En Colombia los estudios geológicos en su mayor parte estuvieron originalmente orientados hacia la minería; sólo a principios de la década de los 70 del presente siglo, con el auge del sector hidroeléctrico, aparece la ingeniería geológica.
Los estudios geológicos en nuestro país, con registro histórico documentado, se iniciaron en la Colonia y primeros años de la República principalmente con las misiones científicas de La Condamine, la Expedición Botánica y con las exploraciones de Humboldt y Boussingault. Con la creación en Medellín de la Escuela de Minas en 1887 empiezan a aparecer estudios geológicos de científicos colombianos, en especial de los ingenieros Tulio Ospina y Juan de la Cruz Posada, quienes se habían formado como ingenieros de minas en la Universidad de California-Berkeley. En 1917 se creó la Comisión Científica Nacional y en 1940 el Ministerio de Minas y el Servicio Geológico Nacional. En 1941 en la Escuela de Minas se fundó la carrera de Ingeniería de Petróleos y Geología bajo el liderazgo de los ingenieros Gerardo Botero, Hernán Garcés, primer geólogo colombiano con doctorado y Alejandro Delgado. A finales de la década de los 50 se creó la carrera de Geología y Geofísica en la Universidad Nacional-Sede Bogotá y más tarde empiezan a aparecer programas similares en varias universidades regionales.
En 1963 con el apoyo de la Agencia Internacional para el Desarrollo y el Servicio Geológico de los Estados Unidos, inicia labores el Inventario Minero Nacional (IMN) y empieza a sistematizarse la cartografía geológica nacional, empresa esta que se consolida con el Ingeominas, el instituto que sustituyó al IMN, hoy transformado en el Instituto Geológico Nacional.
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Tal como lo anota el geólogo Armando Espinosa en su ensayo “”Historia de las investigaciones geológicas en Colombia a partir de la segunda mitad del siglo XIX”, el surgimiento de la geología en Europa fue un proceso puramente científico no ligado a la minería, aunque con beneficiosos aprovechamientos por esta industria y por las obras de infraestructura. En Colombia, país con una gran vocación minera, los estudios geológicos en su mayor parte estuvieron originalmente orientados hacia la minería y sólo a principios de la década de los 70 del presente siglo, con el auge del sector hidroeléctrico, aparece la ingeniería geológica.
Los estudios geológicos en la Nueva Granada nacen con La Expedición Franco-Española La Condamine-Ulloa, realizada entre 1735 y 1743. Aunque estaba guiada hacia la astronomía, La Expedición cubrió todos los campos de las ciencias naturales, en especial la geología con aportes tales como el descubrimiento del platino, la fundación de una nueva ciencia conocida como gravimetría y los primeros estudios geológicos de las regiones recorridas (Cartagena, Panamá-Guayaquil y Quito). La Expedición estaba conformada por los científicos franceses Charles La Condamine, Pierre Bouguer y Louis Godin y los españoles Antonio de Ulloa y Jorge Juan. La obra fundamental de La Expedición está compilada en el libro “Relación histórica de un viaje hecho por orden de su Majestad a América Meridional” (publicado en Madrid en 1749), con los resultados de los estudios geodésicos realizados, objetivo principal de la misión, pero además incluyó un capítulo sobre las riquezas minerales de la Provincia de Quito, para esa época adscrita a la Gobernación de Popayán. Otra de las principales publicaciones de La Expedición titulada “Noticias Americanas”, contiene referencias adicionales a las investigaciones realizadas, entre las cuales se registra la cartografía geológica del río Magdalena, completada más tarde por el sabio Francisco José de Caldas, así como algunas observaciones paleontológicas sobre moluscos fósiles. La Expedición La Condomine-Ulloa fue una la empresas científicas símbolo de La Ilustración y uno de sus grandes aportes científicos fue la comprobación, mediante mediciones geodésicas, de la forma achatada del globo terráqueo.
La Expedición Botánica, dirigida por José Celestino Mutis, es el siguiente acontecimiento científico que hay que reconocer por su contribución al conocimiento de la geología de la Nueva Granada. Mutis quien había llegada a la Nueva Granada a finales del Siglo XVIII como Director de Minas del Virreinato, a lo que sumó el manejo de sus propias empresa mineras y metalúrgicas, entre las cuales estaban la mina de plata Santa Ana en Mariquita y la mina de cobre El Sapo en las cercanías de Ibagué. Al ser nombrado mas tarde Director de la Expedición Botánica, Mutis fue reemplazado como director de minas por el también español Juan José D´Eluyer, a quien se le reconoce como autor de uno de los primeros estudios de ciencia geológica pura realizados en el Virreinato, producto de su inspección a las minas de Muzo; como aportes a la ciencias aplicadas de D´Eluyer se cuentan los estudios sobre metalurgia de la plata y sobre la explotación de las minas de sal en Zipaquirá y de esmeraldas en Muzo.
Entre los investigadores que hicieron parte de la Expedición Botánica hay que destacar a nuestro sabio Caldas, sin duda el primer científico neogranadino que se interesó por la ciencia geológica y por la promoción de los estudios mineralógicos en nuestro territorio, un verdadero primer inventario minero nacional, tal como lo propuso en 1809 en el Semanario del Nuevo Reino de Granada. Entre los legados de Caldas se tienen la complementación del mapa geológico del Río Magdalena y el descubrimiento de nitratos en Antioquia.
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Sigamos con el gran Alejandro von Humboldt. Durante su viaje al Nuevo Mundo, Humboldt permaneció en Venezuela entre los años 1799 y 1800. En casi un año de exploraciones recorre parte de la Orinoquia y la Amazonía, donde realiza observaciones en casi todos los campos de las actuales Ciencias de la Tierra, lo que lo amerita como el primer geólogo en Venezuela. En el Nuevo Reino de Granada, durante su viaje a Santafé de Bogotá cartografió la geología del río Magdalena, trabajo publicado en 1814 donde se incluye el estudio de Caldas, atrás mencionado. En la sabana de Bogotá el prusiano hizo interesantes observaciones geológicas sobre la estratigrafía de los cerros de Guadalupe y Monserrate, pero su mayor conocimiento de los Andes lo obtuvo durante su viaje entre Santafé de Bogotá y Quito, cuando se aplicó principalmente al estudio de los majestuosos volcanes que coronan las cordilleras andinas. Una parte de sus estudios sobre la geología americana los publicó Humboldt en 1807 bajo el título “Física general y geología”, donde muestra la gran importancia del vulcanismo y de la tectónica como configuradores de la corteza terrestre, rompiendo así con el neptunismo sostenido por su maestro Abraham Werner.
Avancemos con los estudios sobre los yacimientos del mineral de hierro en el actual Departamento de Boyacá, realizados por los científicos Mariano Eduardo de Rivero y Ustáriz y Jean-Baptiste Boussingault, peruano el primero y francés el segundo. Rivero estudió en la École royale des mines de París donde conoció a Humboldt, quien lo recomendó al gobierno colombiano para dirigir la primera escuela de minería de Santafé de Bogotá, donde contó entre otros con la asistencia de Boussingault. Según el periódico El Eafitense (Edición 106) Rivero y Boussingault recorrieron el norte de América del Sur en apoyo a las exploraciones científicas que promovió el libertador Simón Bolívar; como uno un de los productos de sus exploraciones se encuentra el documento titulado “Memoria sobre diferentes masas de hierro, encontradas en la cordillera oriental de los Andes”, publicado en 1823, que se conserva en la Sala de Patrimonio Documental de la Universidad Eafit. El estudio incluye un análisis de los diferentes tipos de mineral de hierro que se encuentran en la cordillera oriental de los andes colombianos, en especial en el actual Departamento de Boyacá con el yacimiento minero que dio origen a la Siderúrgica de Paz de Río en la década de 1950. Boussingault, entre otros aportes científicos legados a nuestro país, es reconocido por sus estudios de los volcanes y su contribución al desarrollo de la minería.
Dejemos nuestra historia en este punto, con mi promesa de seguir con los trabajos de Emile Grosse en la región carbonífera antioqueña durante las dos primeras décadas del Siglo XX, así como con algunos de los aportes de geólogos nacionales al conocimiento de nuestro territorio.