María es la persona que entiende mejor lo que Jesús dice y se encarga de explicarlo a los demás apóstoles, en un tono que encarna autoridad, la autoridad otorgada por el conocimiento y la comprensión.
Disfruté en estos días la película María Magdalena, coproducción británica y australiana, dirigida por Garth Davis y presentada en marzo de 2018, que me sacudió espiritualmente porque me brindó una lectura muy profunda del mensaje de Jesús.
Lo que me llamó la atención no fue que la película muestre a Magdalena como una mujer corajuda, seguidora fiel de Jesús, y que no la presente como la prostituta bíblica, arrepentida y perdonada por Él, porque tengo claro que en ninguno de los evangelios, ni en los cuatro canónicos ni en los gnósticos o apócrifos, se menciona a María como pecadora sino como la gran discípula y amiga de Jesús. Lo que me causó hondo impacto es la manera como la cinta presenta el mensaje evangélico: mensaje duro, incompresible muchas veces, comprometedor, exigente, humano y espiritual. Y que ese mensaje esté principalmente en la boca de Jesús y de María Magdalena. En la película las palabras de Jesús, sus diálogos con María y la predicación de ella recogen las ideas que trae la Biblia, pero las expresan de una manera más directa, contundente y comprometedora.
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Si los evangelios no lo dicen, ¿de dónde salió la imagen de la Magdalena prostituta, arrepentida y penitente? Nació de una homilía que el papa Gregorio Magno produjo en el año 591, y que dice: “Aquella a quien Lucas llama la mujer pecadora, aquélla que Juan llama María, creemos que es la María de la cual son expulsados los siete demonios. ¿Y qué significan esos siete demonios, si no todos los vicios?”. El papa dice “creemos”, no dice “sabemos”, y por tanto esta declaración papal permite muchas interpretaciones, como, por ejemplo: ¿quería el pontífice exaltar el poder del arrepentimiento humano y del perdón divino, o fue una manifestación de misoginia?
El hecho es que el estigma que cargó la imagen de María en la iglesia duró casi 1.400 años. Desde principios de la Edad Media ya se le consideraba santa, pero solamente en 1969 el papa Pablo VI retiró del calendario litúrgico el apelativo de penitente adjudicado a María Magdalena y cambió la lectura del evangelio relativo a la mujer pecadora. Desde entonces, la Iglesia católica ha dejado de considerarla una prostituta arrepentida. La reivindicación definitiva la hizo el papa Francisco en 2016 cuando elevó la celebración de su día a la categoría de fiesta de la Iglesia y la llamó “apostolorum apostola”, poniéndola en un nivel igual o superior al de los otros discípulos. Si seguimos por la senda de las interpretaciones, podríamos decir que la iglesia católica empieza así a dar los primeros pasos para otorgarle a la mujer una posición de igualdad.
La película de Garth Davis desarrolla a profundidad el concepto de María Magdalena, “apóstola” de los apóstoles. Desde joven, ella había tomado la decisión de no someterse a las normas tradicionales sino buscar rutas más elevadas, lo cual la obliga a romper con su familia y con la tradición. Poco después se encuentra con Jesús y descubre en él ese camino superior que buscaba. María es la persona que entiende mejor lo que Jesús dice y se encarga de explicarlo a los demás apóstoles, en un tono que encarna autoridad, la autoridad otorgada por el conocimiento y la comprensión. María y Pedro mantienen una relación tensa, que se expresa en diálogos intensos. Es claro que los dos interpretan de manera diferente lo que Jesús les dice. Pedro se aferra a la letra del mensaje, pero María va más allá, para descubrir el verdadero significado y el compromiso que implica.
El culmen de la historia llega cuando Jesús resucita, se encuentra con María y le pide que vaya donde los apóstoles a darles la noticia. Las escenas que siguen son tan bellas como inesperadas: Después de cumplir la misión de informar a los discípulos, María regresa a reencontrarse con Jesús. Los dos conversan largo rato, sentados en una piedra al frente del sepulcro, y Jesús le explica en detalle lo que seguirá, con los cómos y los porqués, dando inicio así al papel que ella deberá cumplir para el nacimiento de la iglesia.
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En la Biblia, María es la figura femenina del mensaje de Cristo, y este carácter se refuerza notablemente en la película.