Medellín Encicla: que el sueño no se convierta pesadilla

Autor: Alejandro García Gómez
17 septiembre de 2018 - 12:02 AM

El sistema Encicla ha tenido variantes que –sobre la marcha- algunos han mejorado la propuesta inicial durante estos 7 años de funcionamiento.

El proyecto Encicla nació en 2011, al concretarse por la alcaldía un trabajo académico de tres estudiantes de Ingeniería de Diseño, en 2010. Antes se hablaba bastante sobre el tema a raíz de la asfixia en las vías por hacinamiento vehicular, contaminación, y el resto de argumentos que siempre se tienen en cuenta al abordar estos temas; nada más. El sistema Encicla ha tenido variantes que –sobre la marcha- algunos han mejorado la propuesta inicial durante estos 7 años de funcionamiento.

Encicla es un sistema gratuito de bicicletas públicas, que se pueden tomar en una estación hasta por una hora, luego se la debe dejar en la misma o en otra o refrendar el préstamo hasta las 9 pm, cuidándose de renovarlo antes de que se cumpla la hora. Se inscribe por internet, con la tarjeta de usuario del sistema Metro (la cívica). El sistema comenzó con una prueba de 6 estaciones piloto –todas manuales- y 105 bicicletas. En 2014 se llegó a 51 estaciones, 32 automáticas y 19 manuales. Las bicicletas son de diseño único y fabricación exclusiva colombianas. “El Sistema de Bicicletas Públicas (SBP) EnCicla se encuentra proyectado en el Plan Maestro Metropolitano de la Bicicleta del Valle de Aburrá PMB2030 (Acuerdo Metropolitano No. 17 de 2015), el cual tiene como visión que en el año 2030 el 10% de los viajes totales del Valle de Aburrá se realicen en bicicleta, así mismo, se espera que en el año 2020 el territorio de río y llanura del Valle de Aburrá cuente con más de 100 estaciones EnCicla y una flota de 3500 bicicletas”. El horario es, lunes a viernes, de 5:30 am a 10 pm; sábado 6:30 am a 4 pm. En junio de 2016 había alrededor de 40 mil usuarios.

 

Lea también: Motociclistas y seguridad de peatones y deportistas

A raíz del crecimiento de Encicla, se comenzó a tener en cuenta la exigencia de más ciclorutas en los planes urbanos. Pero, además, este mismo crecimiento hizo proliferar su preferencia como medio particular de transporte. Diariamente se observa una inmensa masa de estudiantes que se trasladan hacia y desde sus centros de formación, seguida por adultos de clase media y obreros; de ambos sexos. No sólo lo hacen en las bicicletas públicas, sino que muchos utilizan su bicicleta particular. Y “crece la audiencia”, como diría el poeta. Este incremento ha obligado a implementar por parte de muchos entes –gubernamentales o no- el respeto por el ciclista. Pero en verdad aún nos falta mucho por aprender. Primero a comportarnos, ante todo a los conductores de carros –grandes o pequeños-, a los motociclistas, a los peatones y a los mismos ciclistas. Pienso que la administración municipal se ha quedado un poco corta en esto o quizá el auge la sorprendió. A su haber tiene la televisión regional (mpal y deptal), las escuelas y colegios, las redes, etc. El sentido de los mensajes – además de otros- podría ser: a los conductores bajar la agresividad –puede ser un hijo nuestro el ciclista-; a los motociclistas, peatones y ciclistas a bajar la temeridad y a subir la prudencia.

El segundo tema: la administración gubernamental se ha ido quedando corta es en la creación de nuevas rutas, en la mejoría e implementación de las existentes y en la reglamentación y cumplimiento de normas más rigurosas, claras y publicitadas para los usuarios, que de peatones pasarían a ser conductores de bici (¿otra categoría?). El aumento de ciclistas la ha desbordado. Eso ha llevado a éstos a utilizar cualquier andén peatonal –sin demarcación como cicloruta-, en el centro de la ciudad o en los barrios residenciales, como su ciclo-camino. Muchos jóvenes imprudentes, y aun mayores, manejan a la velocidad que da su vigor y temeridad en andenes de calles y avenidas del centro y de los barrios, incluso en las señalizadas con las características de piso para invidentes, p. ej. la calle debajo del viaducto del metro y paralela a la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, hasta la estación Floresta –con señalización para invidentes- se ha convertido en peligrosa cicloruta, a grandes velocidades, como señalé.

 

Vea: Sandoná, motos y caos ¿quién pondrá orden?

 

Respetuosamente, señor Alcalde Federico –y el resto de alcaldes metropolitanos-, de usted (es) depende que este soñado avance cívico, no se nos convierta en la pesadilla para los peatones, porque las administraciones municipales como las suyas no estuvieron a la altura. Estamos a tiempo aún.

Nota al alcalde Federico.- Respetuosamente: ¡Que abran todos los baños de la U. Dptva. Atanasio Girardot! ¡Desde el 2017 sólo funciona el baño de la plazuela Banderas! ¡Este es el enésimo pedido de los usuarios por mi intermedio!

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