En Itagüí Leones, único equipo antioqueño que participa en la Primera B, Luis Amaranto Perea está viviendo su primera experiencia como entrenador.
Luis Amaranto Perea desarrolló casi la totalidad de su carrera como futbolista en el exterior, en la élite. Hoy, con Itagüí Leones, está viviendo sus primeros pasos como técnico, y su premisa es inculcar valores y conceptos a sus dirigidos, labor que, por obvias razones, pretende acompañar con buenas actuaciones y resultados positivos. Perea dialogó con EL MUNDO y evocó sus vivencias en el fútbol profesional y se refirió a su naciente carrera como entrenador.
Amaranto, ¿qué vivencias le dejaron la etapa de futbolista y cuándo decidió ser entrenador?
“Muchas vivencias, he sido un afortunado por haber disfrutado de 15 años en la élite, con momentos buenos y malos, como todo en la vida. Un año antes de retirarme descubrí que me gustaba la dirección técnica. Además me di cuenta que mientras jugaba no tenía idea de fútbol, porque desgraciadamente los jugadores no entendemos el fútbol. El jugador es egoísta, piensa en sí mismo, si juega está contento, por lo demás casi que le da igual, eso genera dificultad para un entrenador. Tenerlos a todos contentos es imposible pero como mínimo, debe generarse un clima agradable”.
¿Y cómo se puede cambiar esa percepción entre los futbolistas?
“El entrenador orienta la parte técnico-táctica, tiene que analizar un montón de situaciones con su grupo de trabajo, es el líder, y hoy sino convences al futbolista de tu idea, es muy complicado. La fortaleza de entrenadores como Guardiola o Mourinho, que manejan jugadores que han ganado todo, es mantenerles el ego equilibrado y las ganas de seguir compitiendo, es el mayor logro que puede tener un entrenador. Hay muchos técnicos que han fracasado con jugadores importantes, pero porque muchas veces nos creemos todavía futbolistas, nos sentimos más importantes que ellos y ahí aparece ese choque”.
¿Cuáles entrenadores lo marcaron?
“No hubo uno en sí que me haya marcado. Creo que al final de todos recoges información, termina uno siendo auténtico pero el fútbol es la forma en la cual yo te convenzo que tienes que hacer algo o jugar de una determinada forma. Víctor Luna, para mí, ha sido un adelantado, pasa que nosotros en Colombia queremos todo para ya y esto pasa mucho en el fútbol base, que el entrenador que más gana muchas veces parece el mejor, pero en el fútbol base hay que enseñar, no sólo ganar. Nos estamos encontrando futbolistas profesionales con unas falencias impresionantes en todo sentido, es importante que un jugador cuando llegue al profesionalismo haya estudiado, el fútbol es de pensar continuamente. Entender el juego es montar una idea y a partir de ahí que los futbolistas tomen decisiones, favorecer la idea”.
En ese sentido, para usted, ¿cuáles futbolistas se destacan por su inteligencia de juego?
“Para mí, Gabi, el último capitán del Atlético de Madrid, es un futbolista que tardó muchísimo en ser el que se convirtió. Quizás estaba en una estructura en la cual la forma de jugar no potenciaba sus habilidades, es un jugador inteligente, técnico, y en nuestra época éramos un equipo más de correr, de lucha, con jugadores que no son de sus características. Hoy, cuando ya maduró, no solamente corre sino que piensa y ahí Gabi marcó la diferencia. Uno se pone a ver y a pensar cómo hace Iniesta para jugar si no es rápido, no es fuerte, no salta… es por su inteligencia, y porque además se encontró una forma de jugar en el Barcelona que lo potenciaba. Del fútbol ahora me parece que Sebastián Gómez es un jugador que con una capacidad técnica y táctica increíble. Con muy poquito absorbe mucho, es capaz de mirar muchos sectores de la cancha y ver hasta cuatro situaciones posibles para resolver, hay jugadores que solo ven una, eso ya habla de un aspecto mental, que eso se tiene o no. La velocidad y la inteligencia mental que tiene Gómez es muy buena, en este corto periodo como entrenador me ha llamado la atención, yo le dije a él que para mí es uno de los jugadores que va a estar muy poco en el fútbol colombiano y si sigue teniendo continuidad y ese rendimiento, va a llegar a la Selección”.
¿Cómo ves al futbolista colombiano de hoy, comparado con la época que partiste al fútbol internacional?
“Mucha diferencia. Pero no quiere decir que haya tenido una evolución extraordinaria. Es cierto que ahora los futbolistas ven más futbol, lo entienden más, tienen terminología de fútbol diferente y eso es un gran avance, nos hemos adaptado a lo que es el futbol mundial, la velocidad, pero seguimos dependiendo mucho de lo individual. Cada equipo tiene uno o dos jugadores que marcan la diferencia, más desde lo individual que desde lo colectivo y dependemos mucho del futbolista y no del colectivo. Quizás en eso hemos avanzado un poco, pero me ha sorprendido porque el año pasado tuvimos jugadores que básicamente estaban en la parte final de su carrera y le costaba mucho entender un concepto. Me sorprende que todavía sigamos viendo jugadores de amplio recorrido que todavía les cuesta identificar, por ejemplo, porqué un control orientado es tan útil como un regate”.
¿Qué recuerda de cada uno de los títulos que consiguió?
“Tuve la suerte de ser campeón en cada equipo en el que jugué. El del Medellín fue extraordinario, increíble porque el hincha no tenía la ilusión de ser campeón, no creía mucho en el equipo y casualidad o no, Víctor Luna en ese momento se enfocó mucho en que el futbolista no tirara el balón para arriba, que entendiera que había que jugar en corto, que entendiera la responsabilidad que tenía, que el futbolista no solamente ve corto sino que también debe ver lejos para analizar todas las situaciones de juego. Era un grupo muy fuerte, también trabajamos la parte mental. Lo del Medellín fue increíble porque nunca había visto tantos hinchas del equipo disfrutando como ese día, se rompió con esa racha de muchos años en la que el equipo no pudo ganar un título. Y a partir de ahí se volvió a ganar, se volvió a competir, el DIM generó un clima de confianza. Lo de Boca es otra historia, llegué muy joven y me encontré con un grupo muy fuerte, me tuve que adaptar a la velocidad, al ritmo que se maneja allá y se me fueron presentando las oportunidades. Me considero una persona mentalmente fuerte, desde pelao siempre he trabajado, vengo de una familia en la que si bien nunca aguantamos hambre, he sido muy autosostenible y siempre me ha gustado valerme por mis propios medios. Cuando llegas a otro país, si no te paras fuerte, no compites y no miras a los ojos, te regresas rápido. Competí, me igualé con ellos, vieron que había en mí un jugador con temperamento y eso hizo que (Carlos) Bianchi muy rápido me pusiera a jugar y que los españoles (Atlético de Madrid) básicamente en ocho meses se fijaran en mí”.
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¿No haber ido al Mundial de Brasil 2014 fue su gran frustración?
“Sí, pero ya está superada. Sería injusto reprocharme por ello. Mi carrera ha sido muy buena como para detenerme a frustrarme por una situación como esta. Es doloroso porque no tenía otra oportunidad, pero al final hay una cosa que es buena e intento aplicar: identificar un problema, automáticamente busqué salir de él, no valía para nada quedarme lamentando, duele pero al día de hoy ya está más que superado”.
¿Qué legado quisiera dejar en Itagüí Leones?
“Ayudar a que sea un club reconocido, que los jugadores que salgan crezcan desde los conceptos, tanto desde la parte individual como colectiva. Está claro que esto va ligado a lo que es ganar, al resultado, pero soy un convencido que cuando se trabaja bien, los resultados terminan llegando”.
¿Qué concepto tiene de Carlos Queiroz, nuevo entrenador de la Selección?
“Me genera muy buenas sensaciones. Dejó en claro que quiere ganar y que siempre va a intentar hacerlo, cuando se pueda jugar bien lo hará y cuando no se pueda tratará de adaptarse a todo, es práctico. Ojalá nos ayude a cambiar en el fútbol colombiano cosas que necesitamos que venga gente de afuera y nos las diga, que generemos un buen ambiente para que no tenga ningún impedimento para exponer lo que sabe”.
En ocasiones se ha mencionado su nombre para integrar el cuerpo técnico de la Selección. ¿Qué piensa al respecto?
“Me genera alegría porque ir a la selección, para los que hemos estado ahí, es algo único. Pero Queiroz es quien debe tomar la decisión, no se le puede imponer nada, no se trata de quedar bien con nadie, se trata de estar trabajando con la gente que uno está convencido que es la gente que te va a responder, a veces por quedar bien hacemos cosas que no sentimos. Si Queiroz cree que alguno de los que estamos acá le puede ayudar, que sea algo porque está convencido. Lo que queremos es que nos ayude a mejorar a crecer, a potenciar a estos jugadores y lo tendrá que hacer acompañado por quien él lo elija”.
¿En qué posición juega y cuáles son las características de su hijo Juan David, que juega en las menores del Atlético de Madrid?
“Mi familia está en España, mis hijos crecieron allá y Juan David llegó desde muy pequeño al Atlético, todo su crecimiento y evolución como futbolista ha sido en ese club. Ya tiene 16 años, edad en la cual comienza la parte más competitiva, está entrenando y aprendiendo los conceptos del fútbol, toda la estrategia que aplica el entrenador para potenciar, no solo al jugador sino al equipo. Él juega de extremo, vino a una selección sub-17 hace poco, creo que está en lista para el segundo microciclo ya con miras al Suramericano en Perú. Es un futbolista que ha crecido mucho, técnicamente es un jugador interesante, físicamente potente, rápido… modestia aparte,considero que es un jugador interesante, esperemos que la vida le sonría, sobre todo que no tenga lesiones, que es a lo que uno más le teme”.
¿Le gustaría que juegue para Colombia?
“Él tiene doble nacionalidad. Hace dos años uno de los profesores míos en el curso de entrenador, que es el seleccionador sub-15 de España, estuvo tentado a convocarlo, pero no se decidió. Juan David siempre ha tenido claro que quiere jugar con Colombia. Pese a que nunca ha vivido acá, siempre ha vivido afuera, lo marcó mucho la fiesta, la energía en los partidos de Colombia en Barranquilla. Siempre ha tenido claro que los colores que quiere defender, si se da la posibilidad, son los de Colombia”.
¿Cuántos hijos tiene?
“Tengo tres. El segundo, Daniel, tiene 13 años y también en las menores del Atlético. Y la pequeña Sara, cuatro años. Nació antes del Mundial de Brasil y al final la vida es muy bonita, porque en medio de la tristeza por perderme el Mundial mi hija estaba recién nacida, y fue donde me refugié para llevar ese momento que era complejo. Ella me dio esa fuerza que no tenía en ese momento por la decepción, y a partir de ahí pude salir de forma rápida de esa mala experiencia”.
Y su esposa, Digna Luz Murillo, ¿continúa compitiendo en el atletismo?
“Lo hace pero es para mantenerse en un poco más en forma. Siempre digo que los atletas son masoquistas (risas)… es muchísimo lo que entrena y te tiene que gustar muchísimo porque es una locura. Ella sigue pegándose esas palizas, aunque ya no compita. Disfruto verla feliz, cuando puedo la acompaño, es una delicia tener una pareja que también esté relacionada con el mundo del deporte, facilita muchísimas cosas”.