Más IVA... Menos recaudo

Autor: Juan Pablo Quiceno Orozco
7 noviembre de 2018 - 09:01 PM

Ahora que estamos a las puertas de otra reforma tributaria a la cual le han puesto el nombre de Ley de Financiamiento, vuelve y juega el IVA ya extendido a bienes de primera necesidad, algo que ya toca el fondo de la paciencia de contribuyentes y consumidores.

Transcurría el año 1992 cuando yo cursaba por décimo grado y había escogido como modalidad vocacional la de contabilidad, una vez llegamos al tema de Inventarios y compras y ventas, los ejercicios se hacían con un impuesto llamado IVA (Impuesto al Valor Agregado) en la tarifa del 12%, y para un número no muy grande de bienes y en el caso de los servicios eran relativamente pocos. Pero en ese mismo año ante el crecimiento del gasto público impulsado por la nueva Constitución de 1991 y otros más que le siguieron, en ese entonces el Gobierno de Cesar Gaviria Trujillo realizó la primera reforma tributaria que yo en conciencia conocí, y en ella se aumentó el IVA en forma temporal de 12% al 14% hasta 1996, año en que volvería a 12%, y en lo referente al impuesto de renta a las empresas se creó una contribución del 25% sobre el impuesto de renta que era del 30%, llevando la tributación real de las empresas al 37.5% en renta.

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Una vez llegó el nuevo gobierno de nefasta recordación para el país, llegó con la idea de seguir gastando más y aún más si tenía que defenderse y sostenerse ante juicios legales y políticos, para aquella época el nefasto ministro de Hacienda Guillermo Perry nos habló no solo de no volver a reducir el IVA del 14% al 12%, sino por el contrario de aumentarlo del 14% al 16% y permanente y más rabia daba aún ver el comienzo de la “Mermelada” en Caracol al promocionar el IVA como “IVA SOCIAL. Algunos conservadores que dijeron sí a esa iniciativa se les tachó de “Lentejos” por haber sucumbido a las dádivas presupuestales y burocráticas ofrecidas por Ernesto Samper.

Eso sí, fue más letal este incremento, ya que se gravaron muchos más productos y entre ellos servicios de teléfono, generales y materiales de construcción. Eso sí el recaudo aún era elástico, es decir, aumentar la tarifa con base gravable el aumento es positivo. Eso sí en dicho régimen presidencial apareció otra nefasta forma de aumentar la deuda pública y el gasto pensional, a través del carrusel pensional de congresistas, al que después en 8 años más tarde lo igualarían las altas cortes. Una vez ocurre esto, el consumo privado explotó, no tuvo más como vender al mismo ritmo, y en consecuencia el choque vivido ante la caída de la demanda interna privada y el incremento del gasto público burocrático más el aumento de las tasas de interés del Banco de la República trajeron caos y quiebras de varios bancos y muchos empleos productivos perdidos. El aumento del IVA y su pésima utilización ayudaron a crear ese estado de cosas.

Durante la administración de Andrés Pastrana, se intentó retomar el rumbo de la economía inicialmente en el primer proyecto de reforma tributaria en el año 1998, se bajó el IVA del 16% al 15% y así a razón de un punto por año hasta llevarlo a 12% y de esta manera estimular la formalización y mejor recaudo de dicho impuesto. En términos de activar la economía era el proyecto más razonable, pero como todo lo bueno en Colombia, duró poco, el ministro de hacienda pasó a ser ahora el Señor Juan Manuel Santos, y de inmediato presentó otra reforma tributaria la cual volvió a subir el IVA del 15% al 16% y para rematar el gasto público no bajó, y adicional a eso aumentó la tarifa de retención en la fuente de IVA del 50% al 75%, maravilloso ¿o no?

La economía y los recaudos en términos de carga tributaría se comenzaron a estancar, puesto que ya la tarifa en el IVA del 16% demostró que es lo máximo tolerable por el consumidor, incluso ante la iliquidez que este produce y la falta de control (muy difícil en forma técnica y real), muchos incrementos comenzaron a quedar en manos de empresas recaudadoras y comerciantes casi quebrados, entonces durante los 8 años del gobierno de Álvaro Uribe, se cambió de estrategia, la cual fue la de implementar la información exógena, la cual consiste en obligar a una gran cantidad de contribuyentes a que reporten información de orden económico a la Administración de Impuestos, y así esta tener mucho más fácil identificar los lugares donde posiblemente no se recaude debidamente. El resultado sobresalió a la vista, el recaudo aumentó sin aumentar tarifas, claro, que en honor a la verdad aumentó el número de Obligados a Facturar IVA porque endurecieron los requisitos para quienes no se encontraban obligados.

Pero desafortunadamente como todo lo que brilla no siempre es ORO, casos como el de DMG, y las devoluciones de IVA de exportaciones ficticias demostraron que el sistema podría sufrir fraudes como esos y habría que implementar cambios mejores. Desafortunadamente, llegan los 8 años del Doctor Santos, y el gasto público sufre los mismos embates que en el gobierno Samper, y lo triste es ver que el IVA lo suben del 16% al 19%, no trayendo claramente un aumento significativo del recaudo sino un incentivo a la informalidad. No importa que exista la factura electrónica, la forma enredada en que fueron redactadas las normas y la cantidad de normas para retener lo recaudado, ayudan a que ninguna fiscalización sirva a menos que haya fraude manifiesto, lo demás puede considerarse contencioso en los tribunales lo cual ayuda a congestionar la rama, que en últimas termina resolviendo los “YERROS” de los Ministros de Hacienda y del Congreso, que ponen en dificultades a la Dian misma con los contribuyentes.

En el caso del IVA hay bienes y servicios, exentos, gravados, no gravados, excluidos, pero a esto súmele que los bienes exentos son gravados a una tarifa del 0%. Semejante animalidad solo la hay en Colombia.

Ahora que estamos a las puertas de otra reforma tributaria a la cual le han puesto el nombre de Ley de Financiamiento, vuelve y juega el IVA ya extendido a bienes de primera necesidad, algo que ya toca el fondo de la paciencia de contribuyentes y consumidores.

No entiendo porque no se intenta algo distinto, como ocurre por ejemplo en EEUU, donde el IVA se liquida a una tarifa del 6%, la cual no se cruza con nada y entonces el recaudo es efectivo y fácil del fiscalizar por el Tesoro, en nuestro caso la Dian.

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Pensar en aumentar bases y tarifas trae más inflación, pero no garantiza recaudo, así exista factura electrónica, la cual no es más que un negocio, y si peor aún dicen que la Dian necesita 1.200 funcionarios más, entonces ¿para qué sirven los sistemas?. Eso ya de por sí muestra que algo no funciona, y lo mejor es estudiar un año más tranquilo en como cubrir el hueco de 14 billones.

En los actuales momentos se lleva una discusión similar en Costa Rica, y también es el IVA, en casi todos los países Latinos, son enamorados del IVA cuando el sistema Sajón mostró ya sus beneficios de impuesto más genérico más baja tarifa y más fácil recaudo.

Y ya son 26 años desde que estaba en décimo grado y he visto como han pasado no solo mi graduación como bachiller y contador, sino 14 reformas tributarias es decir una cada año y medio, y muy pocas con sentido común, ya que al parecer en el Congreso los únicos que sabían de Tributaria ya murieron (Victor Renán Barco y Luis Guillermo Vélez Trujillo), los demás ni saben dónde están parados, eso sí llegó el momento de demostrar lógica y sentido común, de lo contrario para cuando me pensione hasta los aguacates de Petro tendrán IVA del 22% y tendremos un estado más gastón y una evasión y posible explosión social más peligrosa de la que nos Imaginemos.

 

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