El 24 y 25 de noviembre se realiza en Parques del río Medellín el Encuentro de artistas grabadores. El maestro Félix Ángel explica su importancia
El 15 de abril de este año El Mundo publicó un artículo con el título ¿Qué tal una Feria de Grabado de Medellín?
La idea surgió, en parte, por la suspensión (esperemos que temporal) de la feria de arte ArtMed, que consecutivamente por cuatro años se llevó a cabo en el Centro de Convenciones mejorando gradualmente en calidad y oferta, aunque todavía falta para alcanzar un nivel óptimo. En ello está incluido el público que, por no estar familiarizado con la experiencia de las artes, por diversas razones, le resulta difícil relacionarse satisfactoriamente con lo visual, y por lo tanto es difícil que prospere el aprecio que las artes merecen y reciben en otras partes del mundo. Comprar arte no hace parte de nuestro comportamiento.
Interrumpir la secuencia de un evento que beneficia el medio, sea cual fuere la clase de evento, acarrea consecuencias negativas. Contamos en la ciudad con suficientes precedentes históricos que lo confirman. La inconsistencia -en este caso de un evento artístico—problematiza la continuidad y los procesos que acarrea para el público, poco acostumbrado a la oportunidad de observar un conjunto masivo de expresiones artísticas de todo tipo donde intervienen ejemplos locales, nacionales e internacionales. No se le puede pedir a alguien que tenga criterio sobre lo que no conoce. Es ilusorio creer que puede establecerse un mercado para expresiones artísticas cuando la demanda es casi inexistente, y no hay forma articulada para realizar la oferta. Este aspecto es inherente a las ferias de arte (una diferencia con otros eventos como por ejemplo bienales, trienales y documentas). Por último, sin oferta (monetaria y de otras clases) no puede exigírsele al público que se ponga más o menos al día para entender que el arte es tan diverso como los artistas que lo produce.
El arte responde a motivaciones de diversa naturaleza y se transforma constantemente con una dinámica que refleja visiones y búsquedas subjetivas sobre cuestiones que intrigan al ser humano. En algunos casos se identifica con ideologías, o responde a compromisos sociales y políticos que hasta a los expertos les exige tiempo para comprender cabalmente. Integrar el arte a la vida es identificar y compartir ideas, actitudes, imágenes, etc., con las que los artistas relacionan sus experiencias, forma de sentir, y pensar con los demás.
Obra de Clara Inés Velásquez – Serigrafía
Una ciudad sin eventos orientados a subsanar parcialmente, directa o indirectamente la aridez que predomina en el campo de las artes plásticas y de la imagen (contrario a la literatura que ya cuenta con un festival de poesía y una Fiesta del Libro, posicionados internacionalmente), denota que nuestra educación visual y todo lo que se relaciona con ella está peor que rezagada y ausente en la lista de cosas pendientes por hacer.
Suponiendo que la feria de arte se suspendió con el argumento de que la ciudad no aguanta comercialmente un evento anual de tal naturaleza, la solución, a falta de otros eventos parecidos no es dejar de realizarla. En la medida que el vacío se dilata en el tiempo la brecha entre quienes se dedican a la creatividad y el público que debe apreciarla se expande. Además de beneficios intangibles, finalidades del arte son, entre otras, enriquecer la experiencia humana, dignificar el entorno en que el hombre se mueve, y elevar la calidad de vida no solo material sino sensible.
Una opción para no quedarnos en el año sin un evento artístico de importancia puede ser alternar la feria comercial con un evento similar en espíritu, utilizando recursos humanos y materiales locales, enfocado al público de la ciudad, prestando atención al numeroso, atomizado y desunido gremio artístico de Medellín en el cual hay sin duda gente muy capaz, pero como el medio no estimula ni provee perspectivas, el profesionalismo y el rigor que lo caracteriza se sacrifica muchas veces en aras de la improvisación.
Los antioqueños se vanaglorian de su capacidad de improvisar, y en la celebración puede que se den cuenta de que cada vez que lo hacen sacrifican en nombre de la facilidad una serie de referencias que existen para hacer las cosas de la forma correcta, pero a pocos les importa.
Con esa actitud no se logra establecer precedentes que coadyuven a convertirnos en seres más civilizados, es decir, progresar. Después de resultados dudosos la mayoría se queja de las comparaciones. Estas resultan odiosas porque por lo general prueban verdades que nos resistimos a aceptar.
La mayoría de nuestros artistas, independientemente de su potencial, actúan parroquialmente porque nuestro medio lo es, y seguirá siéndolo mientras continuemos comportándonos como nos comportamos.
Obra de Juan Ernesto Correa - Serigrafía en relieve
El Encuentro de artistas grabadores
El Encuentro de artistas grabadores es el resultado de una posibilidad inexplorada hasta el momento en una ciudad que no sabe qué hacer con sus artistas y en consecuencia con el arte. Medellín no ha puesto en marcha una estrategia educativa que ayude a sensibilizar las próximas generaciones respecto a los procesos visuales, otra de tantas marginalizaciones que padece nuestra sociedad. Una ciudad donde no hay continuidad de ninguna clase, en nada, sin condiciones para dar visibilidad a sus artistas --a menos que no me haya enterado de algo muy importante ocurrido en los últimos cuarenta años, lo cual dudo— es una ciudad artísticamente discapacitada.
Es importante que los artistas hagan su parte, especialmente cuando nadie más la hace por ellos. De otra forma no tienen derecho a quejarse. En Medellín los gremios artísticos no tienen tradición de trabajar mancomunadamente para lograr objetivos colectivos. Los artistas se encierran en sus propios espacios donde se sienten seguros y sueñan despiertos, amedrentados por la competencia para obtener alguna de las limitadas oportunidades que el sistema brinda. Ostensiblemente protegen el Status Quo. Atreverse a desafiar el orden establecido es contraproducente, dañino para la salud mental, y físicamente desgastante por los enemigos que genera.
Hay que cambiar de perspectiva, estimulando la discusión constructiva y la búsqueda de otras posibilidades. Hacer cosas interesantes es difícil, y aún más contagiar a otros del entusiasmo para realizarlas, pero no imposible.
Realizar en Medellín un evento con artistas del grabado, por artistas del grabado, orientado al público en general para demostrar que existen primero que todo, y mostrar la producción que realizan (más de cien se registraron inicialmente y 75 reconfirmaron), complementado con talleres, demostraciones, y habilitando la oportunidad para conocerse y dialogar entres si, cambiando impresiones -literalmente, conocimientos, y experiencias es un esfuerzo alentador. No se trata de una competencia.
El Encuentro esta liderado por un Comité Organizador, encargado de la logística, todos voluntarios. Nadie devengó remuneración monetaria o en especie. Se descartó de entrada realizar una selección o curaduría. El solo pensarlo es ridículo en una ciudad que jamás ha prestado atención a sus grabadores. Todo aquel que se considera como tal tuvo la oportunidad de inscribirse voluntariamente dentro de un plazo establecido, sin ningún costo y seguir las instrucciones de participación, convirtiéndose no solo en participante sino en responsable del evento por la parte que le corresponde. Si el evento no arroja los resultados esperados los artistas mismos deben preguntarse qué fue lo que paso.
Una exposición-homenaje (20 – 26 de noviembre) a los grabadores Luis Fernando Mejía y Fabián Rendón, ya fallecidos, y un conversatorio en el hotel Terra hacen parte de las actividades ligadas al programa.
El Encuentro recibió el apoyo de la Alcaldía de Medellín, Parques del Rio, Conquistarte, Hotel Terra, y la colaboración de la Universidad de Antioquia y varios talleres independientes dedicados al grabado, algunos establecidos hace tiempo; y por supuesto de los artistas que, individualmente, con entusiasmo y espíritu de aventura se arriesgaron a participar.
Obra de Luis Fernando Uribe – Aguatinta
La entrada al Encuentro de Artistas Grabadores, en Parques del Rio y a las actividades complementarias, durante el 24 y 25 de noviembre entre 10 a.m. y 5 p.m., es libre y sin costo. Como experiencia dejará lecciones. Muchas. De eso se trata, de ensayar algo inédito en una ciudad en la que, con respecto al arte, falta mucho por aprender, y emprender, a sabiendas de que es posible hacerlo mejor la próxima vez. Hay margen cuando, por primera vez, se acomete un desafío que en última instancia beneficia los artistas, el público, y a la ciudad como entidad viva con la intención de apreciar, y disfrutar la experiencia maravillosa de las artes gráficas, algo que el hombre ha practicado e integrado a su historia durante milenios en diferentes culturas, y modernamente por más de cinco siglos, aunque acá la sensación que uno percibe es que muy pocos saben que existen.