacionales de para natación y para atletismo se extenderán hasta el próximo domingo. Dentro de los escenarios deportivos son rivales y se exigen a fondo, pero por fuera son todos amigos. Como dice Leonardo, “somos un solo corazón, somos Colombia”.