Lo que es hoy un excelente negocio para estadounidenses y chinos está a punto de colapsar por una persona que no sabe de celulares, que no sabe de negocios internacionales, que no sabe de diplomacia y mucho menos, de prudencia
Terry Gou es un chino que creó en 1974 una pequeña empresa fabricante de botones para televisores, y es hoy propietario de Foxconn, principal productora mundial de equipos electrónicos, con un millón de trabajadores -no todos “esclavos”–; en su planta de Taiwán se ensamblan los teléfonos de Apple y de Samsung, y se produce la mayor cantidad de partes y de piezas requeridas por esas y otras empresas, como Amazon, Apple, Dell, Google, Huawei, Intel, y Microsoft. Por competitividad y bajos precios de la compañía asiática, un iPhone X, con valor en el mercado de 1.200 dólares, tiene un costo de 370 dólares. Si se diera una guerra comercial entre EE.UU. y China, Apple quedaría en la cuerda floja y Samsung podría ser el gran ganador, mientras que Foxconn perdería un gran cliente, pero conservaría al otro, al coreano, más fortalecido en el mercado global. Y lo que es hoy un excelente negocio para estadounidenses y chinos está a punto de colapsar por una persona que no sabe de celulares, que no sabe de negocios internacionales, que no sabe de diplomacia y mucho menos, de prudencia: Donald Trump, quien propone la gran guerra comercial del mundo, prácticamente desconociendo a la Organización Mundial de Comercio, OMC, la cual se ocupa de las normas que rigen el intercambio entre países y vigila para que no regresen las viejas prácticas proteccionistas. Mientras están nerviosos los productores de celulares, quizás en algún lugar de EE.UU. un orgulloso nacionalista, de voluminosa “barriga”, larga barba, y una cerveza Corona en la mano, descansa sobre su preciosa motocicleta Harley Davidson, sin saber que, por culpa de su presidente, quizás las próximas Harleys dejarán de producirse en Wisconsin o Pennsylvania, para ser importadas desde Tailandia, y ello por culpa de unos aranceles que nuestro amigo no sabe en qué consisten, por una disputa comercial entre EE.UU. y la Unión Europea por el tema del acero sobre la cual, él jamás ha oído. No sabe tampoco nuestro obeso motociclista que tendrá probablemente que dejar de consumir su cerveza preferida pues es mexicana, y que su hermosa camiseta con el águila, que proviene de China, no la encontrará al mismo precio en su tienda preferida. Celulares y motos son dos entre miles de productos que se afectarían por las restricciones al comercio adoptadas por los Estados Unidos, no solo en contra de China y la Unión Europea, sino también de India, Canadá, y México, además de amenazas a Japón en relación con el intercambio de vehículos. ¿Cómo descartar que mañana decida Trump cobrar impuestos a las importaciones de productos colombianos, con el argumento de que poco hace el presidente Duque por la eliminación de cultivos de coca?
El enfrentamiento más importante hasta el momento se ha producido con Pekín, y según expertos, podría afectar ese comercio bilateral en una porción de 700 mil millones de dólares. Hace un mes fracasaron las conversaciones para solucionar el conflicto, y por ello Trump decidió aumentar los aranceles a muchos productos chinos cuyas compras suman 200 mil millones; los asiáticos harán algo similar, o peor, y es apenas el comienzo. Pero ha surgido otro gran conflicto que deteriora aún más las relaciones chino-estadounidenses: el gobierno de EE.UU. incluyó a Huawei en su lista negra de empresas que no pueden negociar con entidades estadounidenses, y por ello Google “suspendió” relaciones con el segundo productor mundial de smartphones. Pero recuerden ustedes que Trump es un “mago” de las posverdades, de los “hechos alternativos”; se asegura que este ataque contra Huawei no es otra cosa que un intento de impedir su avance hacia el dominio en el mundo gracias al 5G, con 20 enormes contratos ya garantizados, y tres años de ventaja que se dice le lleva a las empresas estadounidenses.
Para terminar, el presidente Trump anunció que por “pasividad” del gobierno mexicano respecto a la migración ilegal hacia los EE.UU., este mes se aplicará un arancel de 5 por ciento a los productos importados de México, que se aumentaría gradualmente hasta llegar al 25 por ciento en octubre. En 2018 los mexicanos exportaron hacia EE.UU. 345.000 millones. Pero lo curioso es que los principales afectados por las anunciadas restricciones son empresas estadounidenses, con los siguientes renglones: vehículos (115 mil millones), maquinaria (82 mil millones), y equipos médicos (8 mil millones). También las mexicanas, por supuesto, con sus legumbres y aguacates, por ejemplo. Y vendrán nuevos muros.