Los libros escogidos para leer, tanto en temas como en estilo, en seriedad y autoridad, deben servir para integrar nuestro ser; para crecer interiormente.
María del Rosario Romero Contreras es una historiadora nacida en Bogotá, catedrática, investigadora y periodista. Pero además, es poetisa, y de su producción me llega su libro Relámpagos que recoge ciento seis poemas escritos entre 1971 y 2017. De ella dice, la también destacada poetisa, Mara Agudelo, al hacer la presentación del libro: “No es posible adivinar cómo le robó tiempo a sus compromisos profesionales para escribir cronológicamente sus vivencias poéticas…., esta escritora sabe hallar el lenguaje en la naturaleza, en los gorjeos, en la cuna, en la voz y la guitarra, en las nanas, en su asombro…”.
Patricia Roberts, poetisa natural de Arequipa, Perú, nos enruta la lectura, diciendo en el prólogo: “Su estilo (el de María del Rosario) es coloquial, directo, franco y muy variado. El pulido y rico vocabulario evoca en imágenes, realidades concretas…
Leo despacio algunos de los primeros poemas del libro, y siento que en la musicalidad exigida (el ritmo) por la poesía, no hay ninguna nota falsa. En otros, descubro sus hondos sentires que van del recuerdo a la nostalgia pasando por inocultables desencantos.
La mayoría de estos poemas son descriptivos más que narrativos, y desde allí empiezan a manar las nostalgias, las evocaciones, las añoranzas… Unas pocas gotas irónicas dan sabor humano a algunos de sus versos: los seres buenos, cuyos “crímenes tienen aureola”.
Algunos relámpagos:
“El tiempo no se detiene / pasa tan veloz la vida, / sin que un anhelo se llene, / sin que se cierre una herida /…
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“Todo es cuestión de tiempo, / de noche o alborada. / Todo es cuestión de ausencia: / recuerdos y palabras. / Todo es cuestión de espacio, / nuestro lapso es la vida. / Todo es cuestión de azares / de muerte y esperanza”.
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Un poema realista-naturalista, casi existencialista, para un borrico que acaba miserablemente su existencia; ¿hay ahí sarcasmo, dolor existencial, conmiseración?….:
“Eras cadáver de mirar con asco / por tu piel ya verdosa de agonía. /
A un lado del asfalto, sin gemidos, / respirabas tu muerte muy despacio. /… Eras un abandono con cuatro sucias patas, / eras la soledad con dos largas orejas, / eras un desamparo desfalleciendo débil, / eras una amargura solitaria y sin fuerzas. ….
¡Como tú borrico / morimos esa tarde! / A la vista de todos / y nadie se dio cuenta".
Pienso que el excelso poeta cartagenero Luis Carlos López habría aplaudido con entusiasmo poético, irónico y humano este poema.
Es una de las extrañas memorias noveladas, escrita por el sudafricano John Maxwell Coetzee, nacido en 1940 y Premio Nobel de Literatura en 2003. Es catedrático, traductor, lingüista y crítico literario. Profundo conocedor del inmenso escritor ruso Dostoievski, sobre el cual tiene una cátedra en la Universidad de Chicago.
Verano, escrita en 2009 y traducida por Jordi Fibla, es la tercera parte de su autobiografía ficticia: Escena de una vida de provincias; novela introspectiva, evocadora. Los personajes recuerdan y cuentan...
Vincent, un inglés, quiere hacer una biografía a base de entrevistas, suponiendo ya muerto a J. M. Coetzee. La primera reacción del lector (que aún no adivina que Coetzee se aubiografía falsamente), es rechazar ese retrato del autor, esa descripción que de él hacen las mujeres de su novela, entre ellas: Julia, la amante; Margot, la prima, quienes lo consideran un hombre torpe, poco amable, nada afectuoso, de carácter esquivo, enigmático.
El marco temporal de esta novela es el Apartheid. El marco espacial: África.
(Apartheid: “Separación”. Segregación racial, especialmente la establecida en la República de Sudáfrica por la minoría blanca).
Unos conceptos de Coetzee:
1. “Si Jesús se hubiera rebajado a hacer política podría haberse convertido en un hombre clave de la Judea romana, un gran negociador. Precisamente porque era indiferente a la política, e hizo patente su indiferencia, lo liquidaron. Cómo vivir tu vida al margen de la política, y tu muerte también: ese fue el ejemplo que dio a sus seguidores”. (p. 18, primera edición en Debolsillo: abril, 2011).
2. “Los seres humanos jamás abandonarán la política, porque esta es demasiado conveniente y atractiva como un teatro en el cual representar nuestras emociones más innobles…. que abarcan el odio, el rencor, el despecho, los celos, el deseo de matar y así, sucesivamente. En otras palabras, la política es un síntoma de nuestro estado de degradación y expresa ese estado”. (p. 220)
Los libros escogidos para leer, tanto en temas como en estilo, en seriedad y autoridad, deben servir para integrar nuestro ser; para crecer interiormente; para adquirir una visión clara y precisa del mundo, del ser humano; para adquirir una concepción profunda de la vida y entender el compromiso de trascender.