Serpa, Gaviria, Cristo, de la Calle y Llano siguieron apoderados del Partido Liberal y excluyendo a una nueva generación que seguramente emigrará hacia otras opciones partidistas.
El Congreso Nacional Liberal del pasado viernes 29 de septiembre parecía una de esas convenciones de hace 20 o 30 años.
Casi los mismos personajes, las mismas decisiones, la misma maquinaria partidista que le cierra el espacio a nuevos liderazgos, seguramente para obtener en las próximas elecciones las mismas grandes derrotas.
Fue tan parecido al pasado que volvió a ocurrir la añeja ruptura con el galanismo. Comenzando la década de los años ochenta Luis Carlos Galán creó la disidencia del Nuevo Liberalismo y con ella llevó a la derrota liberal por la Presidencia en 1982.
El motivo para esa fractura de ese entonces, como el de ahora, es el mismo: la democratización ciudadana de las decisiones internas de partido, que en otras palabras no es más que la realización de una consulta popular y no de maquinarias.
En los ochenta esa lucha la encarnó Galán y ahora lo hace su hijo, quien ante la tumba de su padre proclamó su retiró del Partido Liberal, pero no de la mentalidad liberal del pueblo colombiano al que acudirá para insistir en la carrera hacia la Presidencia.
“Me declare en rebeldía contra las maquinarias del partido representadas por sus actuales dirigentes. Creo firmemente en la necesidad que tiene el Partido Liberal de renovarse, de modernizarse, de ser incluyente y progresista, lo que abandonó en un momento de su historia que ha hecho que muchos liberales se hayan desencantado del partido, se hayan retirado de él y están hoy en lo que yo llamo el gran liberalismo que es mayoritario en Colombia, el cual tenemos que recuperar. Mantendré mi aspiración presidencial ya no por el Partido Liberal, buscaré otros caminos y otras opciones, dedicaré unos días a la reflexión, pero no voy a claudicar, insistiré en ser candidato para representar a ese gran liberalismo que ha defendido las causas de la gente y no las de las maquinarias”.
Esta despedida del delfín político se las dijo a EL MUNDO en el mismo momento en que César Gaviria Trujillo era ungido a punta de aplausos jefe del Partido Liberal en el Congreso de esa formación.
Galán rechazó participar en la consulta partidista del 19 de noviembre, a la que fustigó como una consulta de maquinarias y en un día frío, y defendió en todo momento la realización de una consulta más amplia y paralela a los comicios para el Congreso en marzo del 2018.
A la vieja maquinaria roja le costó muy caro su terquedad, pues no solo perdió a Galán, sino también a Vivian Morales, para reducir a cuatro su abanico de precandidatos, pero todo muy orquestado a la candidatura de Humberto de la Calle.
La designación de Gaviria Trujillo no es ninguna sorpresa y novedad, como lo hace notar el analista político Carlos Arias.
“Nunca César Gaviria se ha ido del Partido Liberal, este partido siempre ha estado al amparo del expresidente. Sigue siendo su jefe natural de los últimos diez años, es el que manda y el que decide y en ese sentido va a terminar excluyendo a figuras nuevas que vienen empujando regional y nacionalmente”.
Así las cosas, los liberales comenzaron su campaña al rojo vivo.
El parlamentarista veedor del Partido Liberal, Rodrigo Llano, se entrometió en el Congreso de las Juventudes, originando una total división y enfrentamiento entre la sangre joven del partido.
Las mayorías querían darle aplicación a los estatutos de 2002 y las minorías aplicar arbitrariamente los estatutos de 2011 amparados en el supuesto fallo de la Corte Constitucional, que no ha sido notificado.
Y sin quórum cien jóvenes de 456 eligieron la codirección, la secretaría y el delegado joven al IPL.
Las mayorías rechazaron esa elección por ilegítima que será demandada y la actitud parcializada del veedor.