La leche humana donada por las madres y consumida por niños y niñas hospitalizados, permite su adecuada nutrición, recuperación y desarrollo.
El inicio de la vida es quizá uno de los momentos más trascendentales de los seres humanos, y es cuando todos sin excepción dependemos pasivamente de lo que otras personas decidan hacer por nosotros. Para muchos niños y niñas, la ya difícil tarea de descubrir el mundo y adaptarse a él, se convierte en una verdadera batalla para sobrevivir; porque sin entenderlo siquiera, su desafío es contar con la suerte de recibir un aliento, un alivio que alimente la esperanza en medio de una cuna con una cubierta transparente, rodeada de tubos y sondas que en su diminuto tamaño hacen más grande el sentimiento de triste sorpresa: para muchos niños y niñas la existencia transcurre en las unidades de cuidados intensivos neonatales. ¿Puede esta realidad tener un giro inesperado?
A este dramático panorama le sobra tensión, pero también inspiración. La humanidad se ingenió la forma de obtener la mejor y única medicina existente, cuyas propiedades curativas e inmunológicas se han certificado, para transportarla bajo los más estrictos parámetros de protección y cuidado con el fin concreto de salvar vidas. Ese producto es la leche materna y los lugares ideados para su recolección, tratamiento y distribución son los Bancos de Leche Humana. Sin duda alguna, creaciones como de película. En Colombia tenemos 13 en operación en diferentes parte del país y 2 más en proceso de alistamiento para su funcionamiento. En Medellín contamos con el Banco de Leche Humana del Hospital General.
Los aplausos aquí son para las mamás, protagonistas anónimas que amamantan a sus hijos cuando ellos lo requieren y que con su capacidad natural de alimentarlos amorosamente, son capaces de generan excedentes de leche que donan a través de los Bancos de Leche humana. Así se pueden contar múltiples historias de amor y entrega que se repiten exitosamente con nuevos personajes pero el mismo parlamento ganador: la leche materna y su poder irremplazable. La leche humana donada por las madres y consumida por niños y niñas hospitalizados, permite su adecuada nutrición, recuperación y desarrollo, reduciendo las complicaciones y evitando muertes en este periodo de la vida.
Por eso lo que ocurre en estos escenarios es digno de ponerle todas las luces y las cámaras, para que las acciones altruistas, solidarias, voluntarias y desinteresadas que ocurren sólo en ellos, se mantengan al alza. La leche materna, que es el mejor antídoto contra males silenciosos como la desnutrición crónica, necesita estar siempre en cartelera, como plato principal, como invitada “vip” en los hogares colombianos. Nosotros como abanderados del crecimiento sano de nuestra niñez, permanecemos en primera fila, listos para seguir propiciando giros sorprendentes como los que viven los prematuros hospitalizados que reciben leche humana donada. Según el reporte de los Bancos de Leche, viene en aumento el número de niños recién nacidos beneficiados, al pasar de 9.311 a 16.757 en el último año. Por lo que a nosotros respecta, estamos seguros de que esta historia continuará.