Antes, las personas llegaban a la oficina y se encontraban con una tarjeta en la puerta y una máquina de escribir y un teléfono fijo en la oficina.
Palabras clave: jornada laboral, movilidad sostenible, productividad, cambio cultural.
Premisa: la sociedad cambia. La tecnología digital y la globalización imponen su ritmo y sus nuevos paradigmas. Si todo cambia, no se pueden seguir haciendo las cosas igual que antes.
Hechos: afrontamos las circunstancias del siglo 21 con ideas y metodologías de siglos pasados.
Por ejemplo: los horarios laborales están definidos con los criterios de la revolución industrial, cuando el trabajo se hacía en un sitio fijo: un taller o una oficina, porque no había tecnologías como las que ahora tenemos, las cuales permiten desterritorializar el trabajo: computadores, Smartphone, videoconferencias, interconectividad, inteligencia artificial.
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Antes, las personas llegaban a la oficina y se encontraban con una tarjeta en la puerta y una máquina de escribir y un teléfono fijo en la oficina. Esos aparatos, anclaban su trabajo a ese sitio. Hoy, independientemente de la empresa y del sector al que pertenezca, los empleados se ponen frente a un computador, trátese de un despacho público, una agencia de viajes, un juzgado, una oficina administrativa. Pero ese computador no tiene que estar necesariamente en esa oficina. Ese es un concepto arcaico.
La forma como está organizada la jornada laboral, que tiene una incidencia directa en la productividad de las empresas y en la vida cotidiana de las personas y de las ciudades, obedece a la idea de control absoluto de los trabajadores, propia de la mentalidad esclavista y heredada por la revolución industrial: estricta presencialidad, horarios uniformes para todas las actividades y para todas las secciones de una empresa, agotamiento físico de la fuerza de trabajo y acomodo al período de luz solar.
Bajo esas condiciones, toda la masa laboral de las ciudades se moviliza a las mismas horas, como si se tratara de una peregrinación. Estas prácticas acarrean las consabidas congestiones de tránsito, con sus consecuencias de retrasos, mal genio e indisposición general, lo que incide, obviamente, en la forma de encarar el trabajo cotidiano. Si la gente agota su energía en un “taco vial” o en la espera de un bus, llega cansada al trabajo y no hace las cosas de la mejor manera. El mismo ritual se cumple en la noche: una multitud cansada regresa a sus casas sin más ganas que de dormir, para poder descansar y tener alientos de madrugar para repetir, repetir y repetir la misma rutina días tras día. A esto se reduce la semana laboral de la gente.
La revolución digital debe tocar a las puertas de las empresas para decirles que es posible un cambio en la organización física del trabajo. Si se trabaja por productos o por resultados, es indiferente dónde esté ubicado el computador.
La flexibilidad en la jornada laboral y el estímulo al teletrabajo tiene las siguientes ventajas:
Más oportunidades de desarrollo para los empleados, que ganan en confianza y tienen más tiempo para compartir con su familia. Habrá empleados más sanos y satisfechos, lo que genera mayor compromiso con la empresa.
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Menos costos fijos para las empresas: infraestructura, oficinas, parqueaderos, servicios públicos, vigilancia, útiles y dotación de oficina, agua y café.
Más tiempo para el ocio creativo y el consumo de espacio público, de diversión y entretenimiento, lo que promoverá las industrias culturales en gran medida.
Menos congestiones y mejor regulación de los flujos vehiculares, reduciendo los tiempos de movilización, con lo cual también se gana en calidad de vida.
Reactivación económica al incentivarse el consumo de bienes y servicios en las horas de la tarde y en la noche.
Se gana en convivencia ciudadana y hasta se podrán aumentar los puestos de trabajo, porque al tener más tiempo disponible, se abren oportunidades de consumo.
Conclusión: si se quiere lograr un verdadero cambio cultural en la región y superar problemas, como el de la movilidad vial y la contaminación ambiental, para los que se han ensayado múltiples fórmulas sin éxito, hay que acudir al teletrabajo y/o a la jornada continua, con la seguridad de que todos ganamos.