Hagamos un paréntesis en tiempos de pandemia, para abrir el baúl de los recuerdos y en este caso de un liberalismo que ya no parece que volverá.
Como el mundo anda medio congelado o en cámara lenta por el increíble virus dizque por el gusto chino por la sopa de murciélago, gas, por todas partes andan haciendo recuerdos, sobre todo en el periodismo deportivo, toda vez que esta actividad ha estado muy afectada por la pandemia y está paralizada. Por los lados de la política la foto que abre hoy esta columna de información, y compartida por Chucho Fernández, sobre una sede liberal en Medellín que a mí no me tocó ver, origina muchas nostalgias comparando este partido con lo que hoy quedó reducido. Recurrimos a la memoria del abogado, político y exfuncionario Jairo Gallego Berrío, quien ya anda por los 70 años, para averiguar donde quedaba esa sede en Medellín y cuáles eran esos años.
Haciendo remembranzas el Marqués Gallego dice que esa sede liberal de la foto quedaba sobre Calibío, una cuadra más abajo de la Iglesia La Veracruz. Allí se reunían los liberales cuando existía colectividad. Ahora, crítica, existen egos y más egos, todos con intereses personales. Haciendo memoria aporta que esa sede roja puede datar de 1976. Y además agrega que “no sé si además recuerdas la casa liberal ubicada en Carabobo, veo a Fabio Echeverri mandando allá y luego a Guerra. Vendieron la casa que estaba a nombre de una fundación....creo que la Lince, y pasó lo de la custodia de Badillo, un ratero honrado se la llevó”.
Como Jairo Gallego siempre fue más que un soldado, un oficial del jaramillismo liberal, le replicamos que si ellos se creían los santos del Partido Liberal en Antioquia. Y se vino con todo con esta respuesta: “ningunos santos, fuimos rebeldes con una dirigencia temerosa de la capacidad de liderazgo de William Jaramillo. Así era la actitud de Fernández Santamaría, Fabio Echeverri Correa, Diego Calle Restrepo y otros "prohombres". Les llegó un pueblerino de Peque y no creyeron y ni se imaginaron la astucia indígena que llevaba en su sangre y les dio golpe de astucia y se terminaron las deliberaciones del Liberalismo en el Club Unión. Los entre comillados prohombres hicieron fila en el llerismo”. Interesante episodio. Pero por la indumentaria de los liberales de la foto, esa foto parece de los años 30. O no Marqués.
A propósito de Jairo Gallego, quien además de jaramillista en la política, en lo jurídico viene de la escuela de otro jaramillista como fue Carlos Alberto Atehortúa Ríos y también del profe David Suárez. Pues un agradable cotejo de interpretaciones jurídicas se libra entre Gallego y el expresidente del CNE, Guillermo Mejía, por las tesis de las Secciones Segunda y Quinta del Consejo de Estado, CE, para devolverle la curul de Cámara a Ángela María Robledo. Mejía dijo que el CE dijo que estaba inhabilitada, pero que ahora no, pero en el futuro si. Gallego defiende esa postura de los consejeros de Estado. Pues Mejía volvió a ripostar y dijo que “es probable la tesis esgrimida por el doctor Gallego en tu columna de esta semana Nacho. Pero ese argumento me parece un tecnicismo jurídico que lo que hace es crear confusión. Estaba inhabilitada pero por esta vez no. Sigo sin entender. Además otro argumento que se me había pasado es que en esa sentencia de la Sección Quinta se violó el principio de congruencia porque la parte motiva no coincide con la resolutiva. En la motiva la Sección Quinta insiste en que la aspirante está inhabilitada y en la resolutiva, sin embargo, le habilitan la curul. Increíble”. Esto está muy delicioso. Qué dirá de todo esto el decano de Derecho de la UPB y exconsejero de Estado, Jorge Octavio Ramírez o el profe de Eafit, David Suárez y hasta Atheo Atehortúa.
No lo siento tanto por el carriel antioqueño, sino por los representantes antioqueños a la Cámara del CD, Juan Espinal y Esteban Quintero, quienes vienen liderado el proyecto de ley que considera al carriel antioqueño como patrimonio cultural de la Nación y se exalta a Jericó, la tierra de Espinal, y a Envigado como municipios que conservan esta tradición, y que ya tiene primer debate en la Cámara. Debe ser por el momento tan crítico y duro que estamos pasando todos por la tal sopa o virus del murciélago chino, que la iniciativa no cayó muy bien y por redes sociales les están dando con todo a Espinal y Quintero, sobre todo a este por Rionegro. Muchos comentarios negativos, molestos y hasta burleteros. La ironía más fuerte de la gente fue que en vez de pensar en el carriel como un patrimonio, lo que deben hacer los congresistas es plantear soluciones, ahora que se están ganado 42 millones de pesos, para que la gente tenga el carriel al menos lleno de comidita, porque por estos días todos andan muy vacíos. Claro que también hubo voces a favor y el aplauso del alcalde de Envigado. Definitivamente no era el momento más oportuno para el pobre carriel.
Repuntó el exrepresentante a la Cámara y excandidato a esa corporación en el 2018, el andino Horacio Gallón y hoy director de la Agencia de Desarrollo Rural Antioquia-Chocó. Y lo hizo para hablar de un tema muy válido como son las compras directas a los campesinos. Y lean el argumento con el cual justifica tan loable propósito: “En el país la relación campesino y agro debiera ser algo de la cotidianidad, pero hay que decirlo y decirlo hasta tratar de convencer a muchos sobre la importancia de este renglón de la economía nacional. Desde el inicio de la cuarentena, una de las pocas excepciones de movilidad en el país por la importancia que tiene, fue el sector agropecuario; su producción, comercialización y abastecimiento de alimentos; es decir los campesinos continuaron con su labor normal en época de pandemia para que los ciudadanos podamos tener una cuarentena con buenos alimentos. El mundo reconoce esta labor, pero aún tenemos muchas cosechas sin una comercialización justa, lo peor es que algunos casos sin comercialización segura”. Entonces el camino a seguir, según Gallón, es comprar directamente las cosechas a los campesinos. Ahí está el detalle de justicia con ellos.
Y otro que también repuntó por estos días tan aburridores de cuarentena por la tal pandemia, fue el senador Carlos Andrés Trujillo, quien anda todo juicioso en su casa al lado de doña Patricia, quien es la que manda en ese hogar, como buena Ramírez. Y este senador conservador habló para solicitarle a la ministra de Educación, María Víctoria Ángulo, la reactivación de obras de los nueve megacolegios en Itagüí, que tras problemas con el Fondo para la Construcción de Infraestructura Educativa, perteneciente al Gobierno Nacional, siguen sin concluir. Ante la solicitud por parte del Senador, la ministra explicó que el proceso de construcción de los nueve colegios de Itagüí ya está en manos de contratistas que cumplen con todos los requisitos a través de convocatorias públicas y que así mismo se dispuso recursos adicionales de Ffie para cubrir la diferencia en el precio de costo de materiales. Esta ministra se comprometió para que este mes se reactive la construcción de dos colegios y en junio los otros restantes. El objetivo es intensificar las obras para aprovechar la cuarentena y que al final del año los colegios estén terminados. “Recibimos con agrado la respuesta del Ministerio de Educación para reactivar las obras de construcción de los colegios de Itagüí, seguiremos haciendo control político para que estén terminadas lo más pronto posible”, concluyó el juicioso senador, de quien dice tiene entre sus planes futuros ser candidato a la Gobernación de Antioquia. Y tiene amigos en todos los partidos y sectores sociales.