73 días estuvieron desaparecidos los tres jóvenes de la Comuna 13 hallados muertos en inmediaciones de Altavista.
Frente a ellos ya inertes las lágrimas y los sollozos de las madres detenían el aliento de todos. Era el adiós a Andrés Felipe Vélez Correa, Jaime Andrés Manco Gallego y Santiago Urrego Pérez, otras tres jóvenes vidas que apagó la incesante violencia en Medellín.
Y tal vez a la distancia también lloraban las madres de los verdugos, porque seguramente cuando engendraron esas vidas fue con otras ilusiones, no de que causaran dolor. “Pero las decisiones de pocos le traen dolor a muchos”, como dijo el martes el obispo auxiliar para Medellín, el sacerdote José Mauricio Vélez García, durante la Misa exequial que se realizó en la Catedral Basílica de Medellín.
Es que son hechos que entristecen la vida, que extinguen sueños, que causan sufrimiento, que siembran angustias y amarguras en muchas familias, en madres que extrañan y lloran a sus hijos por siempre, porque el verdadero amor, el puro amor nace de ellas, y no hay razón para hacerlas sufrir hasta ese límite.
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Andrés Felipe, Jaime Andrés y Santiago estaban desaparecidos desde el 18 de septiembre, cuando hombres armados se los llevaron del barrio Belencito, y el pasado viernes sus cuerpos sin vida fueron encontrados sepultados en las afueras de una vivienda abandonada en El Morro, límites entre San Javier y el corregimiento de Altavista.
73 días de vigilia y desvelo para sus familias y las acongojadas madres: Claudia Patricia Correa, Marisol Gallego y Patricia Pérez, quienes apoyadas en la esperanza pudieron soportar la dureza de esa prueba hasta saber de sus hijos.
“Para mí era inconfundible. Aún en su cuerpo se veían claros los 18 tatuajes que tenía, mi nombre junto al de su papá (Adrián), la Virgen de Guadalupe en el pecho, un búho grande, un trébol en cada hombro, la Copa Libertadores en el brazo derecho y en la espalda el escudo de Nacional, su pasión”.
Pasión que también llevaba en su cuerpo Jaime Andrés: “aún se veía en su espalda el escudo del Verde y abajo una frase que decía Por siempre Nacional”, relata su hermana Paulina.
Un momento tan lóbrego pero que para ellas, especialmente para la señora Claudia Patricia Correa, la mamá de Andrés Felipe Vélez, fue de paz, porque al reconocerlo terminó por lo menos la angustia de no saber dónde estaba el segundo de sus tres hijos. Ahora sabe que descansa en paz, y eso le da valor a una madre incluso hasta para expresar gratitud en medio de esa desdicha: “Gracias a todos, a todas las autoridades porque nunca nos dejaron solas, porque no desistieron en la búsqueda, porque nos arroparon en un momento de tanta incertidumbre, a los medios de comunicación porque no callaron nuestras súplicas. Gracias porque por lo menos terminó esa zozobra de no saber dónde estaban”.
Unidas por ese dolor, las tres madres llevaron a sus hijos a su última morada, con el corazón roto pero en el recuerdo con su mejor imagen: la felicidad de los sábados de baile y rumba para Andrés Felipe, la salsa de Rubén Blades y en especial la canción Amor y Control para Jaime Andrés y el ruido de las motos que enamoraba a Santiago.
Así los recordarán, por siempre.
Dos detenidos y dos buscados
Dos personas capturadas y dos más identificadas que son buscadas, es el balance que dejan las investigaciones de las autoridades por la muerte de los tres jóvenes desaparecidos en la Comuna 13 de Medellín: Andrés Felipe Vélez Correa, Jaime Andrés Manco Gallego y Santiago Urrego Pérez.
El alcalde Federico Gutiérrez Zuluaga aseguró que las investigaciones y los esfuerzos por encontrar a los tres jóvenes nunca pararon, y que “según el trabajo de la investigación que avanza y por testimonios que se tienen de parte de la Policía y la Fiscalía, fueron cuatro personas las que produjeron la muerte a estos tres jóvenes”
De estas cuatro personas, apuntó el alcalde, “el mismo 18 de septiembre dos de ellos fueron capturados por otros delitos. Y otras dos personas que están identificadas van a ser capturadas”.
Aseguró Gutiérrez Zuluaga que “estas personas hacen parte de la estructura La Torre” y pidió que “sobre los culpables de estas muertes caiga todo el peso de la ley”.
Por eso, dijo el alcalde, “el llamado a quienes hacen parte de estas estructuras criminales, es que nosotros no vamos a parar en esa lucha que tenemos contra estos desgraciados que no dejan vivir tranquila la gente de nuestra ciudad”.
Y también reiteró el llamado a los “jóvenes que quieren hacer parte de esas estructuras ilegales, o que los están tentando, que no caigan en esas redes, porque el dolor y la tristeza que dejan en la comunidad son inmensos”.
Quieren saber qué paso
Familiares de Julián León Rivera, un joven de 16 años que fue asesinado el pasado 21 de julio en el barrio Castilla, asistieron a la Catedral Metropolitana para pedirle al alcalde Federico Gutiérrez su mediación para que se esclarezca el crimen.
“No sabemos qué pasó. Era un muchacho bueno que no tenía problemas con nadie, pertenecía al Semillero de Paz Heroínas de Amor, por eso estamos esperando que nos digan quién y por qué lo mataron”, dijeron Marlon de Jesús Rivera, tío de Julián, y Marta Macías, representante legal de la Corporación.
“Desde ese momento las autoridades ofrecieron una recompensa de 10 millones de pesos y al comienzo le brindaron apoyo sicológico y jurídico a la familia, pero ya no volvieron y no sabemos qué pasó. Es lo que esperamos saber”, dijo Macías.