Jacobo Ochoa, el barítono antioqueño que acaba de ser seleccionado para el elenco de “L´elisir d´amore” del Opera Studio de Tenerife, una noticia que nos debe enorgullecer a todos.
Como advertíamos la semana pasada, sigue vivo el dolor por los adolescentes víctimas de la violencia en nuestro entorno. Y son tan víctimas quienes reciben las balas y los ataques como quienes son utilizados por otros para sembrar el Valle de terror y muerte. Se han escuchado opiniones diversas sobre lo que se debe hacer con ellos e incluso sobre cómo nombrarlos, o no nombrarlos, pero lo cierto es que a todos nos corresponde un poco de responsabilidad con esa realidad que no puede más que provocarnos vergüenza.
Hacen parte de nuestra verdad y de nuestro entorno, por eso se habla de ellos, como de los alias de quienes los utilizan, pero no son la única verdad ni nos definen. A veces pareciera así porque poco hablamos de otros que son tan reales y tan nuestros, como quienes a pesar del ruido de las balas siguen yendo a estudiar, consiguen becas, crean empresas, ayudan a impulsar el desarrollo de la ciudad, nos representan en distintas manifestaciones deportivas o incluso artísticas. Jóvenes reales que hacen parte de una sociedad real, diversa, contradictoria, que duele y emociona, que lloramos y celebramos.
En este Memento hemos hablado de los logros de nuestros deportistas y de su empeño por destacarse en lo más granado de la élite mundial; también hemos dedicado espacio al talento de Andrés Orozco-Estrada, Andrés Lopera o Alejandro Posada, entre otros músicos de talla internacional que se hicieron a pulso en un entorno como el nuestro, tan sordo a las melodías clásicas, y tan prosaico para el arte universal. El mismo escenario urbano en que se crío Jacobo Ochoa, el barítono que la semana entrante cumplirá 24 años y que desde hace casi tres decidió ir a Londres a continuar su formación musical y a buscar nuevas oportunidades para realizar su sueño.
Jacobo, acaba de ser seleccionado para el elenco de “L´elisir d´amore” del Opera Studio de Tenerife, una noticia que nos debe enorgullecer a todos, en tanto es uno de los nuestros que empieza a brillar con luz propia en el concierto internacional, como lo hizo, a pesar de su juventud, varias veces con de Estudio Polifónico de Medellín y la Fundación Prolírica de Antioquia. Su vozarrón de barítono empieza a conquistar aplausos en Europa, como lo hizo aquí al lado de personajes de la talla la maestra Teresita Gómez, o de su maestro, amigo y mentor el tenor colombiano Diver Higuita.
No es para menos, quienes le han oído no pueden más que reconocer el talento del que es dueño, afincado en la disciplina que es indispensable para abonar esa exigente y difícil carrera. Por eso, dejó el país, su familia, sus maestros, para continuar su formación con el prestigioso maestro alemán Rudolf Piernay en la centenaria escuela de arte y drama Guildhall de Londres. Su selección en el elenco de Tenerife será sin duda solo el comienzo de una carrera promisoria, porque él entiende que el rigor, la dedicación, el esfuerzo y la humildad, son el único camino posible para alcanzar el éxito.
Como muchos otros, Jacobo se esfuerza y se dedica día tras día a su propósito personal y profesional con la idea de ser mejor ser humano y más competente en el escenario, pero sobre todo se esfuerza en ser feliz sin maltratar a otros. Mientras hace eso y mucho más por él, también nos aporta como sociedad en la medida en que nos presenta otros referentes y nos impone otros retos. Él sabe que tiene talento, pero que eso no es suficiente. Sabe también que cuando está en escena, como los deportistas, es un poco embajador nuestro, así no tenga el mismo eco ni la misma figuración en los medios que ellos, ni su nombre se escuche con tanta frecuencia como los alias que utilizan a nuestros jóvenes en su máquina sangrienta.
Pero sí, Jacobo Ochoa hace parte de nuestros jóvenes, de nuestra esencia, y hoy nos llena de orgullo y de esperanza.