La caverna detectada en las cercanía de la casa de máquinas (cárcava que llama EPM), por ahora se puede considerar apenas un accidente de obra, que aunque causará retrasos y mayores costos de reparación de la central, no puede dar lugar a las premoniciones catastróficas que algunos quieren propagar.
Como analista que he sido del accidente de Hidroituango ocurrido a finales del pasado mes de abril, sería inexplicable no opinar ante la situación surgida por la inesperada caverna detectada hace pocos días en las cercanías de la casa de máquinas (que EPM ha dado por llamar cárcava), cuando con una de las cuatro perforaciones que se ejecutaban para preparar el cierre de las dos compuertas de captación abiertas para la desviación el río Cauca al colapsar la Galería Auxiliar de Desviación (GAD), y así posibilitar el acceso directo a la casa de máquinas a fin de evaluar el estado de las estructuras subterráneas (cavernas para la casa de máquinas y túneles de conducción y descarga) y poder programar las actividades requeridas para su reparación. El hallazgo de la referida caverna, obligó a EPM a anticipar el cierre de la segunda compuerta para este miércoles 16 de enero y en unos días después hará lo mismo con la primera unidad, operaciones éstas que no ofrecen mayor riesgo para las comunidades ni para estabilidad de la obra.
Hasta ahora los únicos datos que se disponen indican que la caverna tiene por lo menos 18 metros de profundidad y que el macizo rocoso auscultado con las otras tres perforaciones se encuentra intacto. A esto se agrega, según lo informa EPM, el hecho de que hasta ahora no se han detectado movimientos del macizo rocoso y que la bóveda de la casa de máquinas permanece intacta. Con estos datos es inconcebible imaginar un eventual colapso de macizo rocoso donde se aloja la futura casa de máquinas y demás estructuras subterráneas que, con la presa, conforman el componente principal de la central hidroeléctrica. No obstante lo anterior, tal como lo reafirmó el gerente encargado de EPM en la rueda de prensa del pasado 10 de enero, es necesario mantener la alerta roja para Puerto Valdivia y Puerto Antioquia, las poblaciones aguas abajo más cercanas a la presa.
En un principio para mí fue claro que la desviación del río Cauca a lo largo del sistema de conducción era la causante de la socavación del macizo y consecuente formación de la caverna detectada por la perforación, lo que indicaría un deficiente sistema de soporte de las excavaciones subterráneas, ya que las presiones que se generaron durante la desviación son las mismas, o aún menores, que las que tendría que soportar la conducción durante la operación normal de la central. En estas circunstancias, se afirmaría la preocupación que había anotado en mi primera columna publicada en mayo pasado sobre el accidente de Hidroituango, en el sentido que era urgente revisar en planos los diseños de la conducción para ver que no sucediese un eventual colapso de las estructuras subterráneas. Ahora cuando va ser posible acceder e inspeccionar la casa de máquinas y toda la conducción, se podrá físicamente evaluar el comportamiento de las estructuras subterráneas utilizadas durante la emergencia para desviar el río Cauca.
El pasado 10 de enero en la rueda de prensa de EPM el geotecnista Gabriel Fernández, asesor de EPM, sugirió que la caverna de socavación recientemente detectada se debió posiblemente al cierre de las compuertas 7 y 8 en mayo pasado (en esa oportunidad sólo se dejaron abiertas para la desviación las compuertas 1 y 2). Esto significaría que las altas velocidades del flujo fueron las que hicieron colapsar la conducción, hipótesis plausible.
Hasta aquí esto es todo lo que puedo adelantar, ya que sería incomprensible de mi parte entrar a discutir sobre un supuesto debilitamiento del macizo rocos por razón de la apertura de los túneles y cavernas, como afirman algunos, o sobre lo que significaría para la estabilidad del macizo rocoso la presencia de la caverna atrás referida. Básteme, por ahora, considerar que las excavaciones subterráneas existentes representan sólo un 2% del volumen del macizo donde se encuentran alojadas y que el de tal caverna sería apenas del orden de 0,01%. Las excavaciones subterráneas (cavernas y túneles), como es práctica normal de la ingeniería, incluyen un soporte estructural conformado por pernos, concreto reforzado con elementos de acero y marcos metálicos, hasta tal punto que se asegure el restablecimiento del equilibrio de los esfuerzos originales del macizo rocoso (antes de excavarlo). En cuanto a la caverna que nos ocupa por ahora se puede considerar apenas un accidente de obra, que aunque causará retrasos y mayores costos de reparación de la central, no puede dar lugar a las premoniciones catastróficas que algunos quieren propagar.
No obstante lo anterior, se requiere que EPM, preferiblemente con un consultor independiente, reevalúe la estabilidad de las estructuras subterráneas utilizadas para la desviación y que conformarán todo el sistema de conducción de la central.