El pasado 10 de enero el mundo del rock y sus vertientes quedó consternado ante la noticia del fallecimiento 3 días antes de Neil Peart, baterista de Rush. Imposible no dejar registro de su legado y del vacío que dejó a músicos y rockeros en todo el mundo.
Rush es una agrupación que incursionó en el rock progresivo con sus complejos arreglos y matices musicales creados por un trío canadiense a inicios de los setenta. La banda terminó la gira de sus 40 años en el 2015 y ya se presagiaba que sería lo último que Rush realizara. Apenas ahora se supo que Neil Peart llevaba 3 años y medio tratando un tumor cerebral, un glioblastoma que al final terminó con su vida.
El entendimiento y compañerismo de los integrantes de Rush ha sido su baluarte para convivir durante 40 años, creando una fórmula clave de creatividad y tolerancia con el orden estricto del vocalista y bajista Geddy Lee, el humor negro e ingenio espontáneo del guitarrista Alex Lifeson más la perfección e introspección de Neil Peart.
A muchos nos impactó haber conocido a Rush y en particular a su baterista, como nos cuenta Jaime Cadena, melómano de la ciudad: “Corría 1979 y un amigo me pasó el cassette del Fly by Night (1975). Quedé impresionado con la batería y allí empezó mi amor por la música de estos canadienses, a los que he seguido y que vi en su gira de despedida. Difícil fue aceptar cuando Neil Peart se retiraba y ahora más que se ha ido. Nunca antes una muerte de un músico del rock ha impactado tanto ya que es difícil encontrar a un gran percusionista - posiblemente el mejor- y a la vez compositor de las letras de su banda. ¡Realmente ha cambiado todas nuestras vidas!”.
Peart en los setenta tuvo varios malentendidos con la crítica por haber basado algunas canciones en la ideología de la escritora Ayn Rand, por su filosofía extrema del individualismo, por ejemplo con la Opus 2112, a lo que él respondió que sólo seguía la corriente libertaria, la filosofía política que defiende la libertad y derechos privados del individuo en la sociedad.
Persona introvertida y reservada, en canciones como Subdivisions expresa cómo la intimidación en la juventud se proyecta al comportamiento que adquirió como adulto. Gustaba del anonimato cuando hacía sus viajes en motocicleta parando en sitios en medio de extraños, y como escribió en la canción Limelight: “pongo mis barreras para mantenerme intacto”. La alienación llegó con la fama.
Era 2001, la época en que Rush volvía a escena luego de haber transcurrido algunos años sabáticos que Neil se tomó luego de la pérdida de su hija (1997) y de su esposa (1998), época incluso en que se había confirmado su retiro de la banda. Peart comentaba que llevaba varios años improvisando en sus solos de batería, eventualmente deseaba incluir todas sus técnicas que por décadas lo habían acompañado y de esta forma desarrolló además una narrativa rítmica con sus experiencias e historias como una película imaginaria.
“En la lucha entre la razón y la emoción descritas por Neil Peart en la saga de Hemisferios (1977), el percusionista nos revela algo de su personalidad que marcaría su carrera. Un músico y escritor que al conocerlo nos muestra que la armonía está en los opuestos. Un individualista que se sintió siempre incómodo con la fama y las entrevistas pero que compartió sus experiencias a través de sus crónicas escritas y videos. Poseía una resistencia casi sobrehumana pero el músculo más ágil y fuerte de Peart fue su mente”, así describe Fabio David Franco, otro melómano de la ciudad y gran seguidor de Rush, el perfil de Neil Peart.
Rush en vivo en el 2011: Alex Lifeson, Neil Peart y Geddy Lee.
Continúa diciendo: “Inspirado por el salvajismo de Keith Moon, Ginger Baker y Gene Krupa, Peart dio rienda suelta a un estilo en que lo demasiado no era la preocupación, sino el control. El encargado de escribir las complejas letras de Rush se dio a la tarea de crear también sus partes rítmicas como si fuesen poesía. Perfeccionó su arte y lo llevó a terrenos desconocidos, su batería se volvió más compacta y a la vez más compleja y eficiente. Su vocabulario y temáticas líricas se fueron ampliando y humanizando. El gusto por el detalle y la precisión se hicieron evidentes en los conciertos donde cada sección era reproducida de manera fiel a la versión en estudio, dando una satisfacción a los miles de seguidores que le acompañamos con los brazos en el aire haciendo mímica de cada movimiento. Lo seguiremos haciendo al escuchar los álbumes o ver los videos, porque en esos momentos todos somos Neil”.
En poco espacio escrito ojalá se logre un enorme impacto apreciativo ante este suceso. Fueron muchos los países por los que Rush no pasó, entre ellos Colombia, aun así su música quedará en aquellas generaciones que realmente deseen alimentar su alma rockera con música progresiva exquisita.