Maduro en la encrucijada: todo puede ocurrir

Autor: Eduardo Mackenzie
30 enero de 2019 - 09:01 PM

Es enorme lo que Putin y sus aliados han montado en Venezuela. Mediante amenazas y mentiras ellos tratan de impedir que Washington y los países del Grupo de Lima les quiten ese pastel de las manos

Nada hay peor para un país en democracia que tener como vecino una dictadura belicosa y desesperada. La Venezuela de Maduro, más iracunda que nunca, puede intentar cualquier cosa para salir de la crisis letal en que se encuentra. Esa dictadura no es sólo una amenaza para Colombia: es un elemento agresor que ha destruido la economía que existía entre los dos países, expropiado empresas colombianas, matado y encarcelado colombianos, tras calificarlos de “paramilitares”, y violado la frontera varias veces con soldados y aviones de combate.

La caída del régimen de Maduro debe ser una prioridad para Colombia. Pero la caída del horrible personaje no basta. Nadie podrá contentarse con un régimen madurista sin Maduro. Sin embargo, esa parece ser una de las estrategias escogidas por Moscú, y sus aliados de circunstancia, Cuba, China, Turquía e Irán.

Lo invitamos a leer: Nicolás Maduro ha sido condenado a 18 años de prisión

El diplomático ruso que habló en el pasado Consejo de Seguridad de la ONU lo dijo claramente: Moscú busca “la estabilización” del régimen de Maduro. Horas después, el ministro de relaciones exteriores ruso, Serguei Lavrov, fue más lejos. Dijo que el Kremlin hará “lo que esté en su poder para apoyar al gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro". Lo que quiere decir que Rusia podría utilizar hasta los medios militares para apuntalar esa macabra dictadura.

Por eso es tan escandalosa la actitud de un charlatán corrompido como Gustavo Petro cuando se pone a gritar que el presidente Iván Duque, por una frase aislada fotografiada en un cuaderno del consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, está ayudando “en secreto” a los Estados Unidos a “invadir a Venezuela”. Petro invita así a Moscú y a Caracas a darle a Colombia un golpe militar preventivo para frenar esa “invasión”. La izquierda marxista colombiana siempre fue vendepatria. Lo que hace Petro confirma esa agenda vergonzosa.

Hace una semana, un portal digital de Madrid afirmaba que un especialista creía saber que hay roces entre Maduro y el gobierno cubano pues éste habría dado la orden de “buscar una puerta de escape a sus tropas en Venezuela”. Y que La Habana tratará de hacer eso “sin ruido”. Increíble. A esta historia se le ve la hilacha desinformadora. Ese plan es inverosímil sobre todo en estos momentos de gran movilización y desafío político-social contra Maduro, y contra la quinta columna cubana, y en favor del presidente provisional Juan Guaidó.

Nada indica que Raúl Castro y Miguel Díaz Canel hayan llegado a la conclusión de que, según el experto, “no pueden frenar la caída de Maduro y tampoco quieren enfrentarse a Estados Unidos”. Cuba y sus 22.000 agentes en los 24 estados de Venezuela no están solos: cuentan con el apoyo de Moscú y hasta del Vaticano para quedarse en Venezuela un buen rato mediante un proceso confuso para el cual ya están combinando un llamado al “diálogo con la oposición” sobre “la paz y el futuro del país” y hasta “elecciones legislativas anticipadas”, con la movilización del ejército madurista, con el objeto de achicar las manifestaciones, desgastar, aislar y arruinar a corto plazo la estrategia legitimista de Guaidó.

Es enorme lo que Putin y sus aliados han montado en Venezuela. Mediante amenazas y mentiras ellos tratan de impedir que Washington y los países del Grupo de Lima les quiten ese pastel de las manos.

¿Trump realmente está dispuesto a usar todos los medios, tanto diplomáticos como militares, para derribar esa dictadura? Lo dudo. Sin embargo, Trump debería hacerlo sin tardar, como lo piden los propios venezolanos, pues lo que está en juego no concierne únicamente a los venezolanos sino al hemisferio y, en primer lugar, a Estados Unidos. Si Cuba sigue en Venezuela el poder ruso que logró imponerle a Kennedy, tras el episodio de los misiles soviéticos, la concesión de que no derribará a los Castro, habrá ganado una segunda batalla geopolítica aún más espectacular y con efectos más destructivos. El nuevo baluarte totalitario, en un gran país del continente y potencia petrolera, consolidará el bastión agrietado de Cuba y podrá desafiar de manera mil veces más creíble el poder de Washington y reforzar la política ruso-china contra la predominancia estratégica americana.

Para Colombia el riesgo será también descomunal. Si Maduro y el chavismo no son barridos, Rusia y sus aliados se consolidarán y, en ese caso, Colombia se verá en una situación como la que sufrió Polonia en 1939, que fue invadida por la vecina URSS con el argumento de que debía “protegerla del fascismo”, cuando semanas antes Stalin había pactado en secreto con Hitler despedazar y repartirse ese gran país católico. Polonia vivió bajo el yugo del Ejército Rojo durante 50 años. Colombia, en su soledad, quedará bajo la mira de las ambiciones imperiales rusas. Como Finlandia en 1939, 1940 y 1941. Como Georgia y sobre todo como Ucrania tras la anexión rusa de Crimea y la desestabilización general desde 2014.

Colombia no debería olvidar la historia de lo que ocurrió en Europa pues puede pagar muy caro esa ceguera. Como recuerda el primer ministro polonés Mateusz Morawiecki en una entrevista reciente (2), Europa occidental “estuvo a punto de ser invadida por Rusia en 1920, cuando Lenin ordenó al ejército ruso llegar a Berlín y hasta París. Pero los rusos fueron parados en Varsovia con ayuda de una misión especial francesa en la que participó un cierto capitán Charles de Gaulle”.

¿Quién ayudará a Colombia ante esas ambiciones? El presidente Trump es célebre por su juego político impredecible. ¿Tendrá la firmeza de un George Bush padre? ¿Cuba teme otro episodio humillante estilo Granada, cuando Ronald Reagan, en octubre de 1983, envió tropas y derrocó al dictador marxista Maurice Bishop sostenido por Cuba y la URSS? ¿Por eso quiere Cuba sacar sus tropas? ¿Retrasar toda acción decisiva a quién le servirá? A menos de que haya un derrumbe del ejército venezolano no veo factible la evacuación cubana. No veo ningún derrumbe del ejército venezolano, a pesar de los ruidos que van y vienen sobre “alzamientos” y “pronunciamientos” militares. Ojalá me equivoque. Por su parte, el Partido Demócrata americano está jugando un papel negativo. Prefiere que Maduro siga atornillado al poder que ver al presidente Trump triunfando contra Maduro y Putin, como hizo George Bush cuando desbarató con los marines, en diez días, en diciembre de 1989, el tinglado que Cuba y la URSS habían montado en la Panamá del general Noriega. Tal triunfo ayudaría a Trump a ser reelegido.

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Los que se incomodan por la frase del señor Bolton y por la visita a Colombia del general Mark Stammer, comandante del Ejército Sur Norteamericano, deberían reflexionar. No parecen darse cuenta de lo que está en juego. Toda la región está en peligro por culpa del chavismo y Colombia está en primera línea. Buscar el restablecimiento del orden democrático en Venezuela y reconocer, con el Grupo de Lima, al presidente interino Juan Guaidó, como hace en buena hora el presidente Duque, no será un camino de rosas: implica correr riesgos pues el vecino no es un régimen razonable, se cree militarmente sólido y, sobre todo, tiene aliados que emplean la violencia para imponer sus designios. Todo puede ocurrir.

(1).- El ministro colombiano Carlos Holmes Trujillo declaró que “con respecto a la mención a Colombia en el cuaderno de notas que tenía en sus manos el señor John Bolton [“Afghanistan->welcome the talks. 5,000 troops to Colombia”], se desconoce el alcance y la razón de dicha anotación”.

(2).- Revista Politique Internationale, París, N. 162, página 95.

 

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