Uno. En la avenida oriental con calle 49, saliendo del túnel que construyó la alcaldía de Juan Gómez Martínez, dos pasajeros de una moto salieron expulsados al quedar el vehículo atascado en un hueco. Olga Astrid Herrera Londoño, mujer de 47 años, murió y el acompañante quedó herido. ¿cuántos años de vida perdió esta mujer? Cerca de 30 años respecto a la expectativa de vida de las mujeres en Colombia. ¿cuánto valen 30 años de vida de una persona? ¿con qué se pagan? No todo es plata.

Por otro lado, la prensa local denuncia que los huecos en las vías se volvieron la nueva normalidad vial en Medellín. Entonces, ¿cómo es posible que haya habido un superávit fiscal en 2015 y 2016 en el municipio de Medellín? ¿cómo es posible que no se hubiera dispuesto de este presupuesto que sobró para tapar huecos y otros menesteres públicos? Si sobra la plata pero faltan obras, entonces sobran los alcaldes y los concejales.

Sobran y hieren las palabras del alcalde Gutiérrez ante la muerte de esta mujer y de otros medellinenses debido al estado de las vías: “La gente tiene razón en quejarse por los huecos de la ciudad, pero ahí viene una inversión grande para la recuperación de la malla vial” (Huecos en las vías de Medellín ya cobraron la primera víctima mortal, elcolombiano.com, Junio 8 2017). Como si las palabras aliviaran las penas y tristezas de quienes perdieron a sus familiares y amigos por un hueco en una vía pública.

Por otro lado, los concejales de Medellín manifiestan preocupación porque las obras del Plan de Desarrollo del alcalde Gutiérrez, como las ciclorrutas, el metrocable del Picacho, y otras no menos importantes, no han arrancado y se ha dedicado a terminar las obras de sus predecesores, principalmente las de Aníbal Gaviria, como el soterrado de Parques del Rio, margen occidental, el soterrado de la margen oriental, obra contratada a última hora en diciembre de 2015, así como las obras de valorización de El Poblado que son un completo fracaso, no solo en demoras sino  por los diseños y fallas de ingeniería que han tenido que soportar sus habitantes y que obligados han tenido que financiarlas con su bolsillo, mientras la ciudad pone 600.000 millones para el Túnel del Toyo, a más de 100 kilómetros, por fuera de la jurisdicción medellinense.

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Por otro lado, un lector de El Poblado me escribe sobre los problemas ocasionados por los proyectos constructivos en el sector: “También, resulta significativa la falta de vigilancia, por parte de las autoridades municipales, de algunas edificaciones en construcción que no cubren su volumen con telas enmalladas para evitar que el viento saque las basuras y materiales particulados de estas edificaciones hacia los techos de los edificios vecinos, como ha ocurrido en días pasados, de fuertes vientos, en El Poblado, que podrían ocasionar taponamientos de los desagües e inundaciones como consecuencia. Igualmente, el parqueo de volquetas y camiones con materiales de construcción taponando las vías y poniendo en riesgo a los conductores que tratan de sobrepasarlos se ha convertido en una costumbre que nadie enfrenta, empezando por los directores de las obras privadas. Esto pasa en la misma vía que el Alcalde transita todos los días, pero que no ve, ni tampoco sus secretarios y funcionarios, mientras pasan leyendo una valla promocional del proyecto (nombre de una capital europea) con ganas de comprar”.

Dos, un tema departamental. Los pasajeros que salen por el aeropuerto de Rionegro, vigente a partir del pasado jueves 14 de junio, tendrán que pagar 5.000 pesos por tiquete de vuelo nacional o internacional hasta completar 120.000 millones de pesos para la obra del Túnel de Oriente. Este impuesto fue impulsado por el gobernador Luis Pérez Gutiérrez, y autorizado por la Aeronáutica Civil.

¿Por qué los pasajeros tienen que sufragar este impuesto que le correspondería a los propietarios de tierras en la zona de influencia del aeropuerto, como Llano Grande y vecindades en compensación por la valorización permanente de sus tierras y propiedades por el acercamiento a Medellín? El Túnel convertirá estas tierras cercanas al aeropuerto y otras de Rionegro y municipios vecinos  en zonas de desarrollo inmobiliario con jugosas plusvalías para los propietarios y constructores generadas por una obra pública, financiada por todos los antioqueños con sus impuestos, pero que además tendrán que pagar para pasar por el túnel, enriqueciendo a concesionarios rentistas.

Desde el punto de vista impositivo hacerlo de esta manera sería justicia tributaria. Pero no, en Colombia, la élite pre-moderna que gobierna el país, tanto local como nacional, se ha opuesto a reformas tributarias significativas, y sólo ha propuesto reformas que en lo general le descargan el peso de los impuestos a los asalariados, a los pequeños y medianos industriales y comerciantes, mientras la misma elite paga impuestos prediales insignificantes por sus extensas tierras, y deja sus ganancias en paraísos fiscales, en donde también los corruptos esconden sus activos mal habidos, a la espera de una amnistía tributaria.