Del 4 de abril al 5 de mayo de este 2019 se puede apreciar el VI Salón de Grabado en la Sala de Arte del Museo El Castillo. Esta exposición se caracteriza por ser escenario de exhibición de jóvenes grabadores de Medellín.
Obras gráficas, grabados de jóvenes artistas, activos en Medellín, que muestran “el poder del arte que convierte la invisibilidad de lo corriente en una huella trascendente”, son el principal componente del Salón del grabado, el cual llegará a su sexta versión en el Museo El Castillo. Así lo detalló Jorge Rodríguez, artista plástico, docente universitario y curador de la muestra.
Lo que se puede apreciar en esta exposición son los resultados de ejercicios de impresión de las creaciones de los participantes, cargadas de multiplicidad de expresiones. Cada obra tiene un carácter distinto en función de la manera como el artista abordó ya sea la representación de la realidad o de sus propios intereses.
En el grabado, “el componente básico es su origen como obra gráfica, parte de la creación de una matriz y se materializa en la impresión de ella”, explicó a EL MUNDO la grabadora Laura Palacio.
Se destaca, que en el recorrido por la sala se pueden apreciar obras muy variadas; así como existen creaciones que aparentemente son muy sencillas en su ejecución, hay otras que tienen un dibujo muy preciso y cuidadoso de la figura humana.
Además, hay obras que muestran una preocupación por el medio ambiente, por el cuerpo, por las figuras humanas y animales, por la representación de la realidad, por el entorno urbano; para resumir, en este Salón la gráfica se muestra como espejo de una realidad invisible.
La componen litografías, serigrafías, grabados calcográficos y linóleos grabados (Ver gráfico para comprender diferencias).
Al mismo tiempo, se contempla esta como una muestra única, en los curadores no existió el interés de partir o de crear una división en la manera como el público puede percibir la exposición. Más bien, procuraron resaltar que a presar que cada artista logró un resultado muy distinto, el grabado es el medio, el canal, para compartir el origen mismo de la matriz.
El Salón de grabado de El Castillo tradicionalmente ha hecho énfasis en el trabajo de artistas jóvenes, estudiantes universitarios o recién egresados de las escuelas de arte locales. Y es por ello que ha sido el escenario para que los novatos del grabado puedan empezar a mostrar su trabajo y difundirlo con éxito entre el público local.
Reconoció Rodríguez, que los estudiantes son quienes, en su mayoría, tienen más fácil acceso a un taller de grabado, por medio de su universidad, y por eso a este grupo se le hace más fácil participar y nutrir la exposición, “porque talleres de grabado en Medellín no hay muchos, y talleres abiertos menos”, alertó el profesor.
En cuanto a la curaduría de la exhibición, “para este 2019, se realizó una convocatoria abierta a los artistas para que enviaran sus propuestas. Realmente el criterio de selección estaba en función de la calidad, el nivel de experimentación y, aunque no había una temática elegida, los curadores acordaron contemplar que con el tema se evidenciara un carácter y una contundencia en su realización”, se explicó en el texto curatorial.
El Salón de grabado está también pensado como un vehículo para educar al público, reconociendo que el grabado en la ciudad requiere de mayor fuerza, que el público conozca sus resultados, las técnicas, estimular que se pregunte al verla de dónde y cómo sale eso, y así, de alguna manera, se vincule con el sector.
“Más allá de lo que ve en el papel, queremos que la gente pueda entender el carácter y el origen de las obras, es muy importante”, finalizó el curador.